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La carne vacuna, un producto con alto impacto ambiental: ¿cuánta agua se necesita para producir un kilo?

La industria de la carne es una de las que más agua emplea durante el proceso de producción; las dietas vegetarianas ganan protagonismo
26/07/2022 - 18:30hs
La carne vacuna, un producto con alto impacto ambiental: ¿cuánta agua se necesita para producir un kilo?

Cuando se habla de carne vacuna en Argentina, el aumento de su precio y la caída en el consumo a nivel nacional son dos de los puntos que más se suelen tratar. Sin embargo, poco se habla sobre el impacto que tiene todo el proceso productivo en el medio ambiente -desde la cría del ganado hasta encontrar el producto en la góndola del supermercado o en la carnicería-. Y en Argentina esto no es un dato menor, ya que se trata de un país que tiene una gran producción.

Uno de los ejemplos más claros es el uso del agua. Este recurso no sólo se utiliza para el desarrollo del ganado vacuno, sino también para generar los granos que darán de comer a cientos, miles o millones de animales. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se emplea cerca del 70% de toda el agua de acuíferos, ríos y lagos del mundo para la industria alimenticia. 

Cuánta agua se usa para producir un kilo de carne

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, son necesarios 1.500 litros de agua para producir un kilo de granos y diez veces más para generar un kilo de carne.

El agua se destina para la producción de granos y luego para la cría del ganado. Es la industria que más utiliza este recurso.
El agua se destina para producir granos y luego para la cría del ganado. Es la industria que más emplea este recurso.

Entre otras estadísticas que plantea el organismo, para llevar a la mesa alimentos suficientes para una persona se requieren 3.000 litros de agua por día. En 2022, nos encontramos con que la población mundial supera los 7.000 millones de personas u este número se estima que alcanzará los 9.000 millones en 2050.

"Si queremos alimentar a una población creciente, es fundamental producir más alimentos utilizando menos agua, reducir el desperdicio y las pérdidas y avanzar hacia una alimentación más sostenible", señaló Alan Bojanic, Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.

"El agua dulce es un recurso renovable pero es finito, mientras que la población mundial crece año a año, lo que significa que va a ser cada vez más difícil satisfacer las necesidades de todos si no mejoramos la eficiencia de su uso", agregó Bojanic.

Dieta vegetariana: una estrategia para reducir el consumo

Aproximadamente dos tercios del planeta padece escasez de agua al menos durante un mes del año y dos millones de ellas vive sin agua potable en sus hogares. Debido a esta problemática, numerosas personas alrededor del mundo han comenzado a implementar la dieta vegetariana.

Ante el aumento del precio y para evitar dañar al medio ambiente,  muchos argentinos recurren a dietas sin carne.
Ante el aumento del precio y para evitar dañar al medio ambiente, muchos argentinos recurren a dietas sin carne.

En ese sentido, la ONU prevé que una alimentación sin carne roja o blanca reduciría un 36% el consumo de agua, ya que la huella hídrica de la carne vacuna es seis veces mayor que la de las legumbres. Sin ir más lejos, cada vez son más los comercios en Argentina que ofrecen productos sin carne u otros alimentos proteicos.

El gasto del agua es sólo un aspecto. Las consecuencias generadas por la industria de la carne afectan a todas las áreas del ambiente. La industria porcina, por ejemplo, produce quince veces más excrementos que carne. Ese estiércol, que posee nitrato, es el responsable de la contaminación de los sistemas acuáticos de agua dulce y salada.

Los excrementos se almacenan en balsas y se utilizan para fertilizar el suelo agrícola, pero la tierra tiene una capacidad limitada para absorber los nitratos que contienen. Cuando este exceso de nutrientes; nitrato y fósforo, llega al mar, altera el ecosistema causando zonas muertas o hipóxias.

Según Greenpeace, las zonas muertas en los océanos han crecido un 75% desde 1992 y en la actualidad hay más de 600 sistemas documentados.Aunque

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