Chico 10: el novio de Miranda Kerr tiene 25 años y una fortuna de u$s1.500 M

El creador de Snapchat, Evan Spiegel, aparece como el multimillonario más jóven del planeta, según el ránking de la revista Forbes
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 19 de Julio, 2015

Algunos nacen con una estrella, otros estrellados. Evan Spiegel sin dudas está dentro del primer grupo. El creador de Snapchat saltó a la fama cuando le negó una oferta millonaria a Mark Zuckerberg, pero en los últimos días fue reconocido como el multimillonario más joven del planeta y flamante novio de la super modelo Miranda Kerr.

Con 25 años supo conquistar el corazón de la ex Victoria Secret, que tiene siete años más. La diferencia de edad no le importa a Spiegel: su fortuna de 1.500 millones de dólares y su exitosa compañía valuada en 19 millones, son su respaldo. Y más ahora, que el joven emprendedor ocupa un lugar que más de uno de sus coetaneos desearía: aparece como el millonario más joven en el ránking que elabora la revista Forbes.

Nació rico y lo es aún más. Primer hijo de dos abogados prestigiosos de Los Angeles, California, que facturaban varios millones de dólares por año, Evan pasó su infancia en la lujosa zona Pacific Palisades. Como él mismo diría más adelante, vivían en "una burbuja". Para las vacaciones solían ir en helicóptero a esquiar a algún exclusivo resort de Canadá y también eran frecuentes los viajes a Europa en familia, los veranos en playas a las que llevaban su chef personal y las membresías exclusivas en clubes de tenis.

Cuando tenía 16 años aprendió a conducir y su primer auto es la envidia de cualquier joven que se lanza a esa aventura: un Cadillac Escalade. Justo por esa época, tras 20 años de matrimonio, sus padres se separaron. Evan, que estaba finalizando la secundaria, se hizo famoso por sus fiestas, aunque también lo acompañaba cierta fama de nerd desde que había construido su primera computadora en sexto grado.

Tenía intención de ir a la Universidad de Michigan, pero finalmente se decidió por Stanford. Allí ingresó en el Programa de Diseño de Productos y un año más tarde se mudó a la casa de la fraternidad Kappa Sigma. Este tipo de asociaciones son algo bastante habitual en las universidades estadounidenses e implican crear hermandades que se ayuden durante y después de los estudios.

En el mismo piso que él pero en el otro extremo vivía Bobby Murphy, estudiante destacado en Matemática y Ciencias de la Computación. "No éramos cool", dijo Murphy a Forbes. "Así que tratamos de construir cosas para serlo, agregó.

En esa etapa, Spiegel llamó la atención de Scott Cook, de la compañía Intiut. Esto, según el sitio Entrepreneur no fue casual: el estudiante seguía una cuidadosa estrategia para poder conocer y llamar la atención de gente con notorias influencias como el ejecutivo de Google Eric Schmidt y Cook. Lo cierto es que este último, tras escucharlo intervenir en una clase, decidió contratarlo para un proyecto que transmitía información desde la web a través de SMS en India. De todos modos, Evan tenía otros planes: un emprendimiento propio y multimillonario. Así que puso sus energías en ello.

En verano de 2010, cuenta Forbes, ambos jóvenes desarrollaron un software con un gran potencial para ayudar a padres y estudiantes a manejar las solicitudes de ingreso a la universidad. "Terminó siendo un sitio increíble con todas las funciones, pero tenía como cinco usuarios", recordó Murphy.

Faltaba poco para que todo cambiara. Y como en tantos otros emprendimientos exitosos, el punto de partida fue una experiencia personal. Otro hermano de la fraternidad, Reggie Brown, fue al cuarto de Spiegel a contarle sobre una foto que deseaba no haber enviado. Y dijo algo así como: "Me gustaría que hubiera una app para enviar fotos que desaparezcan".

Ahí estaba la idea central de Snapchat, una aplicación en que las fotos, videos y dibujos se destruyen entre uno y diez segundos después de haberlos enviado (el tiempo que es controlado por el usuario que las manda).

La primera versión se llamó Picaboo y se estrenó hace exactamente cuatro años. No logró despegar; un par de meses después solo tenía cientos de usuarios. Evan estaba lejos de darse por vencido. Es más, abandonó sus estudios (le faltaba poco para terminarlos) y se mudó a lo de su padre para en el -infaltable- garaje para dedicarle días y días enteros al proyecto y que se volviera exitoso. En ese momento, un cambio de nombre forzoso los favoreció: Picaboo se volvió Snapchat luego de que una compañía le reclamara a los jóvenes por la propiedad intelectual del nombre.

A todo esto, Snapchat estaba por despegar: los adolescentes lo descubrieron y comenzaron a utilizarlo. Atrás vinieron las críticas de que la app era usada fundamentalmente para sexting (enviar imágenes de contenido erótico), que fueron y son descartadas por la compañía: señalan que se usa a todas horas del día, en contextos variados y que la gran mayoría de los usuarios son mujeres. Lo cierto es que se usa y mucho: en 2014 se enviaban a través de Snapchat 700 millones de fotos y videos por día.

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