El Gran Canal de Venecia podría cambiar su imagen tras un trágico accidente
Venecia asoció con barcos durante siglos, pero un trágico accidente de góndola desató estupor y podría cambiar la cara del Gran Canal, el más famoso de los más de cien que surcan la ciudad.
Joachim Vogel, un profesor alemán que paseaba en góndola con su familia, murió el 17 de agosto debido a una colisión con un "vaporetto", uno de los muchos ferries que atiborran la ciudad de las 118 islas, informó AFP.Dos gondoleros y tres conductores de las embarcaciones quedaron bajo investigación después de la tragedia. Una delegación de gondoleros, en tanto, asistió al funeral de la víctima en Alemania el viernes.El fatal accidente provocó tensiones entre ambos grupos y reabrió el debate sobre el tránsito en "La Serenísima", como se conoce a la emblemática ciudad, construida en una laguna.Para el gobernador de la región de Venecia, Luca Zaia, el tráfico naval ilustrado en las pinturas del siglo XVIII debería pertenecer al pasado. "Tengo bien presentes los cuadros de Canaletto con el Gran Canal lleno de navíos. Pero hoy en día, no hay sólo botes de remos, sino también barcos motorizados; es necesario hacer compatibles las diferentes exigencias y necesidades", sostuvo.Hachís y cocaína en la sangre del gondoleroEl alcalde de la ciudad, Giorgio Orsoni, propuso, por su parte, la introducción de normas para limitar el tráfico en el canal más famoso del mundo."Lo que ocurrió fue probablemente el destino, pero también hay un problema de regulación, más aún en el intenso tráfico del Gran Canal", afirmó al presentar días atrás un plan de 26 puntos. La propuesta prevé la prohibición de paseos en góndola en las horas punta de la mañana y la reducción del número de transbordadores y embarcaciones privadas en circulación.Orsoni quiere implantar también controles de alcohol y drogas a los gondoleros, tras el hallazgo de hachís y cocaína en la sangre del que conducía la góndola que llevaba a Vogel y su familia.En el accidente, que aún está siendo investigado, el "vaporetto" al parecer maniobró para evitar la góndola, pero chocó con otro, parado en un muelle cerca del famoso puente de Rialto, en el Gran Canal.El tráfico en esa vía registra una media de 3.000 barcos diarios, alcanzando picos de 4.000 algunos días.Bordeado de palacios construidos entre los siglos XIII y XVIII, el Gran Canal es una imagen icónica que inspiró a poetas y artistas desde tiempos inmemoriales. Pero el tráfico en uno de los destinos turísticos más populares del mundo fue un problema desde mucho antes de este último accidente. A principios de este año, el canal fue cerrado durante un día para verificar el daño de los barcos motorizados en su cauce y para reducir la contaminación del aire y el agua que éstos generan."Tiene que haber más seguridad"Símbolos de Venecia desde el Renacimiento, los gondoleros conforman una comunidad muy unida y un atractivo turístico, aunque un poco caro, con sus tradicionales baladas y sus camisetas a rayas.Los gondoleros buscan ahora defender su reputación e incluso organizaron una manifestación con sus estrechos barcos negros para protestar contra el aumento del tráfico a motor. En Facebook, uno de ellos llegó a desear a los conductores de ferries, "una muerte lenta y dolorosa", lo que provocó una demanda de la asociación de chóferes de "vaporetto".Nicola Falconi, el principal representante de los gondoleros, afirma que la rivalidad tradicional entre los dos grupos se puso "fea" desde el accidente. "Estamos tratando de calmar la situación y crear las bases para la convivencia con ACTV", la empresa que transporta a residentes y turistas a través de las islas de la laguna veneciana, remarcó."Se ha roto el equilibrio y todos tenemos que dar marcha atrás para reinstaurarlo", indicó por su parte el director de ACTV, Luca Scalabrin, en referencia no sólo a gondoleros y conductores de ferries, sino al conjunto de la población.Interrogados por la AFP, varios turistas admitieron estar conmocionados aún por el accidente. "No reservamos una góndola por el accidente", aseguró Reinolf, de 45 años, un turista alemán de vacaciones con su mujer y dos hijos. Para Jed, de Jordania, "pasear en una de esas góndolas o barcos es muy bonito, pero pienso que tiene que haber más seguridad".