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Manu Ginóbili explicó por qué se retiró del básquet y dio indicios sobre qué hará ahora

El bahiense le puso fin a su carrera profesional a los 41 años. Ganó una medalla de oro con la selección argentina y 4 anillos de la NBA con los Spurs
28/08/2018 - 09:48hs
Manu Ginóbili explicó por qué se retiró del básquet y dio indicios sobre qué hará ahora

Después de 23 años, su carrera como basquetbolista profesional llegó a su fin. El lunes, Manu Ginóbili, quien para muchos es el deportista argentino más importante de todos los tiempos, dijo oficialmente adiós a través de su cuenta de Twitter.

Y así, dejó atrás un comienzo en la Liga Nacional jugando para Andino de La Rioja, sus años en Europa y 16 temporadas en la NBA con los San Antonio Spurs en donde, sólo por salarios, embolsó u$s130 millones.

En su columna con el diario La Nación, el basquetbolista contó detalles de cómo tomó esta decisión y dejó abierta la puerta de seguir ligado al básquet.

"Cuando volví a agarrar la pelota ya no me pasaba lo mismo de siempre. Me había dejado abierta la puerta por las dudas, pero estoy convencido y feliz por la decisión que tomé", esbozó el '20' de los Spurs.

Manu, durante sus vacaciones por Canadá, contó que junto a su esposa, Many, se planteó en varias ocasiones el tema del retiro y que ya le había anticipado a su entrenador, Gregg Popovich, que "estaba más afuera que adentro".

Igualmente, el último click parece haberlo dado en su vuelta a las prácticas: "Regresé y me puse a hacer pesas, agarré la pelota, miré a los más jóvenes entrenarse y romperse el lomo para estar bien para la pretemporada y a mí, sin embargo, todavía me dolían los últimos dos golpes de la temporada anterior. De a poquito me fui convenciendo de la decisión a tomar".

No obstante, Ginóbili no descartó seguir ligado a la institución: "Lo que le dejé en claro a Pop es que no es un 'chau, me voy'. Mis hijos ya empezaron las clases y mientras esté en la ciudad voy a estar cerca del equipo y de la franquicia, tal vez no pueda ayudar más sacando una falta en ataque o con algún robo o algo, pero trataré de sumar en lo que pueda, tengo un gran aprecio por mis compañeros, por el staff y toda la gente del equipo y quiero que le vaya lo mejor posible. Si puedo ayudar desde afuera, lo haré con mucho gusto".

"Todo fue especial en mi carrera porque no es común estar tanto tiempo en un equipo de la misma manera que no se dan procesos en selección en los que un puñado de jugadores comparten casi 20 años juntos, con Spurs y la Generación Dorada. Tuve la fortuna de formar parte de dos grupos que han tenido relevancia increíble en el deporte y en todos los casos encontré una calidad humana imposible de igualar", concluyó Manu Ginobili.

Ginóbili, además de ganar u$s130 millones en sueldos, obtuvo varios millones más por los diferentes contratos publicitarios que cerró a lo largo de toda su carrera. La bebida Gatorade fue uno de los sponsors que lo acompañó en gran parte de su carrera.

Su primer gran acuerdo lo logró en 1998 cuando pasó a Reggio Calabria (Italia), que le pagó u$s750.000 por tres años. Y en 2000, el también club italiano Kinder Bologna se lo llevó por 2.800.000 dólares para jugar otros tres años.

Su buen rendimiento lo llevó a los Spurs. En sus primeras temporadas, sus salarios casi no se movieron: cobró primero u$s1,3 millón el primer año y el segundo u$s1,4 millón. En la temporada 2016-17 llegó a percibir u$s14 millones. Este año había arreglado un acuerdo de u$s2,5 millones.

En Argentina, el jugador bahiense incursionó en algunos negocios inmobiliarios. Puntualmente, apostó varios millones en un complejo turístico en el balneario rionegrino Las Grutas y también llevó adelante un desarrollo en el balneario bonaerense de Monte Hermoso.

Además, ha realizado varias inversiones inmobiliarias en los Estados Unidos, sobre todo, en la ciudad de Miami y en San Antonio (Texas), en donde reside actualmente.

La carta de Ginóbili completa

"Me siento a escribir, como dije en el tuit del anuncio de mi retiro, con una gran mezcla de sensaciones. Muy entusiasmado por la decisión tomada y por lo que se viene, pero también con bastante incertidumbre de no saber cómo me adaptaré al día a día sin pensar en el próximo partido. Es que hice solamente esto durante toda mi adultez. Desde los 18 que me fui a La Rioja y no paré de jugar hasta hace un par meses. Va a ser raro, sin dudas, pero creo que estoy bien preparado y muy, pero muy bien acompañado para afrontarlo.

Además, tampoco puedo decir que fue una decisión apurada o inesperada. Tengo 41 años, lo estiré bastante el temita este del básquet ¿No? No sólo eso, en mi cabeza, la temporada pasada fue en todo momento “la última”. Nunca lo exterioricé porque no tenía ningún sentido limitar mis opciones, quería dejar la puerta abierta por las dudas que cambiara de idea o que siguiera sintiendo la fuerza física y mental que se necesita para afrontar una temporada de este estilo.

Al terminar la temporada dejé, como era habitual, pasar un mes o dos para ver cómo me sentía y en una reunión antes de viajar a Canadá de vacaciones, le dije a Pop que me veía más afuera que adentro, pero que nos íbamos a mantener en contacto y que hablábamos a mi regreso. Durante nuestras vacaciones, hablamos bastante con Many sobre la concreta posibilidad que esta vez sí fuera la vencida, pero nunca nos animábamos a confirmarlo ni creerlo del todo. Es que seguía queriendo dejar esa opción en caso que al volver a San Antonio algo me despertara el deseo de seguir y me volviera a llamar hacia la cancha, pero pasó lo contrario. Regresé y me puse a hacer pesas, agarré la pelota, miré a los más jóvenes entrenarse y romperse el lomo para estar bien para la pretemporada y a mí, sin embargo, todavía me dolían los últimos dos golpes de la temporada anterior. De a poquito me fui convenciendo de la decisión a tomar.

De todos modos tuve que esperar unos días a que Pop volviera de su viaje a Europa, porque quería que fuese él el primero en saberlo y el primero con quien charlarlo.

Este 27 de agosto me tocó el momento de hacerlo público. No se imaginan la tensión que pasé frente a la computadora antes de apretar “Enter”. No estoy seguro por qué, ya que estaba convencido de lo que tenía que hacer y que era la decisión correcta, pero fue muy loco. Estoy convencido y feliz del paso que di. Es difícil de explicar todo lo que sentí. Inmediatamente después experimenté un gran alivio y pensé que me iba a poder desconectar, pero empezaron a llegar los mensajes y no pude evitarlo. Algunos realmente me emocionaron. en realidad, nos emocionaron, porque Many, mi mujer está en la misma que yo. Ella también se retira y está viviendo lo mismo. Es que con Many viví 21 de estos 23 años, sufrió con todos los campeonatos, festejó, lloró, gritó, los vio desde lejos, de cerca, se bancó hasta dos meses que yo estuviera fuera de casa durante campeonatos con la selección, cuando podrían haber sido momentos de vacaciones familiares y miles de cosas más. Se hizo cargo de la casa en todos esos momentos, de los nenes, de que no me despertaran antes de un partido importante. Además mi apoyo moral después de las derrotas dolorosas y la compañera de festejos de muchas victorias. En fin, la lista continuaría un par de páginas más.

No debo ser el único que vive y siente todo esto al retirarse, supongo que debe pasar en todo ambiente laboral, solo que en el basquet tener esta familiaridad que logramos en San Antonio es muy poco habitual. Jugar con varios compañeros por casi 16 años, con el mismo entrenador y ver muchas de las mismas caras todos los años genera un sentido de pertenencia muy fuerte. No quiero entrar a nombrar gente porque seguro que terminaría siendo injusto con varios. Lo dije en mi tuit, inmensamente agradecido con todos.

Lo que le dejé en claro a Pop es que no es un “chau, me voy”. Mis hijos ya empezaron las clases y mientras esté en la ciudad voy a estar cerca del equipo y de la franquicia, tal vez no pueda ayudar más sacando una falta en ataque o con algún robo o algo, pero trataré de sumar en lo que pueda, tengo un gran aprecio por mis compañeros, por el staff y toda la gente del equipo y quiero que le vaya lo mejor posible. Si puedo ayudar desde afuera, lo haré con mucho gusto.

También puedo decir que no me quedé con las ganas de nada, jugué hasta que tuve ganas, algunos se tiene que retirar por lesiones o demás cuestiones antes de tiempo, pero yo jugué hasta pasados los 40 años. La verdad es que no me quedó nada pendiente. Es más, me di el gustito en los últimos tres años de jugar como uno quisiera hacerlo con sus amigos, sin sentir la presión de ser el responsables exclusivo de lo que pueda suceder, con la sensación de ‘yo ya di todo lo que pude’. Jugué porque me gustó hacerlo, por mi respeto y aprecio al lugar en el que estaba. Y agradecí de la forma en la que pude en mi tuit, porque es mucha con la gente que compartí a lo largo de este camino. Una de las mejores cosas que me llevo es que con todos los compañeros con los que jugué, son 254, nunca tuve una pelea y lo mismo con los entrenadores. No tuve tantos, está claro, pero con los 9 técnicos que trabajé me llevé bárbaro, con aprecio y respeto por el trabajo mutuo. Pero también hay mucha gente que no está en primera plana y que se rompe el lomo para que nosotros estemos en condiciones de jugar. Insisto, no salen en los titulares ni son tan reconocidos, pero son fundamentales para cualquier organización.

Además es importante reconocer que me convertí en el jugador que fui cuando pasé por Europa. Más allá de los éxitos deportivos que tuve en Bologna o lo que crecí en Reggio Calabria, todo lo que me tocó aprender allí me sirvió para después poder competir al más alto nivel en la NBA.

Todo fue especial en mi carrera porque no es común estar tanto tiempo en un equipo de la misma manera que no se dan procesos en selección en los que un puñado de jugadores compartan con casi 20 años juntos, con Spurs y la Generación Dorada. Tuve la fortuna de formar parte de dos grupos que han tenido una relevancia increíble en el deporte y en todos los casos encontré una calidad humana imposible de igualar. A nivel profesional haber tenido esa posibilidad es sin duda asombroso.

Y a los aficionados también les digo gracias porque me adoptaron desde el primer día. Entiendo que deben haber ayudado mis orígenes latinos y mi español, lo que colaboró para mi vínculo con la gente y eso me permitió una conexión única durante 16 años, con un afecto especial y un respaldo incondicional. Y con respecto a los hinchas argentinos, la verdad es que no tengo palabras, lo que vivimos, por ejemplo en Mar del Plata y en Río de Janeiro, será muy difícil de olvidar. Las emociones que viví con la selección no son fáciles de explicar en un par de líneas. Y lo que me tocó profundamente fue mi último partido en los Río. Fue una muestra de cariño impactante. Además, ver en los últimos años el paso constante de los argentinos por San Antonio para verme jugar fue sencillamente increíble. Sé de los esfuerzos que hacían por estar y eso conmueve.

Y bueno, ahora comenzará el momento de pasar más tiempo con mi mujer y con mis hijos. De disfrutar tiempo de calidad en la Argentina con mi familia y amigos. De comer la polenta a la tabla de mi viejo y los asados con amigos. De pasar la segunda mitad de mi vida con mucho menos responsabilidades y sin exponer tanto mi cuerpo, que es el único que tengo. En definitiva, voy disfrutar de tener tiempo disponible, porque es lo que todo el mundo persigue y yo ahora lo tengo a los 41 años. Gracias a todos por apoyarme en este largo viaje".

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