Mitos y verdades sobre la pasión y la muerte de Jesucristo

Es un misterio que, cada tanto, se reabre y vuelve a ser un tema de debate. Hasta se cuestiona si, realmente, llevó la cruz. Aquí algunas respuestas 
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 03 de Abril, 2015

El cine ha contado la Pasión y Muerte de Jesucristo en numerosas ocasiones. Una de la más polémica, sin duda, fue La Pasión de Cristo de Mel Gibson, cuya dureza le valió al film el calificativo de antisemita por una parte de la comunidad judía.

Sin embargo, las dudas sobre lo que sucedió en aquellos días siempre se reabre y hasta se cuestiona si Jesús realmente existió.

Semana Santa suele ser el momento de los grandes debates, y en esta oportunidad una serie de expertos de fisiología, historia y Sagradas Escrituras, intentan revelar los mitos y verdades que rodean la Muerte y Resurrección de Jesús.

¿Jesús existió realmente?En la investigación en Historia Antigua se suele decir que "testis unus, testis nullus". Es decir, que disponer sólo de una evidencia sobre un acontecimiento es como no disponer de ninguna. No es este el caso de Jesús de Nazaret.

Además de los Evangelios, que también son un documento histórico, hay noticias de Jesús en fuentes contemporáneas tanto latinas -romanas, por tanto- como, naturalmente, judías y en ambas, además, con la firma de autoridad de historiadores antiguos.

Entre las primeras, y además de las noticias de Suetonio, que alude a Cristo en la Vida de Claudio o de Plinio el Joven, que habla sobre aquél en la correspondencia que mantuvo con Trajano, destaca la noticia del libro decimoquinto de los Annales de Tácito, la obra histórica de más reputación metodológica del mundo romano.

En ese libro Tácito, a propósito de la inculpación de los cristianos en el incendio de la Roma de Nerón, habla de Jesús como juzgado por Pilato y condenado a muerte y crucificado en la época del emperador Tiberio, explican los investigadores consultados por ABC.

Además, el erudito griego Luciano de Samósata, ya hacia el siglo II d. C. habla de Cristo como un personaje histórico. Entre los autores judíos y además de en el Talmud, las Antigüedades Judaicas de Flavio Josefo -que escribe hacia los años noventa del siglo I d. C.- transmiten la noticia del proceso de Jesús que, además, ha sido estudiado como perfectamente ajustado -en todos sus pormenores- a la jurisprudencia y al Derecho provincial romanos.También Poncio Pilato, el procurador de Judea que juzga a Jesús, está bien documentado epigráficamente y no hace mucho se descubrió una inscripción en Caesarea Maritima que alude a su intervención en la construcción de un templete dedicado al culto a Tiberio, al culto imperial, en el teatro de dicha localidad.

Y el Nuevo Testamento aporta mucha información sobre la vida cotidiana en tiempos de la presencia romana en el territorio de Palestina e, incluso, sobre la cultura material de la época lo que concede validez histórica a todo su material.

Así opinaron Santiago Santidrán Alegre, catedrático de Fisiología; Francisco Varo, profesor de Sagradas Escrituras, y Javier Andreu, Profesor Titular de Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Navarra, según una investigación de ABC.

El oscurecimiento de la tierraOtra de las grandes teorías que hace siglos se debate es si, cuando muere Jesús, se produce un terremoto y se oscurece la tierra

Según los expertos, la cultura antigua en general, y la romana en particular -pero también el pueblo judío- era profundamente supersticiosa y con un gran peso de los símbolos. Cualquier personalidad distinguida en la Historia iba precedida de una serie de augurios y prodigios que acompañaban su nacimiento y su muerte, los llamados auguria y los llamados omina.

En el caso de Cristo, el Nuevo Testamento habla de los temblores de tierra subsiguientes a su muerte y de las tinieblas que cubrieron la Tierra durante unas horas.

Efectivamente, existe una noticia histórica, fruto de un historiador judío, un tal Thallus, que escribió hacia el año 52 d. C., que, en una obra suya histórica hablaba de este terremoto y de estas tinieblas subsiguientes relacionadas con un eclipse solar. 

El episodio del eclipse es también estudiado por historiadores romanos ya más tardíos como Tertuliano, del siglo II d. C., o Eusebio de Cesarea, ya del siglo III d. C., que lo ubica exactamente en el año 32/33 de la era actual y dice que fue especialmente intenso en Oriente afectando a ciudades como la célebre Nicea.

La búsqueda del cadáver de JesúsEs otro de los grandes misterios, pero algunas investigaciones demuestran que en los años noventa se publicó el material recuperado en una tumba del Jerusalén oriental, en la que se hallaron pruebas, una de ellas con la inscripción hebraica "Jesús, hijo de José", que puede verse en el Museo de Jerusalén.

A partir de ese descubrimiento se ha querido entender que ese recinto albergó los restos del propio Cristo y de otros miembros de su familia.

Sin embargo, los problemas que plantea la onomástica de esa inscripción y de otras localizadas han abierto una notable polémica respecto de la relación existente entre esas sepulturas y el episodio del Santo Entierro. Además, las tempranas noticias que existen sobre la basílica del Santo Sepulcro invitan a desestimar, también, aquélla identificación.

Por otro lado, en cuanto a la distancia que tenía el camino de Jesús hasta el Calvario, es un tema que no se sabe con certeza.

Se desconoce dónde estaba Pilato cuando le llevaron a Jesús para que lo condenase a muerte. Según unos autores estaría alojado en el palacio de Herodes, y según otros en la Fortaleza Antonia para vigilar más de cerca la explanada del Templo en aquellos días de Pascua, en que se concentraba mucha gente llegada desde lejos a Jerusalén.

En cualquier caso, la distancia de ambos lugares al Calvario es de unos 500 metros. Si se cuenta desde el Huerto de los Olivos, en que fue prendido, para luego ser llevado a casa de Caifás, después a Pilatos, a Herodes, y finalmente al Calvario, el recorrido sería de unos 4 kilómetros en total.

En cuanto al traslado que habría realizado Jesús del travesaño de la cruz -la parte horizontal de la cruz- camino del Calvario, o la cruz entera, tampoco hay certezas.

"Por el modo en que se crucificaba ordinariamente, parece más posible que sólo llevase el travesaño y que al llegar al lugar, una vez fijadas las manos al travesaño, fuera alzado sobre el poste vertical", explican los expertos en la investigación de ABC.

La hora de la muerte de cristo es otro misterio. El Viernes Santo los cristianos rememoran ese momento a las tres de la tarde.

Según los Evangelios (Mateo 27,45; Marcos 15,33; Lucas 23,44 y Juan 19,14) Jesús estuvo en la cruz de la hora sexta (las doce) a la hora nona (las tres), en que murió. 

Sin embargo hay certezas en cuanto al día, que fue un jueves. "Las fechas de las celebraciones litúrgicas coinciden con los relatos evangélicos, según los cuales la última cena fue la noche anterior a la muerte de Jesús, por la tanto, el jueves", explican los investigadores.

Luego, se confirma, muere el viernes por la tarde y lo depositan en el sepulcro (1º día), su cuerpo pasa todo el sábado en el sepulcro (2º día) y resucita en las primeras horas del domingo (3º día). Este es el modo de contar los días (no se trata de días completos en el sepulcro, sino de días en los que estuvo -al menos unas horas- en el sepulcro)

Los clavos en las muñecasSi hay una imagen fuerte en la historia de Cristo, esa es la de los clavos totalmente atravesados en sus manos.

Por documentos históricos, tanto de escritores cristianos como paganos, y por los hallazgos arqueológicos de crucificados en la Palestina de la época del Señor, es razonable pensar que primero clavaran los dos brazos al tablero horizontal que cargó durante el camino al Calvario.

Además, se conocen el tamaño y la forma de los clavos de hierro que solían emplear los romanos para la crucifixión. Largas pirámides cuadrangulares, con amplia base de retención, también cuadrada.

Los clavos eran guiados entre el radio y los huesos del carpo, o entre las dos filas de huesos del carpo. El clavo podía pasar perfectamente entre los elementos óseos y no producir ninguna fractura. Pero posiblemente, la herida perióstica era extremadamente dolorosa (periostio es la membrana fibrosa adherida a los huesos, que sirve para su nutrición y renovación).

Con los brazos estirados pero no en forma tirante, las muñecas, no la palma de las manos, eran clavadas al patíbulo. Se ha demostrado en experimentos con cadáveres, que los ligamentos y los huesos de la muñeca pueden soportar el peso del cuerpo suspendido.

La agonía de Jesús duró desde aproximadamente las 12, 1 o 2 AM de la noche del jueves (el canto del gallo, referencia horaria del Evangelio es hacia las 3 am). La Agonía del Huerto, comienzo físico de la Pasión, debió suceder poco tiempo antes hasta las 3 PM del viernes siguiente.

Por otro lado, en cuanto a las causas de la muerte, la evidencia histórica y médica indica que fue antes de que le perforasen su costado, apoyando la visión tradicional de que la lanza penetró entre sus costillas y atravesó probablemente no solo el pulmón derecho, sino también el pericardio y el corazón.

"Posiblemente, Jesús murió por asfixia directa por compromiso de músculos respiratorios -posicional y de multicontusiones- e indirecta, secundaria a insuficiencia cardiaca. Es también altamente posible que concurriera una situación de edema pulmonar agudo debido a la insuficiencia cardiaca instaurada por la hipovolemia y posibles arritmias", comentaron los expertos al medio español.

La insuficiencia cardiaca también sería la causa de edema -derrame- en los "espacios virtuales" pleurales y pericárdicos (taponamiento cardíaco), el cual podría explicar la salida de "agua" después de sangre, tras la lanzada del centurión.

Por último, y en cuanto a la Sábana Santa de Turín y la de Oviedo,  la fe católica no dice nada acerca de la autenticidad de las reliquias. "Es una cuestión que está abierta a la investigación científica, y cada uno puede pensar lo que le parezca más razonable a la luz de los datos que se tengan. En el caso de la Sábana Santa de Turín y el Sudario de Oviedo parece que tanto los estudios históricos como el análisis de los lienzos inclina a pensar que pueden ser verdaderas reliquias", finalizaron los expertos.

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