Pooles: auge y caí­da del gran demonio de la agricultura argentina

Pooles: auge y caí­da del gran demonio de la agricultura argentina
Por Florencia Pulla
ACTUALIDAD - 25 de Septiembre, 2013

Pocas veces Cristina Kirchner había sonado tan indignada. Invitada a hablar en la cumbre de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), levantó su dedo acusador contra quienes consideraba eran responsables por la crisis alimentaria mundial.Corría el año 2008, y la TV mostraba desórdenes y caos social en diversos países, como consecuencia de la abrupta suba en los precios de los alimentos. Como contracara de esa situación, la Argentina vivía una fractura social como consecuencia del "conflicto del campo".Aludiendo a ambos temas en su discurso, Cristina puso en el primer plano mundial al que parecía el nuevo villano de estos tiempos: el pool de siembra.Decía: "En la Argentina, un pequeño ahorrista con 16.000 dólares obtiene una renta del 30 por ciento en dólares cuando lo pone en un pool de siembra. Se trata de una situación inusitada en el mundo actual. Vemos, entonces, cómo estos movimientos de capitales especulativos se trasladan ante la incertidumbre de los bancos por las crisis hipotecarias, a activos más fijos, más tangibles, como pueden ser los productos agrícolas".Con su crítica, Cristina estaba elevando al pool de siembra a una nueva categoría: ya no se trataba apenas de un modelo de negocio (por otra parte, desconocido para quien no tuviera vínculo directo con el campo), sino un nuevo jugador social, protagonista de la cultura y la economía.Casi como una versión moderna de la legendaria United Fruit, los pooles de siembra empezaron a consolidarse en el imaginario colectivo como una entidad poderosa y voraz, capaz de hacer fluctuar violentamente los precios agrícolas y poner en riesgo "la mesa de los argentinos". El halo de misterio (casi nadie conocía sus nombres ni veía en TV a sus directivos) fomentaba esa idea de una agricultura deshumanizada.La virulencia de las críticas era tal que podía compararse con la que se hacía a multinacionales como Wal-Mart en Estados Unidos que, al hacer pie en pequeños pueblos, liquidaba las posibilidades del pequeño comerciante de competir. La amenaza del nuevo agro-villanoEn realidad este nuevo villano no era otra cosa que un fondo de inversión, dedicado a reunir partes desperdigadas de la cadena productiva -desde la financiación hasta el arrendamiento de maquinaria agrícola, desde la aplicación del know-how genético hasta la logística comercial-. En vez de concentrar en un negocio verticalmente integrado, reunía en forma temporaria a varios actores especializados, nucleados bajo la figura de un coordinador. Hasta ahí, no había tantos motivos para la demonización, pero la parte polémica venía por el hecho de que estos fondos siempre trabajaban sobre tierras de terceros, en régimen de alquiler.Curiosamente, los mismos dirigentes agropecuarios que peleaban con el gobierno argentino por su política de retenciones a la exportación de soja, coincidían con Cristina en dirigir su odio contra los pooles de siembra, a quienes acusaban de promover una "agricultura sin agricultores" y concentrar en pocas manos el negocio agrícola."En la última década se viene aplicando en materia agropecuaria una reforma agraria al revés. Por este camino, podemos tener producción, pero sin gente", decía Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria, que pedía cambios legislativos para limitar el accionar de estas instituciones."Hoy estamos luchando para tener una nueva ley de arrendamientos, una norma que promueva el arraigo de los jóvenes en el interior, un proyecto para frenar los desalojos de campesinos y otros instrumentos que apuntan a frenar el actual proceso de concentración", afirmaba.Esas iniciativas legislativas no llegaron a prosperar. Sin embargo, los dirigentes rurales no deberían preocuparse: al final, los pooles de siembra entraron en crisis y el porcentaje de tierra cultivada por terceros en tierras arrendadas (que había llegado a un 60 por ciento del total) está en fuerte declive.También Cristina Kirchner debería mostrar alivio: la rentabilidad de los fondos que invierten en soja ya está muy lejos de aquel alto margen que ella describió en su discurso ante la FAO. Hoy, muchos de aquellos inversores obtienen del campo una renta no muy distinta que la que se puede lograr con el alquiler de un departamento.Lo que llama la atención es que, después de tantas advertencias, esta aparente derrota económica y cultural del pool de siembra no está provocando alivio ni festejo por parte de sus detractores. La especulación con los precios sigue tan vigente como siempre, la concentración agrícola en grandes jugadores se sigue acentuando, y nadie parece estar particularmente contento. La retiradaEl punto de inflexión fue el anuncio de que El Tejar, la firma más emblemática de este modelo de negocios, dejaría de trabajar en campos arrendados y pasaría a cultivar sólo en tierras propias, ante la pérdida de rentabilidad.Fundada en 1987 por un grupo de productores de Saladillo, esta firma creció junto con el negocio sojero y en 2007 se asoció a fondos de Estados Unidos y Gran Bretaña, a quienes vendió el 75 por ciento del capital. Inició un período de expansión regional, que la llevó a ser la firma con mayor área sembrada en el mundo, con un millón de hectáreas.Pero en la Argentina los números no cerraban, por lo que decidió focalizarse en el mercado brasileño. Y los analistas creen que, lejos de tratarse de un caso aislado, será el inicio de una tendencia."Algo parecido le sucede a los pequeños emprendedores agropecuarios. Muchos dejarán de alquilar solo porque el riesgo es muy alto. Hay que invertir mucho dinero para una inversión a cielo abierto y escasa posibilidad de ganar dinero", argumenta Salvador Di Stefano, consultor influyente en la zona sojera de Santa Fe y Córdoba.Más que apuntar a una crisis del modelo propiamente dicho, destaca los problemas de la economía local.

"Se mudan a Brasil porque no tiene retenciones pero también tiene más crédito y tasas a niveles más accesibles. En Argentina, la presión tributaria es elevada, no hay crédito para el emprendedor sin capital o tierra y las tasas son elevadas. En Brasil hay un mejor clima de negocios y más escala", agrega.Vale un dato para ilustrar el alcance de los cambios: Gustavo Grobocopatel, bautizado por la prensa como "rey de la soja", se reunió hace unas semanas con la Presidenta para ratificar inversiones de $ 400 millones para la compra de Agrofina, una empresa de agroquímicos, en lo que intenta ser una movida del empresario para levantar un pie del sector primario y orientarse hacia los agroinsumos y la industria vinculada a la cadena de valor agropecuaria. ¿La wiki-economía incumplió su promesa?Al final, ¿debe concluirse que el gran villano de la agricultura no era tan malo ni tan grande como parecía?Todavía no está claro si la actual crisis de los pooles de siembra es pasajera o permanente. Ni si lo que falló es el modelo en sí mismo o si el problema fue el "clima de negocios" argentino.En todo caso, llama la atención que -más allá de los problemas económicos del país- haya entrado en riesgo un modelo de negocios que no sólo hizo fortunas sino que hasta había sido catalogado como el futuro de los negocios.En el momento de auge de los pooles, había economistas que afirmaban que se trataba de la aplicación del esquema colaborativo de la "wiki economía", donde muchos actores independientes formaban un proyecto sobre una base flexible, aplicando cada uno su expertise.{noticias-relacionadas}"En el caso del agro, resulta de la coordinación entre el dueño de la tierra, los productores con su tecnología y experiencia, los financistas, los técnicos, los productores de semillas, insumos y máquinas, y un largo etcétera", afirmaba Enrique Szewach, titular de Evaluadora Latinoamericana. Y agregaba que este modelo "permite, además, atomizar el riesgo, en particular el climático, al poder abarcar distintos campos y no estar concentrado en un solo campo o una sola región. Esta coordinación sólo es posible dadas las nuevas tecnologías".¿Entonces, qué falló?Aún es temprano para una respuesta definitiva, pero empieza a quedar en claro que, como suele ocurrir en estos casos, hubo mucho de mito en torno de estas organizaciones. Y, seguramente, hubo exageración tanto por parte de los detractores como de los defensores."Lamentablemente, son pocos los casos de pools de siembra que sigan el formato de wiki-negocios, porque requieren de un alto grado de confianza entre los participantes y eso no sucede", afirma Ricardo Hara, director del programa de Agronegocios de la Universidad Di Tela.Para este investigador, la búsqueda de una mayor eficiencia a través del volumen y de la gestión profesional sigue siendo un objetivo deseable. Pero los pooles no han resultado el instrumento adecuado."La escala puede lograrse a través de alguien que tenga mucho, pero también de la asociación de muchos que tengan poco bajo un formato de trabajo en red", afirma, y plantea el esquema asociativo de Producciones Agrarias Asociadas como ejemplo de gestión "win-win".Claro que el tamaño no siempre resultó un sinónimo de buena gestión ni de acceso a facilidades financieras."El sistema es complementario del de los pequeños productores. De hecho, muchos pooles están compuestos por los mismos productores. La mayoría no cuenta con financiación de fondos externos y necesitan aumentar su escala asociándose", señala Ernesto Ambrosetti, economista jefe de la Sociedad Rural.Y se lamenta de que los pooles hayan sido estigmatizados como enemigos de la actividad económica en el interior: "Un 77 por ciento de los gastos e inversión de los pooles se realizan en los pueblos cercanos a la producción", argumenta.Pero la crítica más típica que se escucha entre los expertos es que los pooles pueden haber sido víctimas de su propia fama. Las noticias sobre los grandes retornos de los fondos agrícolas terminaron atrayendo a gente que desconoce el negocio, lo cual llevó a decisiones erróneas."Todo modelo económico que busque integrar a varias partes donde cada uno hace lo que mejor sabe es muy bueno. Pero las decisiones que tiene que tomar el pool de siembra deben ser agronómicas sobre la tierra, y no financieras", advierte Di Stefano.Aun con todas las dificultades, los expertos del sector creen que es prematuro dictaminar el fracaso final de los pooles. Y ponen como prueba el hecho de que, en el resto de la región, sigue vigente este esquema colaborativo que busca ganar en escala."Los grandes grupos han decidido diversificar sus inversiones destinando parte de ella a Brasil, Paraguay y Uruguay, al presentarse un escenario poco amigable para invertir en nuestro país y un mayor riesgo ante políticas que traban las exportaciones e intervienen los mercados", justifica Ambrosetti.El tiempo dirá cuál de las partes tenía razón. Lo cierto que es que, hoy, el campo argentino sigue con sus problemas de siempre pero se quedó sin su villano favorito.

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