El pasado fin de semana, Lewis Hamilton rompió un nuevo récord. No sólo obtuvo su sexto título en la Fórmula 1, a falta de dos carreras restantes en el calendario, sino que superó al argentino Juan Manuel Fangio -que tenía cinco- y quedó solamente a uno del más ganador de todos los tiempos, el alemán Michael Schumacher.

Ya, dos carreras atrás, en el Gran Premio de Japón, junto a su compañero de equipo, el finlandés Valteri Bottas, habían obtenido el campeonato de constructores para la escudería Mercedes AMG Petronas.

Tras finalizar segundo en el Gran Premio de Estados Unidos, que se llevó a cabo en el Circuito de las Américas de Austin, Texas, Hamilton se consagró campeón. A pesar de que su inmediato perseguidor en el campeonato, el propio Bottas, ganó la carrera, al obtener él el segundo puesto logró una diferencia de 67 puntos, con 50 en juego en los fines de semana que restan.

La categoría que concentra a los mejores del mundo no entrega premios económicos por triunfos en carreras, ni tampoco por obtener el campeonato mundial. Esto se debe a que, técnicamente, no existe vínculo contractual entre la F1 y los pilotos, sino que el acuerdo es con los equipos, que se encargan de contratarlos por sus propios medios.

Sin embargo, los competidores, además de percibir suculentos salarios, suelen tener cláusulas tanto con el equipo como con los patrocinadores, que generan ganancias extras a partir de la consecución de objetivos.

Hamilton es el piloto que más dinero gana actualmente en la categoría. Percibe, a partir de 2019, un salario de 43 millones de euros por toda la temporada automovilística. Quien le sigue es Sebastian Vettel, piloto de Ferrari, cuatro veces campeón del mundo, con €35 millones.

A priori, Vettel debía ser el principal contendiente del inglés durante este año, pero su bajo rendimiento, sumado a algunos errores atribuibles a la escudería, lo alejaron de la pelea. De hecho, actualmente se encuentra quinto en la clasificación por debajo del segundo piloto de Mercedes, Bottas, y del segundo de su propio equipo, Charles Leclerc, de tan solo veintidós años.

El tercero mejor pago es el australiano Daniel Ricciardo, quien consiguió un importante contrato de €20 millones por pasar del equipo Red Bull a Renault, a pesar de no ser un protagonista en esta temporada, en la que se ubica en la novena posición.

Hamilton dominó claramente la temporada 2019.

Hamilton se convirtió, a partir de este año, además, en el piloto que más dinero ha ganado en concepto de salarios en toda la historia de la Fórmula 1. Le hubiera bastado con la renovación de su contrato anterior, de €34 millones, para llegar a esta posición, pero a partir de su incremento de cara a este mundial, alcanzó un total de €435 millones. Quien lo sigue es nada más y nada menos que Schumacher, el único que lo supera en campeonatos, quien recaudó €413 millones.

Lo del alemán es sumamente destacable, dado que se retiró por primera vez en 2006, aunque después retornó por dos años entre 2010 y 2012. De hecho, cuando dejó de competir, solo un deportista, Tiger Woods, había ganado, en toda la historia, más dinero que él. Es decir, obtuvo esta enorme cantidad en tiempos en los que, en términos generales, los salarios para los deportistas no eran tan abultados. Sin embargo, su dominio absoluto de la categoría, sumado a su personalidad magnética y a su temeraria forma de conducir lo colocaban como una figura siempre protagónica.

El tercer lugar lo ocupa el asturiano Fernando Alonso, quien dejó de participar en la F1 este año, después de quince temporadas ininterrumpidas, con €407 millones. Fue dos veces campeón del mundo con Renault, en 2005 y 2006, y fue quien cortó el monopolio de Schumacher.

Hamilton no es solo una figura en las pistas. Su personalidad extrovertida y su fuerte presencia en las redes sociales -por ejemplo, en Instagram, donde tiene más de 13 millones de seguidores-, lo ponen habitualmente en el centro de la escena. Además, suele dar lujosas fiestas que comparte con otras personalidades de la música o el deporte como Neymar, el argentino Sergio Agüero o Christina Aguilera.

Es fanático de los autos, y no sólo de los de competición, sino también de los deportivos. Tiene una flota que incluye una Ferrari LaFerrari, un McLaren P1 y un Shelby Cobra 427. Además, posee un Pagani Zonda 760 valuado en €1,9 millones, con el que llegó a Montecarlo para competir en el último Gran Premio llevado a cabo allí.

Los precios de los vehículos son altísimos y, si bien a partir de sus ingresos probablemente su economía no sufriría si quisiera darse estos gustos, muchos de ellos son obsequios o concesiones de empresas interesadas en que Hamilton se muestre con ellos. Además, en 2017 compró un jet privado en casi €25 millones, pero lo vendió por aproximadamente € 30.000.000 este año, como parte de un movimiento ecológico para tratar de reducir las emisiones de carbono.

Por todo esto, resulta una figura muy atractiva para diversas empresas que lo patrocinan. Además de lo que le pagan Mercedes y Petronas por ser la cara de la escudería y de ambas marcas fuera de la competencia automovilística, obtiene por publicidades de empresas poco más de €10 millones anuales.

Entre sus patrocinadores más destacados se encuentran la marca de ropa Tommy Hilfiger, que le paga €4 millones; la compañía japonesa Epson, de artículos informáticos, que le abona por año unos €3,5 millones; y Monster, fabricante de bebidas energéticas, que suma €1,5 millones más.

Todo lo que tiene que ver con la figura comercial de Lewis Hamilton es manejado por una empresa, que él mismo creó, llamada Project Forty Four, en referencia al número 44 que lleva en su auto y que considera su número de la suerte.

A juzgar por sus resultados deportivos y por la impactante fortuna que ha generado a lo largo de su carrera, no parece tan equivocado.