CURIOSIDADES

¿Por qué hay ceniceros en los aviones más modernos si está prohibido fumar a bordo?

El piloto de avión y tuitero J. Morillas se hizo la pregunta y también dio la respuesta a través de diferentes tuits que detallan toda la explicación
ACTUALIDAD - 11 de Noviembre, 2019

Los hilos de Twitter se han convertido en una forma amena de trasladar conocimientos técnicos y curiosidades en el entorno digital. Los usuarios que se dedican a encadenar datos fraccionan el contenido en numerosas publicaciones enlazadas que mantienen a los demás usuarios conectados  con las historias que cuentan.Uno de quienes más éxito tiene es el piloto de avión y tuitero J. Morillas (@J_Morillas), que ha lanzado un hilo preguntándose por qué en los aviones comerciales, pese a la prohibición expresa de fumar, siguen habiendo ceniceros. El experto en aeronáutica explica este hecho por medio de tuits.

Para contextualizar, Morillas explica que ya en el año 1971 la aerolínea United Airlines fue la primera en crear una sección libre de humos, después de las protestas del sindicato americano de tripulantes de cabina un par de años antes. Tras una larga espera, en 1988 las líneas aéreas de América prohibieron fumar en vuelos que duraran menos de dos horas, siendo en el año 2000 cuando se llevó a cabo la erradicación total en todo el mundo.

Como dato curioso aporta que la primera aerolínea en no permitir que se fumara a bordo de sus aviones fue Northwest Airlines en 1989, aunque no precisamente por motivos de salud.

El piloto continúa diciendo que, además de por ser perjudicial para la salud, el humo de los cigarrillos y el alquitrán que llevan estropeaba las válvulas y demás instrumentos del avión, sobre todo la denominada válvula outflow encargada de evacuar parte del aire de la cabina para su renovación, poniendo como muestra un antes y un después de algunas partes perjudicadas por el humo del tabaco.Así, el curioso caso de los ceniceros en los aviones actuales se explica por razones de seguridad. Aunque está prohibido fumar, la normativa internacional de seguridad exige que se disponga de un lugar seguro para deshacerse de los cigarros en caso de que algún pasajero se salte la Ley 21/2003, que acarrearía multas de entre 601 y 10.000 euros, en la que además de los cigarrillos normales también se prohíbe el uso de los electrónicos.

Por lo tanto, quien se arriesgue a fumar en un vuelo incurriría en un delito y sería detenido por la policía, la cual le aplicaría una importante sanción que podría ser agravada si se le ocurriera intentar manipular los sensores de humos del avión, que por otro lado resultaría inútil, pues la tecnología que utilizan es de carácter ultrasónico, lo que haría hartamente complicado que pudieran evitar las alarmas de incendio, que provocarían además el sobresalto de todos los allí presentes.

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