Leopoldo Luque cuenta cómo vivió la Selección el golpe militar del '76

Fue una de las grandes figuras del Mundial '78 que consagró a la Argentina como el mejor equipo del mundo."Hubiera querido ser campeón en democracia", dijo
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 21 de Marzo, 2016

El día que recibieron la noticia del golpe de Estado, la selección argentina había tenido un triunfo y había mucha felicidad en el vestuario. En cuestión de segundos todos cambió, y la vivencia la relató Leopoldo Luque, uno de los jugadores, en primera persona.

"Estábamos cenando, muy contentos, viviendo una alegría bárbara. El jugador de fútbol está feliz cuando gana, y sobre todo cuando gana un partido como el que acabábamos de jugar. De pronto apareció José María Muñoz (los periodistas comían aparte), habló con Menotti, y luego con nosotros. Primero nos felicitó porque hacía mucho tiempo que una selección argentina no ganaba dos partidos seguidos en una gira internacional, y ahí nomás nos dio la noticia del golpe".

-¿Recordás cómo se los dijo?-Nos dijo que en Argentina había habido un problema bastante grave, que habían derrocado a nuestra presidenta.

-¿Cómo reaccionaron ustedes?-Nos miramos entre nosotros, y debemos haber puesto unas caras tales, que enseguida nos aclararon que todo había sido pacífico. El primero que se levantó fue Mario Kempes. Salió llorando y todos nos fuimos detrás de él. Nos metimos en una habitación. Yo sentía una gran angustia, creo que era la que sentíamos todos.

Estábamos muy lejos, con toda la familia en la Argentina. Nos desesperamos por hablar por teléfono, y en esa época las comunicaciones no eran nada sencillas: había que pedir la llamada y esperar. El primero que habló fue "el Loco" Gatti, y su mujer le confirmó que no había violencia. Nos tranquilizamos, en especial yo, porque mi mujer, Silvia, se había ido a vivir esos días con Nacha, la esposa de Gatti. Y así seguimos la gira.

Leopoldo Jacinto Luque vive en la actualidad en Mendoza. El 24 de marzo de 1976, el golpe lo encontró en Polonia. Esa tarde, había integrado el equipo argentino que le ganó a la selección local por 2 a 1, que en el Mundial de Alemania, dos años, antes, había conseguido el tercer lugar. Era todo un hito deportivo, que se sumaba a la victoria conseguida tres días antes en la nieve de Moscú contra la entonces Unión Soviética (gol de Kempes).

Fue una larga gira de casi 40 días. "Nos fuimos con un gobierno democrático. Incluso, hubo una especie de despedida que autoridades le hicieron al equipo (hay políticos que son medio cholulos). Cuando volvimos, había más soldados que en una guerra. Todo estaba lleno de controles".

El goleador había comenzado a trepar hacia la cúspide de su carrera. Nacido en Santa Fe, en 1949, comenzó a jugar en Unión y al cabo de destacarse, en septiembre de 1975 pasó a River Plate. La gira europea de 1976 fue su gran oportunidad, y la que lo llevaría al Mundial '78, en el que marcó algunos de los más decisivos y emocionantes goles.

"Mi familia era peronista, y los domingos solía acompañar a mi abuelo a la unidad básica. Pero cuando sos jugador de fútbol mirás hacia adelante, no a los costados. Y adelante tenía un Mundial. Estaba en un gran momento, haciendo lo que me gustaba. Además siempre fui un enfermizo del fútbol, eso que me decían que tenía que hacer para rendir más yo lo hacía".

Luque sostiene que no accedió a ninguna información de lo que estaba sucediendo más allá de la superficie.

"Me llegó la versión de que el holandés Johan Cruyff no venía al Mundial como protesta por lo que estaba pasando. Pensé que se trataba de una de esas artimañas para desconcentrarnos y sacar ventajas. Los primeros relatos los tuve en una gira con River a España, y nos fueron a saludar al hotel Piero, Marilina Ross y Horacio Guarany. Nos contaron por qué se habían tenido que ir. Después, en 1979, cuando jugamos en Suiza la revancha contra Holanda, me enteré de un par de cosas más".

Fue jugador hasta entrado 1984, y luego, director técnico (pasó por Belgrano). Suele ser convocado a dar charlas sobre su experiencia como integrante de un equipo exitoso. Es habitual que alguien se acerque y le diga: "Perdón, hay algo que le quisiera preguntar". Y que él responda: "Si ya sé: ¿qué pasó en el partido con Perú?".

"Me resulta chocante que alguien diga que Perú fue para atrás. Nadie nos dijo nada. Nadie me dijo: ‘Tirate en el área que cobran penal'. O: ‘Andá por la izquierda, por la derecha o por el medio que se puede pasar'", relata al diario La Voz del Interior.

Esa noche, conoció a la junta militar (Videla, Massera y Agosti). "Estábamos como locos en el vestuario. De pronto entraron y se pararon en la puerta. Se hizo silencio, claro. Nos felicitaron; levantaban el pulgar de la mano. ‘Hemos llegado a la final, el pueblo está contento', nos dijeron. Después los volvimos a ver en el vestuario de la final, cuando éramos campeones".

El Mundial le dejó profundas marcas. "Una vez dije que me hubiera gustado salir campeón en democracia. Y así es. Nos hubieran reconocido mejor. Hicimos un gran sacrificio: estuvimos cuatro meses concentrados".

Los que lo vieron recuerdan su golazo contra Francia: esa noche, él no sabía que acababa de morir su hermano en un accidente. Sus padres no quisieron avisarle; recién lo harían a la mañana siguiente: entonces, viajó para asistir al entierro en Santa Fe.

"Vivo en Mendoza, y será porque todavía conservo el bigote que la gente me saluda, sobre todos los de más edad. Me dicen: ‘Lo que yo viví gracias a ustedes fue bárbaro'".

Sí, Leopoldo Jacinto Luque es uno de esos tipos que alguna vez encontraron en la cancha la fórmula de la alegría popular, pese a los fantasmas que habitaban alrededor.

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