El controvertido negocio de Fiji, el agua de lujo que recorre 12.500 km para llegar a miles de consumidores

Se vende a precios que triplican a las de otras marcas, pero los especialistas aseguran que "es como el agua que sale de la canilla"
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 26 de Noviembre, 2017

La beben los famosos y es sinónimo de lujo, exclusividad y status social en los Estados Unidos. Ya era famosa, pero se hizo viral en las redes sociales luego de un curioso episodio que protagonizó el presidente normearicano, Donald Trump, durante un discurso en su gira diplomática por Asia.

En mitad de un discurso el magnate detuvo su alocución para buscar una botella de agua junto al podio pero no lo halló. Volvió a agacharse hacia un lado, tomó la botella y se irguió con ella, colocándola a un lado como quien no quiere que se derrame tomó un sorbo y regresó a lo que estaba diciendo.

El anecdótico episodio podrí­a haber quedado ahí­, pero en la redes sociales no se lo perdonaron al magnate.

Es que el millonario empresario -que basó su campaña presidencial en un mensaje fuertemente nacionalista- estaba tomando un agua embotellada extranjera.

Se trata del agua Fiji, importada desde el archipiélago del mismo nombre, ubicado en mitad del océano Pací­fico a unos 12.500 kilómetros de Washington, y que en la última década se ha convertido en un producto de consumo masivo entre ricos, estrellas de la farándula y otras celebridades públicas.

En su ascenso, Fiji dejó atrás a la francesa Evián como la marca extranjera con mayor presencia en el mercado estadounidense, pero no sin crear por el camino algunas polémicas.

Sinónimo de lujoCaracterizada por su botella dura y su etiqueta de color azul, el agua Fiji se convirtió en un sinónimo de lujo en Estados Unidos, donde se vende a precios que triplican el de otras marcas.

Es el agua ofrecida en fiestas, restaurantes y hoteles de alto costo.

Entre sus consumidores conocidos se encuentran Parí­s Hilton, el ex presidente estadounidense Barack Obama, la actriz Nicole Kidman o la cantante Mary J. Blige.

Pero, ¿qué hace del agua Fiji algo tan especial?

"El marketing, nada más. No hay nada especial con esa agua", explica a BBC Mundo Charles Fishman, autor del libro The Big Thirst: The Secret Life and Turbulent Future of Water (La gran sed: la vida secreta y el futuro turbulento del agua".

"A los estadounidenses les encanta el agua embotellada porque está de moda. Es casi una cuestión de imagen personal; una declaración: 'soy una persona que bebe agua Fiji'. Es como comprar agua de Hawái o de Tahití­, es algo exótico", agrega Fishman, quien estuvo en Fiji, donde visitó la embotelladora de agua antes de escribir su libro.

"El agua embotellada es como el agua que sale de tu grifo. Puede tener un sabor un poco diferente en cada comunidad, pero si pones agua de grifo en el refrigerador y la dejas allí­ por cinco horas y luego te sirves un vaso de esa agua agradable y frí­a, cuando tienes sed, no puedes distinguir entre la buena agua de grifo y el agua embotellada sea Fiji, Evian o cualquier otra marca", agrega.

Fishman recuerda que el agua emotellada, pese a los daños que causa en el medio ambiente -acabando con las reservas de los acuí­feros y utilizando grandes cantidades de plástico- las ventas de este producto en EE.UU. están en niveles de récord.

Fiji es un archipiélago compuesto por unas 300 islas, de las cuales un centenar se encuentran deshabitadas.

A inicios de la década de 1990, el empresario canadiense David Gilmour obtuvo una concesión por 99 años del gobierno de Fiji para explotar un acuí­fero de más de 20 kilómetros de largo, ubicado en una de las islas, y en 1996 lanzó el agua Fiji que desde entonces se posicionó como un producto de lujo consumido por celebridades del espectáculo y por personalidades de pensamiento progresista.

Gilmour posteriormente vendió la empresa a una compañí­a de California.

La empresa embotelladora destaca en su página web que el agua procede de una isla ubicada a casi 2.000 kilómetros del continente más cercano, en un bosque tropical impoluto, donde se filtra lentamente a través de rocas volcánicas, lo que le concede su gusto suave, al tiempo que le permite cargarse de minerales y electrolitos.

La compañí­a además afirma actuar con responsabilidad social, invirtiendo en el desarrollo de las comunidades de Fiji y en la protección del ambiente.

Además, dispone de una fundación cuyos esfuerzos se concentran en proyectos para proveer agua limpia a localidades rurales, construir instalaciones educativas y proveer de atención sanitaria a comunidades pobres.

Sin embargo, pese al discurso de sensibilidad social y ambiental, muchos crí­ticos han señalado el hecho de que el agua de Fiji tiene que ser transportada miles de kilómetros hasta los mercados donde están sus consumidores, lo que implica un importante consumo de combustibles fósiles y, con ello, la emisión de gases responsables del cambio climático.

Paradójicamente, algunas de las islas del archipiélago -una nación en ví­as de desarrollo en la que ha habido una gran inestabilidad polí­tica en las últimas décadas con varios golpes de Estado- se encuentran en peligro por los efectos del calentamiento global.

"Algunas de las comunidades de Fiji se volverán inhabitables. Es una verdadera crisis existencial. Un tercio de las comunidades tendrán que ser trasladadas. Las dimensiones sociales de esto son enormes", dijo a propósito de los efectos del cambio climático sobre el archipiélago la profesora Elisabeth Holland, de la Universidad del Pací­fico Sur, durante una entrevista con el programa PRI/TheWorld.

La embotelladora de agua Fiji anunció en 2007 un plan para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el proceso de producción, transporte y venta de su producto.

De hecho, afirma haber ido más allá al sobrecompensar sus emisiones en un 120% mediante inversiones en programas de energí­a y conservación.

La compensación de carbono es un mecanismo mediante el cual se realizan reducciones en emisiones de gases de efecto invernadero en un lugar para compensar por las emisiones realizadas en otro sitio.

Un buen negocioEl agua Fiji se vende en unos 60 paí­ses alrededor del mundo.

El agua embotellada es el principal producto de exportación del archipiélago.

Según datos del Banco Mundial, en 2016 las ventas en el extranjero de agua procedente de Fiji alcanzaron a u$S101 millones, un 11% del total de exportaciones del paí­s.

"El impacto de agua Fiji en la isla es enorme. Es una compañí­a grande comparada con el tamaño de la economí­a y ninguna otra empresa se les acerca. La industria azucarera, una de las principales empleadoras del paí­s, emplea unas 200.000 personas, una cuarta parte de la población. Agua Fiji solo da trabajo a 300 personas, pero producen económicamente más", señala Fishman.

"La infraestructura de la empresa es moderna, con máquinas, camiones y tecnologí­a similar a la que se usa en los paí­ses occidentales. Sus empleados aprenden habilidades que les pueden permitir trabajar en cualquier empresa de agua de occidente porque usan maquinaria de última tecnologí­a. En contraste, quienes trabajan en los cañaverales siguen usando simples machetes", agrega.

El experto señala que dado que los propietarios de agua Fiji son estadounidenses, las ganancias de la compañí­a probablemente no se quedan en la isla por lo que considera que la valoración sobre el impacto de la empresa en la isla es compleja.

"Cuando vas a un supermercado en Estados Unidos te das cuenta de que nadie necesita agua de Fiji, es una cosa ridí­cula, pero cuando vas al archipiélago y ves la fábrica, a la gente que trabaja en ella y la comparas con el resto del paí­s, las cosas son distintas. En Fiji, el negocio del agua de Fiji tiene mucho sentido porque está creando valor económico producto importante", concluye.

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