¿Sólo es "prestanombre"?: Trump y la trama oculta en sus negocios de Real Estate

En diferentes procesos judiciales por incumplimiento en la entrega de propiedades, el empresario sostuvo que lo único que hacía era alquilar su nombre
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 09 de Noviembre, 2016

Nadie duda que el villano invitado favorito de Donald Trump han sido los mexicanos. Anunció su candidatura diciendo públicamente que México envía a Estados Unidos a violadores, asesinos y traficantes de drogas. Luego dijo que iba a construir una muralla en la frontera para que no entren más ilegales y que ese país iba a tener que pagar por la construcción. Después dijo que iba a deportar a los once millones de inmigrantes ilegales -en su mayoría mexicanos- que se estima hay en Estados Unidos. Posteriormente sostuvo que un juez estadounidense, de ascendencia mexicana, nombrado para conducir el juicio en su contra por el fiasco de la Trump University, estaba incapacitado de hacerlo, debido a que "es mexicano".

No siempre habló mal de la nación azteca. Muy por el contrario. En diciembre de 2006, dio una fiesta a potenciales clientes en la ciudad californiana de San Diego, a pocos kilómetros de la frontera, para lanzar un ambicioso proyecto inmobiliario en Playas de Tijuana: el Trump Ocean Resort.Se trata de dos gigantescas torres de departamentos frente al océano Pacífico destinadas a albergar 500 unidades habitacionales que se venderian a precios de entre u$s300.000 y u$s3 millones, cada una. "Va a ser algo muy especial, que me hace sentir muy orgulloso", decía en el video promocional. Y le fue muy bien. En esa fiesta de lanzamiento, Trump amarró promesas de venta de 188 departamentos, por un total de u$s122 millones. De ese total, u$s32 millones ya los tenía en el bolsillo.

La inmobiliaria encargada de desarrollar el Trump Ocean Resort era Irongate Capital Partners, que ya había sido su socia en el desarrollo de un proyecto similar en Hawaii. Se hizo la excavación para poner los cimientos de la primera torre y al poco tiempo la obra se hizo más lenta, hasta que se detuvo. Pasaron unos meses y comenzaron los rumores de que Irongate no había logrado conseguir la plata que necesitaba para construir las torres. En diciembre, las 200 familias que habían pagado recibieron una carta de Irongate que les decía que las negociaciones con un banco habían fracasado y que no había financiamiento para el proyecto de Tijuana.

La misiva informaba además que el magnate se bajaba del emprendimiento porque solo había puesto su nombre y que no había invertido en él.Los compradores se unieron para demandar a Irongate y a Trump. El juicio fue largo y peleado y, finalmente, en 2013, llegaron a un acuerdo extrajudicial. 

No se sabe cuánto de los u$s32 millones pudieron recuperar los clientes, pero durante el juicio se supo que había otros dos procesos casi idénticos contra Trump en Estados Unidos, y que el empresario lo único que hacía era alquilar su nombre en u$s4 millones más un porcentaje de las ventas.Además, que el único trabajo real que hacía en cada una de sus obras era organizar la fiesta de lanzamiento, aprender sobre el proyecto y grabar unos videos de promoción.

Este fracaso desanimó otros proyectos que ya tenían en la mira los Trump para expandirse en México, como Punta Arrecifes Resort en Cozumel. Es difícil pensar que se le vaya a ocurrir hacer nuevos negocios en la nación azteca después de ese estruendoso fracaso.No obstante, ese ha sido el rumor que surgió a mediados de 2015 que se originó en Colombia, uno de los primeros territorios de América Latina que embistió contra el empresario después de sus declaraciones contra México. 

En respuesta a los insultos del republicano, Colombia retiró su oferta para ser sede del concurso Miss Universo.

Atlético Nacional de MedellínAl poco tiempo los medios de comunicación colombianos empezaron a publicar versiones de que Trump iba a comprar un hotel en Medellín. Decir que iba a adquirirlo ya era una exageración, porque lo que hace es llevar un socio y poner su nombre a cambio de una tajada. Otro medio dijo que el negocio ya se había firmado y que bordeaba los u$s90 millones. Otro informó que el socio era Proto Enterprises, una firma de financiamiento y desarrollo inmobiliario con capitales italianos y sede en Londres.Además, que el negocio ya se había sellado y demandaba u$s88 millones, agregando que formaba parte de un paquete más grande que incluía un hotel en Acapulco y el célebre Atlético Nacional de Medellín.

En este contexto, representantes de Proto Enterprises hablaron a El País señalando que la iniciativa estaba en etapa de conversaciones desde hacía tiempo y que el hotel en Medellín se inauguraría en 2016. Se informó también que Trump había ofrecido u$s100 millones por el Atlético Nacional y que su oferta había sido rechazada.

Pero así como surgieron repentinamente esas versiones, también desaparecieron. A fines de 2016, no se ha sabido de la inauguración del hotel en Medellín ni se ha escuchado más sobre el hotel de Acapulco. Pero el rumor de que Trump va a abrir hoteles, resorts, clubes de golf o torres de oficinas y departamentos es antiguo en Colombia.Las raices de los trascendidos fueron debido a que el socio que puso el financiamiento en el primer proyecto de Trump fuera de Estados Unidos, en Ciudad de Panamá, era colombiano o de capitales colombianos, según detalla América Economia.

Casi no hay proyecto de Trump que no involucre demandas, querellas, juicios y tribunales. Litigante y porfiado, como no se podría esperar otra cosa. En Brasil, por ejemplo, para su proyecto olímpico, acudió a los tribunales porque el gobierno de este país no le dio las franquicias tributarias que él esperaba. Su hasta ahora creciente imperio fuera de Estados Unidos se ha construido en torno a 32 firmas financieras offshore de propiedad entrecruzada y socios dispares.El entramado societario es tan complejo que se entiende perfectamente por qué su declaración de impuestos es auditada por el Servicio de Impuestos Internos (Internal Revenue Service, IRS) todos los años, como un reloj. La filtración de los Panama Papers, en abril pasado, con información financiera secreta de casi 215.000 empresas offshore, reveló que el nombre de Trump aparecía en 3.500 de ellas.

As bajo la mangaSu exitoso proyecto panameño tampoco nació libre de exabruptos. Al aterrizar en el aeropuerto de Tocumen, para la inauguración del famoso edificio que parece una velero impulsado por el viento, Trump fue declarado persona no grata.Esto, porque un par de meses antes había afirmado que EE.UU. se había portado "estúpidamente" al devolver a Panamá la Zona del Canal "a cambio de nada".

Y como toda aventura empresarial del empresario tiende a ser una telenovela con amores, odios, mafias de nacionalidades exóticas, socios de nacionalidades exóticas, desastres naturales, golpes de timón, cuchilladas por la espalda, querellas y contraquerellas, el Trump Ocean Club de Panamá también tuvo la suya. Su socio en el negocio, una firma de inversiones inmobiliarias de capitales colombianos llamada Newland International Properties, se declaró en quiebra en 2013.

Newland dejó de pagar a sus acreedores, pero siguió abonando puntualmente sus royalties a Trump. Documentos que se presentaron en el juicio de la quiebra de Newland muestran que, hasta 2015, el empresario habría embolsado entre u$s32 millones y u$s55 millones en royalties de su primer negocio internacional.Trump tiene un as bajo la manga que pocos le reconocen como un talento: le gustan las economías planificadas y la intervención estatal. Su equipo de abogados es experto en legislaciones tributarias y lo ayuda a eludir impuestos, conseguir exenciones o pagos atrasados sin intereses, postular a subsidios, apelar sus apelaciones y las apelaciones de sus apelaciones en el último día de plazo para hacerlo. Sabe sacarle el jugo a todos los gobiernos.

Eso lo ha ayudado en Uruguay, donde está construyendo otra Torre Trump en Punta del Este. El edificio de 157 departamentos y un helipuerto se está edificando en un terreno que obtuvo por concesión estatal a buen precio, con la ventaja adicional de que su edificio podrá ser más alto que lo que dice el plano regulador de la ciudad. "Cuando en un país necesito la aprobación del Estado, siempre la consigo", declaró, "porque saben que hago un trabajo excelente y construyo edificios lindos".

Los inversionistas de la Torre Trump de Punta del Este son empresarios en su mayoría argentinos y las exigencias de la marca Trump demuestran que algo de razón tiene cuando dice que hace un trabajo excelente. Todos los empleados de la Torre Trump deben aprenderse de memoria los nombres y apellidos de todos los residentes. Pero las ventas no van tan bien. Entre enero y julio de este año sólo vendió diez departamentos.

Los socios argentinos de Trump en Uruguay esperan lanzar una torre en Argentina en 2017, cuando la recuperación de la economía se haga más visible. Marca a la bajaEs posible que nunca se dé cuenta de la gravedad de las cosas que dijo durante la campaña, pero sí tendrá el pulso para saber cuánto se ha devaluado la marca Trump en los últimos 18 meses. Eso debilitará también su posición internacional como empresario, una caída que ya le hizo perder apoyo de los importantes aliados políticos que había conseguido en países de mayoría musulmana como Turquía, Azerbayán y los Emiratos Arabes Unidos, además de la India, país que tiene casi 150 millones de musulmanes.

Tampoco va a tener el beneplácito de las autoridades de ningún país latinoamericano por su xenofobia y ese odio irracional que ha mostrado hacia México y los mexicanos, además de su abierta oposición al restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, iniciativa del presidente Barack Obama que fue aplaudida en toda la región.

Pero una decisión que tomó al lanzarse a la conquista del mundo lo va a ayudar. No ha sido él quien personalmente ha gestionado los negocios en el extranjero, sino sus hijos Ivanka, Donald Jr. y Eric. No podrán distanciarse del apellido Trump, porque se seguirán llamado así aunque rebauticen los hoteles. Pero muchas de las alianzas políticas de alto nivel que ha conseguido la Trump Organzation son producto de la iniciativa y el encanto y el poder de convencimiento de los vástagos de Trump, una promesa de continuidad que el padre no puede ofrecer. 

Te puede interesar

Secciones