Murió Mandela, nace el mito: la vida del luchador preso por 27 años que llegó a ser presidente
El ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela murió este jueves a los 95 años en Johanesburgo, informó el presidente del país africano, Jacob Zuma.
"Esta nación ha perdido un gran hijo", dijo el mandatario tras anunciar el fallecimiento del Premio Nobel de la Paz, tras meses de agonía por padecimientos de salud.
"Lo que hizo grande a Nelson Mandela fue precisamente lo que le hizo humano. Vimos en él lo que buscamos en nosotros", dijo. "Queridos sudafricanos: Nelson Mandela nos unió y unidos lo despedimos", añadió.
El estado de salud del expresidente de Sudáfrica era crítico desde el pasado 8 de junio, cuando fue ingresado en dicho hospital por una infección pulmonar y conectado a un respirador artificial. Aunque en ocasiones experimentó leves mejorías, Madiba no pudo finalmente superar la enfermedad.
Mandela contrajo problemas respiratorios durante los 27 años que pasó detenido en las cárceles del 'apartheid'.
Preso, presidente y mitoLa cárcel supuso un antes y un después en la vida de Nelson Mandela y en la historia de todo un país. Pasó encerrado 9.855 días, 27 años, por querer ser libre siendo negro en un país dominado durante siglos por los colonos blancos de origen holandés (los afrikáner) contra la población negra de este territorio.
Nelson Rolihlahla Mandela (Mvezo, 18 de julio de 1918) lo tuvo claro muy pronto. Su camino se cruzó con el de la lucha por la igualdad cuando acababa de comenzar sus estudios.
Fue en la universidad de Fort Hare, la única para negros de su país en aquel momento. Allí conoció a Oliver Tambo, con quien fundaría pocos años después, en 1943, la liga juvenil del Congreso Nacional Africano. Fueron los primeros pasos de un hombre que cambió un país y tocó en el alma de todo el mundo.
Ese primer contacto se tornó en un sinfín de protestas y actos de desobediencia civil para poner fin a la segregación racial del apartheid, según un artículo de El Huffington Post.
El apartheidSi bien la discriminación racial fue efectivamente practicada en Sudáfrica durante siglos por los colonos blancos de origen holandés (los afrikáner) contra la población negra de este territorio, el apartheid no fue legalizado sino hasta 1948, fecha en la cual empezó a tomar forma jurídica al ser respaldada por leyes promulgadas a tal efecto. Estas fueron algunas de las regulaciones implantadas en los años 50:
- Los negros no podían ocupar posiciones en el gobierno y no podían votar excepto en algunas aisladas elecciones para instituciones segregadas.
- Los negros no podían habilitar negocios o ejercer prácticas profesionales dentro de las áreas asignadas específicamente para los blancos.
- El transporte público era totalmente segregado, tanto en trenes, buses, aviones, o inclusive los taxis de las ciudades.
- A los negros no les estaba permitido entrar en zonas asignadas para población blanca, a menos que tuvieran un pase emitido por la policía. Los blancos también tenían que portar un pase para entrar en las zonas asignadas a los negros.
- Edificios públicos tales como juzgados u oficinas de correos, disponían de accesos diferentes para blancos y negros.
Las principales consecuencias de esta situación fueron:
- Las áreas asignadas a los negros raramente tenían electricidad o agua.
- Los hospitales también eran segregados: los hospitales para los blancos tenían la calidad de cualquier nación desarrollada, mientras que los asignados a los negros estaban pobremente equipados, faltos de personal y eran muy pocos en relación a la población que servían.
- La educación superior era de un costo casi imposible de abonar para los negros.
Más allá de la acción pacíficaEl partido de Mandela lanzó el Programa de Acción en 1949. Ese proyecto contemplaba el llamamiento a la huelga general, no cooperación y desobediencia civil, entre otras acciones de protesta no violenta.
El texto además contaba con demandas sociales contra el sistema de segregación racial establecido por el Gobierno blanco, que aplicó un regímen clandestino de tortura y fue responsable de crímenes de lesa humanidad contra la población negra.
El pacifismo del líder sudafricano se agotó el 21 de marzo de 1960 con la masacre de Sharpeville. La Policía disparó indiscriminadamente a una multitud de manifestantes. Murieron 69 personas. Después de ese suceso, tras meses de reflexión, Mandela decidió aceptar la lucha armada y asumió la jefatura del brazo armado del Congreso Nacional.
La incesante lucha de Mandela contra un Gobierno que se negaba a igualar el estatus de los ciudadanos negros y blancos fue lo que irremediablemente le llevó a prisión. Y aunque consiguió esquivarla en un primer juicio acusado de alta traición en 1961, lo que posteriormente iban a ser cinco años se convertirían en 27.
Apresado y encarcelado en 1963, Nelson Mandela fue juzgado junto a otros nueve acusados por sabotaje e intentar de derrocar al Gobierno. Este juicio pasaría a la historia como Rivonia (por la localidad donde se celebró).
Pese a enfrentarse a la pena de muerte, no flaqueó, es más, se reafirmó en sus ideales. Sus últimas palabras frente al tribunal el 20 de abril de 1964 se inmortalizaron:
"Luché contra la dominación de los blancos, y luché contra la dominación de los negros. Soñé con la idea de alcanzar una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con las mismas oportunidades. Este es el ideal por el que quiero vivir y espero alcanzar. Pero si fuese necesario, sería un ideal por el que estaría dispuesto a morir".
Mandela fue condenado a cadena perpetua el día 13 de junio de 1964. Pasó a ser el preso 466/64 del penal de la isla Robben.
La reclusión que lo cambió todoDespués de dos décadas de incesante activismo, el Congreso Nacional Africano (CNA) puso contra las cuerdas al apartheid. Sin embargo, la prisión lo cambió todo. Desde su celda, en el terrible centro de Robben, ese hombre del clan Madiba nacido a orillas del río Mbashe, que aguantaba con estoicismo las torturas y animaba a sus los otros reos a seguir viviendo, comenzó a convertirse en el principal símbolo de la resistencia negra en Sudáfrica.En sus años de prisión perdió a su madre y a un hijo. No pudo asistir a ninguno de los dos funerales. Demasiado tiempo encerrado en condiciones deplorables, sin apenas visitas ni cartas. En un arrebato de cordura y para no terminar de perder la cabeza por su situación, Mandela comenzó a estudiar Derecho en una universidad a distancia británica.
En 1982 fue trasladado a otra prisión donde algo menos dura, la de Pollsmoor, en Ciudad del Cabo. En ese nuevo centro, el reo que ya se acercaba a las dos décadas de reclusión, comenzó una serie de comunicaciones secretas con sus carceleros. Fue el principio de las negociaciones que ocho años después le llevarían a la libertad, no sólo a él, sino a todo un país. En 1991 el Gobierno suprimió toda la legislación que sustentaba el apartheid.
Sobrevivió a las torturas, a la mala alimentación, a la tuberculosis y por fin, el 11 de febrero del 90, a sus 72 años, Mandela fue puesto en libertad. En 27 años encarcelamiento cambió su estrategia y su máxima pasó a ser la conciliación.
De la resistencia al GobiernoEn abril de 1994 se celebraron las primeras elecciones post-apartheid. Mandela, líder del Congreso Nacional que fue legalizado años antes, resultó elegido Presidente de Sudáfrica con el 62,6% de los votos. Formó un Gobierno mixto, instauró una nueva bandera con muchos colores para representar la diversidad del país e impulsó la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, que se fundamentó en la Ley para la Promoción de la Unidad Nacional y la Reconciliación, sancionada en 1995.
Los defensores de la reconciliación argumentan que los juicios permitieron el esclarecimiento de desapariciones y otros delitos que hubieran quedado en la oscuridad de otro modo, así como que facilitó que las víctimas recibieran indemnizaciones y reconocimiento por su sufrimiento.
Sin embargo, los críticos de la "justicia restaurativa" denuncian que de esa forma se proporcionó impunidad a criminales confesos que, al no pasar por la cárcel, podían caminarlibremente por la vía pública y cruzarse con las víctimas de sus tormentos.
En el plano económico, Mandela abandonó la consigna de la nacionalización de las minas y de sectores estratégicos de la economía, tal y como recogía la Carta de la Libertad. El CNA aceptó responsabilizarse de una vasta deuda heredada del apartheid. Se abandonó el impuesto sobre el patrimonio a la riqueza para financiar proyectos de desarrollo, y a las empresas nacionales e internacionales, que se habían enriquecido gracias al apartheid, y se les perdonó cualquier reparación económica.
En ese contexto, el gobierno de la reconciliación adoptó medidas presupuestarias austeras. Se puso en práctica una política de libre comercio y se abolieron todas las formas de protección arancelaria, en línea con el consenso de Washington.
Para 1999, Mandela ya entonces era un anciano y tras ganar sus segundas elecciones, decidió retirarse de la política activa, aunque no abandonó su labor internacional. Además de funcionar como moderador en los conflictos armados, impulsó su lucha por terminar con la pobreza y dar voz a los enfermos de sida. De hecho, en 2005 comunicó la muerte de otro de sus hijos debido a esta enfermedad.
Finalmente, en 2004, y tras haber superado su cáncer de próstata, Mandela anunció que quería "jubilarse de la jubilación", poniendo fin a su vida pública. Tras eso el afamado líder se ha dejado ver en las celebraciones de sus cumpleaños rodeado de su familia, en ocasiones especiales como entregas de galardones o, incluso, en el Mundial de Sudáfrica.
Mandela junto a Winnie Madikizela, más conocida como Winnie Mandela. Fue su segunda mujer, se casaron en 1958 y se divorciaron en 1996 a causa de escándalos políticos. Antes estuvo casado catorce años con Evelin Ntoko Mase, que falleció en 1957, según informó El Huffington Post.
Sudáfrica post apartheidPese al fin del apartheid, millones de sudafricanos negros continúan actualmente viviendo en la pobreza (cerca del 23% según el Banco Mundial), en parte a causa de los problemas heredados del régimen del apartheid y debido también a que los gobiernos post-apartheid han tenido las manos atadas en los temas económicos, los cuales durante la transición fueron gestionados casi exclusivamente por los miembros del gobierno saliente.
La esperanza de vida ha pasado de 61 años en 1994 a 52 en 2010, mientras que los ricos han aumentado tanto su riqueza que Sudáfrica tiene el mayor coeficiente Gini del mundo, que mide la desigualdad económica dentro de un país, según datos del Banco Mundial. Una gran parte de la población no tiene un acceso adecuado a agua corriente, electricidad, educación o sanidad mientras ve cómo la nueva élite negra usó el poder para enriquecerse, según informó El País.
Ese es el caso de Cyril Ramaphosa, uno de los líderes del CNA en la negociación que trajo el fin del régimen racista. Hoy, Ramaphosa es un hombre de negocios multimillonario y forma parte del consejo de administración de Lonmin, la empresa británica dueña de la mina de Marikana.
Otro caso es el de Khulubuse Zuma, sobrino del actual presidente, Jacob Zuma, y Zondwa Mandela, nieto de Nelson Mandela. Los jóvenes Zuma y Mandela eran los administradores de la mina de oro Aurora y fueron acusados de no pagar a los trabajadores y de enriquecerse mediante la venta de activos de la mina. Los liquidadores expulsaron a su empresa de la mina y está en marcha un proceso judicial contra ellos.
De esta forma los blancos perdieron el control político pero mantienen sus privilegios económicos. Aunque la economía está más diversificada, la exportación de oro y diamantes sigue siendo la fuente de ingresos más importante del país. Actualmente el gobierno de Sudáfrica está también empeñado en realizar una reforma agraria para aliviar la tensión social y las desigualdades raciales.
La reforma consiste en la devolución de tierras por parte de los blancos a los negros, a los cuales se las arrebataron en la época colonial (cerca de un 80% de las tierras cultivables aún están en manos de los blancos). Pero avanza con lentitud: menos del 10% de las tierras han sido devueltas, por lo que el Gobierno decidió obligar a los blancos a vender las tierras por un precio razonable o expropiarlas en un corto período.
La alarmante ola de criminalidad (50.000 homicidios por año, proporcionalmente, 8 veces más que en EE.UU.) y la nueva legislación creada por el CNA, que prohíbe a los blancos ocupar ciertos puestos de trabajo, ahora reservados a los negros, empujaron a miles de blancos a abandonar el país.
Los movimientos blancos, que todavía reivindican aspectos del apartheid, denuncian que ahora ellos son los discriminados. Sin embargo, lo cierto es que las estadísticas revelan que son los negros los que siguen siendo de largo las víctimas de robos y asesinatos.
De acuerdo con la base de datos CIA-Worldfactbook, Sudáfrica es el tercer país con más desempleo del mundo (48,2%), así como con más personas con Sida (más de cinco millones).
Además, la violencia sexual se ha vuelto viral, pues el tema se ha recrudecido a partir de un video que en abril de este año mostraba la violación en masa de una joven de 17 años. Según datos de Médicos sin Fronteras, una mujer es violada en el país cada 26 segundos.
Sumado a ello, la xenofobia creció desde el 2008 contra inmigrantes ilegales de países vecinos en conflicto, como Mozambique y Zimbabwe. La brutalidad policial se recrudeció, pues el Centro de Estudios de Violencia y Reconciliación publicó en su reporte anual de 2011 que la policía tiene mucho que ver con estos conflictos, tanto por responder lentamente como por supuestas torturas contra líderes de protestas sociales.
Zuma, actual líder del CNA, un político que fue acusado de corrupción y violación (cargos que fueron retirados), es presidente de Sudáfrica desde el 9 de mayo de 2009, cuando fue elegido por la Asamblea Nacional después de que su partido obtuviese el 70% de los votos en las elecciones.
El 17 de agosto del 2012 se produjo una masacre de mineros de Lonmin, en Marikana, quienes reclamaban mejores condiciones de trabajo, fueron asesinados por un grupo de policías armados con fusiles automáticos y ametralladoras, pereciendo en el incidente 34 trabajadores mineros, siendo la peor masacre desde el fin del Apartheid.
En Sudáfrica, se estima que el 50% más pobre recibe sólo el 7,8% de la renta nacional. Mientras que el 83% de los sudafricanos blancos se encuentra entre el 20% nivel superior, sólo el 11% de la población negra se sitúa al mismo nivel.