El estilo de liderazgo de quienes conducen a las personas en las organizaciones determina la eficacia del rol de cada miembro del equipo y el estilo en las relaciones interpersonales. Así es que los líderes que apuestan al desarrollo de las personas, a la motivación y a la construcción de lazos emocionales entre los miembros de la organización no solo generan un mejor clima laboral impactando positivamente en el bienestar de los empleados sino que también favorecen las relaciones laborales.

En los equipos de trabajo conducidos por líderes negativos, que trabajan ejerciendo la coerción sobre las personas, se comprueba una evidente falta de motivación en la realización de la tarea así como también un aumento en la conflictividad y el malestar en las relaciones entre las personas.

Los líderes negativos o los más comúnmente conocidos como "jefes tóxicos" aumentan el carácter competitivo entre los miembros de sus equipos y generan un clima de trabajo negativo que impacta en los resultados de la tarea y en el modo en que se vinculan los miembros de la organización. Una de las características que mayor impacto tiene en los equipos de trabajo conducidos por líderes negativos es la falta de reconocimiento a la tarea de los colaboradores, generando en ellos un efecto de desánimo y de "sin-sentido" en los objetivos.  

Independientemente del estilo de liderazgo de cada uno, las organizaciones deberían favorecer equipos de trabajo solidarios o colaborativos en los cuales fluya la comunicación y la información, herramientas fundamentales para el desarrollo de las relaciones laborales. Tal como refieren Chester Elton y Adrian Gostick, en épocas en las cuales el paradigma de trabajo ha cambiado y el miedo y la incertidumbre se han apoderado de la motivación, es fundamental que los equipos de trabajo sean liderados con gratitud. Los mejores resultados, las relaciones laborales más amables y el mejor clima laboral se obtienen a través del acto sencillo de liderar a las personas con gratitud respecto de sus esfuerzos.

La gratitud como forma de liderazgo

La gratitud lleva al compromiso

Por un lado, la gratitud está íntimamente vinculada con el compromiso con la tarea. Si las personas sienten que son reconocidas por lo que hacen en las organizaciones y que se valoran sus resultados, asumirán un mayor compromiso. Suele suceder que algunos jefes o líderes de equipo destinan buena parte de su tiempo a resaltar las cosas que no están saliendo bien o a sancionar a sus colaboradores cada vez que se equivocan pero refieren no tener tiempo para realizar reuniones de agradecimiento o de reconocimiento por el cumplimiento de los objetivos.

Se toma por natural que las personas respondan adecuadamente a los objetivos propuestos y se omite que, cuando se lidera con gratitud, es habitual que los colaboradores sobrepasen las expectativas, incluso por encima del cumplimiento de los objetivos. En este sentido es fundamental que la expresión de gratitud a los colaboradores no pase desapercibida sino que tenga un lugar preponderante en la comunicación.

Florencia Casabella, psicoanalista, emprendedora, asesora en psicología organizacional

Citar a una persona o generar una reunión con un equipo de trabajo sencillamente para agradecer y para reconocer el esfuerzo realizado y los objetivos alcanzados puede tener un impacto positivo de gran alcance, del cual solo conocemos sus efectos si adoptamos la gratitud como forma de liderazgo. Tal como refieren los autores anteriormente mencionados, la gratitud ayuda a conectar a las personas con el propósito y agrego que les da sentido a su vida.

* Florencia Casabella, psicoanalista, emprendedora, asesora en psicología organizacional, socia fundadora y directora de Désir Salud