La historia del principal capo narco de la Argentina: traficó toneladas de cocaína y murió en soledad
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Durante casi una década, el abogado Carlos Salvatore comandó una organización narco que envío toneladas de cocaína a Europa y facturó más de 400 millones de euros. Su imperio, montado en base a poderosos contactos y un bajo perfil mediático, se derrumbó por una bolsa de carbón con droga abandonada en un depósito de Lisboa, capital de Portugal.
La bolsa de arpillera fue hallada en marzo de 2012 por empleados de una empresa de limpieza. Adentro había 6 kilos de cocaína. La Policía encontró otro paquete idéntico olvidado -o abandonado en venganza por un pago incumplido- en el mismo predio. Fue el comienzo de una investigación que terminó con una histórica condena de 21 años de prisión para Salvatore.
El abogado fue acusado además de liderar una organización que lavó millones de dólares obtenidos del narcotráfico a través de testaferros, empresas fantasmas y operaciones en el mercado inmobiliario.
En esa causa no llegó a juicio: murió el 9 de mayo de 2019 en una cama del Hospital Argerich, donde había sido internado por sus problemas coronarios. Tenía 61 años. Su familia se enteró por los diarios.
Un año después, su mansión de más de 800 metros cuadrados ubicada en el corazón de Belgrano R fue rematada. Era el último rastro visible del poder y el dinero acumulado por Salvatore, considerado el principal capo narco de la historia argentina.
Lujo, poder y sobornos del principal capo narco argentino
Aunque mantenía un bajo perfil público, Salvatore no se privaba de los lujos. Uno de ellos era viajar por los destinos turísticos más codiciados. Así lo confirmaba un mail que le enviado a un familiar, en el que le proponía pasar Fin de Año en un exclusivo resort de Curazao, isla neerlandesa del Caribe, haciéndose cargo de todos los gastos. Tampoco le faltaba ego, ya además de destacar "el clima excepcional, la playa privada y la piscina climatizada" del hotel, el plan tenía un punto sobresaliente: "Mi presencia".
El correo electrónico resumía su estilo de conducción empresarial y familiar: "Se movía en un ambiente donde era el jefe absoluto", explica a iProfesional un investigador judicial que siguió de cerca los pasos del abogado.
Dueño de un palco en el estadio de Boca Juniors, también jugó un papel en la interna política de River Plate. Su vínculo con el empresario Patricio Gorosito, condenado también por narcotráfico, le abrió una amplia gama de contactos en Argentina y en el sur de Europa, destino final de sus embarques de cocaína.
Su influencia también llegaba a distintos sectores del Estado. En especial a la Aduana, clave para garantizar que sus envíos salieran del país sin problemas.
Una imagen hallada en 2015 durante un allanamiento a la casa de Salvatore mostraba que el scanner de la Aduana había detectado la posible presencia de droga en un contenedor que viajaba rumbo a Portugal con 500 kilos de cocaína. No era cualquier envío: de allí se desprendieron los 12 kilos extraviados en Lisboa que dieron origen a la investigación.
No fue la única prueba. El galpón donde se cargaba el carbón tenía cámaras que sospechosamente se cortaban en momentos clave. Esas imágenes también debían ser controladas por funcionarios aduaneros.
En 2020, la Cámara Federal de Resistencia revocó la falta de mérito de tres funcionarios de Aduana, dos de la planta de Quitilipi (Chaco) y uno de Buenos Aires, quienes afrontarán un juicio oral.
Carbón Blanco, el principio del final para el capo narco
El hallazgo de 12 kilos de cocaína escondidos en bolsas de carbón vegetal en el depósito de Lisboa, en diciembre de 2012, dio inicio a una investigación de la Policía portuguesa. Así se determinó que las bolsas pertenecían a la empresa "Carbón Vegetal del Litoral SRL", ubicada en Quitlipi. En esa ciudad chaqueña se había preparado el embarque que luego sería despachado desde el Puerto de Buenos Aires hacia Europa.
El paso por Lisboa era una escala para luego distribuir la cocaína vía terrestre hacia España, donde el kilo cotizaba hasta 45 mil euros. Meses después del inicio de la investigación, se secuestraron tres contenedores, en Lisboa y Buenos Aires, con un total de 1057,65 kilos de cocaína, un número récord en el país.
Salvatore fue detenido junto a Gorosito, Juan Carlos Pérez Parga, Héctor Roberto y Rubén Félix Esquivel. Cada uno tenía un rol específico dentro de la banda: el contacto con los productores de carbón, la logística para esconder la cocaína en bolsas con doble costura, los trámites para exportar los embarques y evitar los controles aduaneros, y el movimiento de dinero para garantizar la distribución de la droga en suelo europeo.
El carbón había sido la última pantalla utilizada por Salvatore para hacer llegar la droga al viejo continente. En su prontuario acumulaba otras causas penales en las que estaba acusado de enviar miles de kilos de cocaína escondidos en cargamentos de membrillo, peras y duraznos.
Los variados expedientes que tenían al abogado como protagonista hacen difícil precisar la cifra exacta de droga traficada por su banda. "Creemos que al menos fueron entre siete y ocho toneladas de cocaína enviadas a Europa a lo largo de siete años, en distintos tipos de embarques", aseguraron fuentes judiciales a iProfesional.
Fútbol, narcotráfico y testaferros
En la estructura que lideraba Salvatore sobresalía Gorosito, amparado por los contactos que había forjado como empresario en el mundo del fútbol. Fundador del Real Arroyo Seco, en Rosario, llegó a firmar un acuerdo con el entonces presidente del Barcelona, Joan Laporta. La foto de los dos juntos, intercambiando camisetas, era una de sus cartas de presentación.
Cinco años después de su fundación, Gorosito vendió el predio de su club a Rosario Central por u$s16 millones. En 2015, durante el juicio por narcotráfico, en una entrevista con La Nación, dijo que en realidad él era testaferro del Julio Grondona y que Real Arroyo Seco era propiedad del ex presidente de la AFA, fallecido el año anterior. Aunque luego negó haber afirmado eso, sus explicaciones dejaron más dudas que certezas.
Lo que sí quedó claro durante la investigación fue que Gorosito era el encargado de reportar la situación de los embarques a Salvatore, quien se hacía llamar "Manuel Carrascosa".
Una de esas conversaciones, incluida dentro de expediente judicial, registró el momento en el que el empresario le comunicó al abogado que las cosas no estaban saliendo como ellos habían planificado. "Los chicos están enfermos", fue la advertencia de Gorosito. En ese momento ya habían sido detenidos en Lisboa varios de los integrantes de la organización criminal.
La amenaza a una jueza: "Yo ese homicidio lo pago"
Salvatore fue arrestado en diciembre de 2012. Pasó sólo 15 meses detenido. Por su delicado estado de salud, fue beneficiado con la prisión domiciliaria y regresó a su lujoso chalet de Belgrano R.
Allí, durante una conversación telefónica con su esposa, detenida en la investigación por lavado de dinero, amenazó a la jueza Zunilda Niremperger, quien lo había procesado por la causa Carbón Blanco. "Yo los voy a sacar, después la mato a ella, pero primero los saco a ustedes (…) No me importa, no me importa, yo pago este homicidio, lo pago este homicidio, pero ella se muere", advirtió.
Ese escándalo complicó su situación. "Le pasó un poco, si tuviera que hacer un paralelismo, lo que le sucedió al "Gordo" Valor: nadie lo conocía hasta el impacto que generó ver cómo se escapaba de la cárcel de Devoto. Creo que a él le pasó lo mismo con las amenazas a la jueza Niremperger. Cuando se hicieron públicas las escuchas, eso lo proyectó a un nivel de exposición pública que atentó mucho contra su negocio, que era hacerse pasar como un simple abogado", explica a iProfesional la periodista Virginia Messi, quien investigó las causas que tuvieron como protagonista a Salvatore.
Tras la amenaza a la jueza, fue trasladado a la cárcel de Ezeiza. Desde allí, a través de una videoconferencia, escuchó cómo el Tribunal Oral Federal de Chaco lo condenaba a 21 años de años de cárcel por el tráfico de cocaína. Los otros condenados fueron Gorosito, Pérez Parga, Héctor Roberto y Esquivel, con penas de 19 a 12 años de prisión.
Durante el debate oral continuaron los mensajes intimidantes. "Carniel cuidate mucho y cuidá mucho a tu familia, ya nos generaste muchos problemas la van a pasar muy mal", advertía la nota que le dejaron al fiscal federal Federico Carniel, uno de los investigadores de la causa "Carbón Blanco"
Poco después, el otro fiscal del caso, Carlos Amad, también fue amenazado: "Cagón te mandaron lejos pero igual la vas a pasar mal, en Salta tenemos amigos, cuidate mucho y cuidá a tu familia".
Luego de la condena, Salvatore volvió abandonar la prisión por sus problemas de salud. Pasó un tiempo internado en una suite del Sanatorio Los Arcos y regresó al penal Ezeiza, donde sufrió una descompensación que obligó a trasladarlo al Hospital Argerich.
Murió el 9 de mayo de 2019, en la víspera del juicio por lavado de dinero proveniente del narcotráfico por el que terminaron condenados a siete años de cárcel su esposa y su suegro, entre otros integrantes de la banda.
Según determinó la Justicia, para blanquear los ingresos la organización criminal utilizaba "un complejo entramado de sociedades comerciales sin actividad real, creadas al solo efecto de inyectar el constante flujo de dinero proveniente del narcotráfico, disimulando así su origen delictivo".
La estructura liderada por Salvatore tenía una amplia gama de actividades económicas, que iban desde la construcción de edificios en de Mar del Plata hasta la producción cinematográfica.
Carla Salvatore, hija del abogado, también fue juzgada, acusada de integrar la estructura de lavado. Fue absuelta, pero Casación luego anuló el fallo y ordenó revisarlo. "Nunca quise formar parte de su patrimonio y no quiero su herencia. No quiero nada de él. Tengo su apellido y eso lo voy a llevar toda mi vida. Pero ser Carla Salvatore no me convierte en Carlos Salvatore, hay un abismo de diferencia", se defendió en una entrevista con Clarín.