ARGENTINOS EXPATRIADOS

Es argentina, se mudó a México, superó dos terremotos donde perdió todo y hoy lidera su propia empresa

Dejó Argentina para acompañar a su pareja en un nuevo desafío profesional y creó una agencia de comunicación que asesora empresas como Warner y Airbnb
ACTUALIDAD - 04 de Septiembre, 2021

Milagros Oreja dejó el país hace seis años para acompañar a su pareja. En Argentina era coordinadora de una Área de Comunicación en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. "Desde hace 15 años trabajo en comunicación", cuenta a iProfesional. "Pero a Andrés, mi pareja se le presentó una oportunidad de trabajo y yo acepté acompañarlo".

"Hacía dos años habíamos querido vivir en el exterior, incluso habíamos buscado oportunidades en México en un viaje anterior que habíamos hecho de mochileros por 11 países de Latinoamérica, pero como no teníamos papeles no nos tomaban en los puestos que queríamos", narra. "En Argentina en ese momento estábamos bien, no salimos ‘expulsados’ como otras personas que sí decidieron irse del país por situaciones extremas económicas, políticas o sociales. A pesar de eso, hoy creemos que fue una buena decisión que nos llevó a lograr muchas cosas".

Según Milagros, al dejar tu país, se sacrifican las relaciones, las costumbres, la identidad.

Eligieron México porque el portal de periodismo de su pareja buscaba conquistar a lectores de Latinoamérica y al público hispano de Estados Unidos. "Además, de todos los lugares adonde habíamos ido en nuestro viaje de un año -recorrieron 11 países con solo 5 mil dólares en total- México fue el que más nos había gustado para buscar la experiencia de vivir en el extranjero. Teníamos 30 años y aún estábamos sin hijos, así que creíamos que era un buen momento para lanzarnos a esa aventura".

Los primeros pasos, detalla, "fueron: conseguir casa (mi pareja se vino antes que yo a eso), entender las costumbres (qué comer, adonde comprarlo, precios, idioma -que si bien es español hay muchas cosas que cambian-, entender y adaptarse a los tiempos de los mexicanos -aquí son menos acelerados que en Argentina). Luego, para mí también fue importante fortalecer la red de conocidos y amigos, ya que tenía dos amigas muy queridas viviendo acá, pero venía de tener muchos grupos de amigos y amigas en Argentina, y tenía ganas de rearmar un grupo de pertenencia. Ahí conocí a muchos argentinos y argentinas, venezolanos y venezolanas con quienes formamos un lindo grupo de amigos. Eso pasa mucho en el exterior: se arman mini ghetos de personas de la misma nacionalidad que por una u otra razón se tuvieron y quisieron que ir al extranjero".

Encontrar un lugar de pertenencia

Luego, sigue la comunicadora, "quise encontrar nuevamente mi crecimiento profesional. Primero trabajando en el portal que dirigía Andrés. Allí me sumergí mucho en el mundo político y cultural del país y pude entrevistar a personas que admiraba y admiro mucho como el escritor Juan Villoro o la periodista y activista Lydia Cacho, y después, cuando quise correrme un poco de lo político, entré en el equipo de comunicación de la empresa José Cuervo, donde aprendí mucho de modos de hacer comunicación en una compañía enorme y tan tradicionalmente mexicana como la tequilera, que es la más importante de la región y el mundo".

Pero Milagros siempre había querido su propio negocio. "Me gustaba mucho la idea de poder crear desde cero una empresa y tener cierta independencia de tiempos, además de libertad creativa", dice. "Me sentía hacía tiempo preparada a nivel experiencia y formación para lanzarme a hacerlo, pero me faltaba un último empujón. Me costaba terminar de darle forma, hasta que conocí a la que entonces fue mi socia, una mujer mexicana con mucho recorrido en el mundo de la comunicación, y nos unimos para armar el negocio. Ambas también queríamos tener una empresa que nos permitiera ser mamás y trabajar de lo que nos apasiona, que es la comunicación. Poder administrar nuestros tiempos y crecer profesionalmente. La primera agencia que tuve, en donde estaba asociada con ella, me dio mucha experiencia y hoy encabezo al 100% un negocio, Brand Reputation, en el que tengo clientes de talla internacional y nacional, a quienes mi equipo y yo ayudamos en su Storytelling, en sus redes sociales y en su relación a prensa para consolidar su reputación".

En México, pudo entrevistar a personas que admira mucho, como el escritor Juan Villoro

Entre los clientes de Brand Reputation figuran startups internacionales y latinoamericanas como Airbnb, Platzi, Fintonic, Conekt, Konfio y Luuna, y corporaciones y marcas como Nestlé, Warner Bros, Edrington Macallan, Dyson Technologies, Voom Flights, José Cuervo y Bimbo. Por su parte, entre los organizaciones internacionales que han confiado en la empresa se encuentran el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), Universidad Nacional de México (UNAM); organismos de derechos humanos como Fundación Avina y Artículo 19; facilitadoras y aceleradoras de emprendimiento social como Unreasonable México y Balloon Latam, así como entidades de gobierno como la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.

Según comenta, "emprender es un desafío tras otro porque se presentan situaciones no solo con potenciales clientes o clientes ya ganados, sino de finanzas, legales, de recursos humanos, de todo tipo". En México, 1 de cada 4 emprendimientos mueren en los primeros dos años por temas vinculados a finanzas, por ejemplo. "Son cosas que trabajando en relación de dependencia no sabemos, pero que luego se transforman en grandes desafíos", plantea. "Emprender en el extranjero fue y sigue siendo un desafío desde el punto de vista de los recursos humanos (entender culturas de trabajo, saber identificar personas idóneas para cada puesto), las leyes (cada país tiene sus propias leyes labórale y siendo extranjera hay que aprenderlas de cero), y los contactos (tuve que armarme una red de contactos que hoy es muy sólida y diversa pero que entonces era básica)".

Según cuenta Milagros, ser argentina en el extranjero puede ser bueno o malo. "Muchas veces pasa que por ser argentina hay cierto prejuicio de rechazo en algunas personas, nos ven soberbios, queriendo ocupar puestos que corresponden a personas de México con modales de superioridad, y para otras, puede ser garantía de trabajo creativo y constante, somos reconocidos por la innovación, la proactividad, la resolución de problemas, la constancia", remarca.

Vinculado con lo anterior, sigue: "Venimos acostumbrados a resolver problemas todo el tiempo, de todo tipo, y eso hace que seamos arriesgados, resolutivos, pragmáticos. Innovadores. Hay pocas cosas que hagan que un argentino/a baje lo brazos, especialmente si ya se animó a dejar todo y mudarse por completo a otro país. No hay nada que perder, y hay todo por ganar. Entonces, la valentía o la resiliencia crecen y la adaptación y la garra crecen junto con ellas".

Vivir todo

Milagros vivió en México situaciones que la marcaron. "Desde hacerme un lugar en el ámbito de lo laboral donde nadie me conocía hasta superar dos terremotos, el nacimiento de un hijo lejos de todos y de todo, los desafíos de emprender", detalla. "Todo me marcó y sigue marcándome. El vivir fuera me enfrentó a muchas dificultades y a muchas alegrías. Creo que podría decir que me hizo más fuerte y también, valoro más lo que tenía en mi país, especialmente a mi gente".

Según ella, al dejar tu país, se sacrifican las relaciones, las costumbres, la identidad. "Estuve dos años renegando mucho con el hecho de haberme mudado, hasta que empecé a sentir los beneficios, que tienen que ver con la calidad de vida. Aquí gané crecimiento en muchos sentidos. Hoy vivo de lo propia empresa, de la profesión que amo, con clientes que amo y me doy el lujo de elegir, con un gran equipo de trabajo y mis propios tiempos de ejecución de las cosas. Eso hubiera sido difícil en Argentina por la inestabilidad que se presenta para los emprendedores. Aquí como pareja/familia también encontramos una buena oportunidad de crecer profesionalmente, independizarnos. Viajar mucho más durante el año, conocer pueblos y ciudades hermosas, tener la chance de ir a playas paradisíacas por poco dinero. Acceder a obtener una casa propia, comprarnos cosas materiales sin tener que pensar dos veces cada compra. Y encontramos a un pueblo que es absolutamente anfitrión en términos generales; amables, cálidos, alegres".

Sin embargo, todo eso no es gratis. "Tener a tanta distancia a gran parte de nuestros afectos, no tener la posibilidad de compartir ciertos momentos como el nacimiento de mi hijo Luca y su crecimiento, o el que se viene ahora con mi hija Azul, es doloroso. Tuvimos que superar grandes pérdidas, porque vivimos dos terremotos que nos hicieron empezar de cero. En 2017 perdimos casa, muebles, ropa, todo. De un día al otro pusieron una faja de seguridad y no pudimos entrar más a lo que era nuestro hogar. Fue un volver a empezar por segunda vez y fue muy muy duro hacerlo estando lejos de quienes podían ser nuestro respaldo emocional. Como todo, la decisión de irnos y apostar a otro destino tuvo y sigue teniendo sus pros y sus contras. No es cierto, cómo muchas veces se cree, que radicarse en otro país que no sea Argentina sea una solución mágica o rápida. Quien emigra sacrifica mucho y pase lo que pase, ya no vuelve a ser la misma persona que antes de hacerlo. Siempre tendrá el corazón y la mente partida en dos".

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