Dos funcionarios de Aduana no declararon una posada en Buzios de u$s7,5 millones

Hace pocos meses, habrían vendido el inmueble a un empresario brasileño. Habrían adquirido los terrenos a mediados de los años `90
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 09 de Noviembre, 2014

Dos funcionarios de la Aduana están sospechados por no haber declarado una lujosa posada en Buzios, Brasil. 

La primera pista la dio la Justicia de ese país. El gobierno federal demandó a la sociedad CAMEY por falta de pago de impuestos.

Esta sociedad fue constituida el 24 de abril de 1998 para poder construir y habilitar una lujosa posada de 26 habitaciones en la exclusiva playa João Fernandes. En los registros societarios locales, según el diario Clarín, aparecerían varios argentinos y hasta una empleada doméstica brasileña, a quienes utilizaron como testaferros.

Los verdaderos dueños serían Damián Manuel Sierra (55), un alto funcionario de la Aduana que está en pareja con la ex titular de ese organismo, Silvina Tirabassi, y Gerónimo Oscar Salvi, también con varias décadas en esa repartición.

Seis meses después de constituirse CAMEY, un empleado de Salvi, Ricardo Carballo, habría comprado la mayoría de las acciones. Y la mujer de Salvi, Manuela Elizabeth Schivmerini, aparece mencionada en uno de los juicios contra CAMEY.

Salvi también habría sido demandado por la Municipalidad de Buzios por no pagar impuestos. El proceso arrancó en 2009 y llegó a tener una amenaza de ejecución del inmueble.

Pero el entramado societario no se termina ahí. Además de CAMEY, habrían creado la sociedad DAOS (por las iniciales de sus dueños) junto a familiares de ambos. Utilizaron a una hermana, a un primo y hasta la madre de uno de ellos.

Ninguna de las sociedades habrían sido declaradas por ambos funcionarios de la Aduana, según se desprende de sus últimas declaraciones juradas.

La historia se remonta a mediados de los ‘90, en pleno menenismo, cuando pagaron 120 mil dólares por tres terrenos. La operación se hizo en una inmobiliaria de dueños argentinos.

El resto del dinero lo destinaron a la obra, que quedó en manos de arquitectos argentinos. Al poco tiempo, la posada se hizo popular en la Aduana y el negocio fluía. Salvi y Sierra hasta daban notas en medios locales para promocionar las bondades del lugar. Cuando viajaban a Buzios, un destino elegido por miles de argentinos, vivían en una casa ubicada a pocos metros de la posada.

Pasaron muchos años hasta que una simple demanda judicial por falta de pago de impuestos desnudó la maniobra.

Hace pocos meses, Sierra y Salvi habrían vendido la posada a un empresario brasileño. Los detalles de la operación se mantienen en secreto, pero según fuentes inmobiliarias del lugar, la posada cuesta más de 7,5 millones de dólares (20 millones de reales). Muy lejos del patrimonio que ambos declaran. En la declaración jurada de 2013, Sierra dijo tener apenas $776 mil. Y Salvi poco más de $1.406.000, incluyendo una cuenta con u$s60 mil.

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