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Este icono de Hong Kong se hundió cuando era reubicado

La nave, que había estado anclada casi medio siglo en las costas de la excolonia británica, se fue a pique tras años con problemas económicos
21/06/2022 - 10:35hs
Este icono de Hong Kong se hundió cuando era reubicado

El mayor restaurante flotante del mundo, con una carta especializada en pescado y marisco, terminó sus días criando a sus ingredientes en el fondo del océano.

Fue el final real de una de las mayores atracciones turísticas de Hong Kong, el Jumbo Floating Restaurant, hundido por sorpresa en aguas del mar de China Meridional mientras era reubicado tras casi medio siglo anclado en las costas de la excolonia británica.

Sin posibilidad de volver a flote, su casco dará ahora cobijo a esos mismos centollos y bogavantes que antes servían en sus mesas.

La nave, de 76 metros de eslora y capacidad para 2.300 invitados, se topó el domingo con "condiciones meteorológicas adversas" en las inmediaciones de las islas Paracelso.

Pese a los esfuerzos por mantenerlo a flote de los barcos que lo remolcaban, el Jumbo volcó y se fue a pique en un área de unos 1.000 metros de profundidad, lo que hace "extremadamente dificil" su rescate, según su empresa gestora, Aberdeen Restaurant Entreprises. Nadie resultó herido.

Triste final para un símbolo de Hong Kong

Su hundimiento pone un triste punto y final a la historia de uno de los iconos presentes en toda guía de turismo de Hong Kong.

Inaugurado en 1976 por el difunto magnate de los casinos Stanley Ho, su construcción costó casi cuatro millones de euros, y en sus días de gloria encarnó el colmo del lujo y oropel con un diseño similar al de un palacio imperial chino rebosante de neones, pinturas y coloridos motivos decorativos de estilo oriental, trono dorado incluido.

Fueron años regados de comensales ilustres -la reina británica Isabel II, el actor Tom Cruise o el presidente estadounidense Jimmy Carter, entre muchos otros- en los que también sirvió de escenario para películas como El hombre de la pistola de oro, de la saga James Bond, o Contagio, un filme de Steven Soderbergh que, ironías de la vida, trata sobre una pandemia global.

Pero como dice el refrán, cualquier tiempo pasado fue mejor y, con el paso de las décadas, la nave fue perdiendo lustre y clientela. Según sus gestores, el negocio no es rentable desde 2013.

En los últimos años apenas sobrevivió gracias a los turistas chinos que acudían en tropel a sus salones atraídos por su fama añeja. Ese flujo vital se vio primero interrumpido por las protestas antigubernamentales de 2019.

Se frenó en seco tras el cierre fronterizo que trajo consigo la pandemia. Forzados a bajar la persiana en marzo de 2020, el local ya acumula pérdidas superiores a los diez millones de euros.

Desde entonces, hasta una docena de empresas y organizaciones han declinado la oferta de hacerse con su gestión a coste cero, y el gobierno local de Carrie Lam se negó a concederles asistencia financiera.

"No tenemos intención de invertir dinero en esta operación porque no somos buenos para administrar este tipo de locales", aseguró ante quienes le presionaban a mantener la atracción viva.

Una mudanza fallida

En vistas de que su licencia iba a caducar y las pérdidas seguían creciendo por los costosos gastos de reparación y mantenimiento, sus propietarios, Melco International Development, anunciaron el mes pasado que Jumbo abandonaba las aguas de Hong Kong a la espera de encontrar un nuevo operador mientras permanecía en una ubicación secreta.

En un ambiente cargado de nostalgia y tras las revisiones pertinentes, el martes decía adiós a la bahía de Aberdeen, su casa durante casi medio siglo, mientras era remolcada a mar abierto.

La noticia de su hundimiento fue recibida con consternación en Hong Kong. Hubo sentidos mensajes de despedida y lamentos por el final tan poco elegante de uno de sus iconos históricos.

Muchos lo consideran una metáfora de la suerte de la ciudad, que lleva años sin levantar cabeza a cuenta de la situación política y las restricciones sanitarias. Y también abundan las teorías de la conspiración que apuntan a que su final ya estaba marcado antes de zarpar.

"Algunas personas dicen que el restaurante no pudo haber sido remolcado tan lejos en solo una semana. Otros también dudan de que el clima en ese área fuera tan malo", señaló Lo Kin Hei, cabeza del opositor Partido Demócrata, que pidió más detalles a los responsables sobre lo sucedido.

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