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Inflación y precios insólitos: por qué 1 kilo de queso cuesta más del doble que 1 kilo de carne

En un mismo supermercado, un queso sardo cuesta $5.617 el kilo, mientras que un vacío sale $2.470. A qué se debe y qué puede esperarse a futuro
21/07/2023 - 16:17hs
Inflación y precios insólitos: por qué 1 kilo de queso cuesta más del doble que 1 kilo de carne

La elevada inflación provoca que en muchas ocasiones el consumidor pierda noción del valor "real" que tienen distintos productos o servicios. Así es que cada visita al supermercado puede suponer todo un reto a la hora de intentar hacer "rendir" los pesos.

Es que es posible encontrarse en las góndolas con una disparidad de precios que no deja de sorprender. Un ejemplo puede ser la brecha que existe actualmente entre dos productos que parten de un origen similar: la carne y el queso.

En un mismo supermercado, el kilo de queso llega a costar el doble (o incluso más) que un kilo de carne. Esta diferencia se acrecentó en el último tiempo y tiene una serie de explicaciones, que van desde el mayor aumento de los productos lácteos hasta un incremento muy por debajo de la inflación de los distintos cortes vacunos.

Así, es posible encontrar que un kilo de sardo de primera marca cuesta $5.617, el parmesano sale $8.178 y el reggianito, $7.769. De hecho, en algunas cadenas de supermercados, el sobre de queso rallado cuenta con alarma para evitar robos.

En el mismo local comercial, la carne se encuentra mucho más "barata": el kilo de paleta cuesta $1.869, el kilo de asado "del medio" sale $2.000; el vacío "del centro" $2.470 y kilo de colita de cuadril, $2.890.

Queso y carne: qué aumentó más en el último año

De acuerdo al último dato publicado por el INDEC, la inflación interanual de junio fue del 115,6%. El rubro alimentos y bebidas no alcohólicas trepó en el mismo periodo 116,9%. En el interior, se observa que las "carnes y derivados" se incrementaron 85,5%, mientras que la "leche, productos lácteos y huevos", se disparó 140,8 por ciento.

En junio, la inflación general alcanzó el
En junio, la inflación general alcanzó el 115,6% interanual. Los productos lácteos treparon 140,8% en ese periodo.

Si se analiza más específicamente, de acuerdo a la canasta de alimentos que mide el INDEC, también se observa que los quesos crecieron considerablemente por encima del precio de la carne:

  • Queso cremoso: subió 111,7% interanual en junio
  • Queso pategrás: trepó 115,7%
  • Queso sardo: se incrementó 106%

En tanto, los distintos cortes vacunos relevados por el organismo oficial presentaron las siguientes variaciones:

  • Asado: subió 68% interanual
  • Nalga: trepó 75%
  • Paleta: se incrementó 73,6%

Inflación: por qué el queso quedó mucho más caro que la carne

Hay distintos factores que pueden explicar la marcada diferencia entre el precio actual del queso y de la carne. De hecho, tal como remarcó a iProfesional Jorge Giraudo, director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), "el precio de los lácteos en general subió por encima de la inflación".

Y, en ese sentido, señaló: "Hay una brecha grande entre los precios mayoristas y los minoristas. Es decir, el precio de salida de fábrica presentó una variación del 108,8% interanual (el mayorista) y el precio al consumidor, el IPC lácteo, es de 140%. Estamos notando un diferencial grande entre el precio que paga el consumidor y al que vende la industria. Lo que no sabemos es si se debe a un mayor margen comercial, mayor ganancia, o si hay un incremento de costos relacionados con la logística y distribución, además de los impuestos".

La carga impositiva es otro factor a tener en cuenta. "Son muy diferentes los precios en un hipermercado, con todos los impuestos incluidos, frente al precio de un queso que se vende sin ticket en una fiambrería de barrio", explicó Giraudo, quien señaló: "Un queso primera marca de reggianito, versus un precio segunda marca, ya tienen un 30 o 40% de diferencia. Si además se le agregan los impuestos, uno puede valer $2.000 y el otro 3.500 pesos".

En ese contexto, al analizar las variables que inciden en el "encarecimiento" de los quesos, el especialista sostuvo: "Una explicación simple del precio de los quesos puede ser que el 40% de todo producto lácteo que consuma bajo la forma que sea, son impuestos. En ese sentido, es imposible que los productos sean accesibles".

La carga impositiva y los costos logísticos, son algunos de los factores que "encarecen" el precio de los quesos

La producción y los costos de logística, subrayó Giraudo, son otros aspectos a tener en cuenta: "Un queso cremoso, por ejemplo, se hace con seis litros de leche. Un queso duro, se hace con 14 litros de leche. El estacionamiento, el costo financiero de mantenerlo y esas cosas, hacen que sea caro. Además, los fletes son caros. Incluso muchos camiones tienen que salir escoltados de las plantas para evitar ser asaltados. Ese costo, sumado al 40% de impuestos, encarece los productos".

Por qué la carne está "barata" frente a otros productos

Más allá de que la evolución de los productos lácteos se ubicó por encima del nivel general de inflación, otro factor que incide en la brecha de precios es que justamente la carne vacuna quedó "barata".

"La carne está barata si la comparamos en términos históricos, respecto a los últimos años. Estos meses, su precio está entre los más baratos de los últimos años. Y también está barata, en términos relativos, respecto al pollo y al cerdo", explicó a iProfesional David Miazzo, economista jefe de Fundación FADA.

La explicación de esta realidad está ligada con la sequía. "Básicamente, la sequía provocó que en los campos haya menos pastos, que es la principal fuente de alimentación de la hacienda. Entonces, al tener menos pasto los campos, lo que genera es que los productores se deshagan de los animales", explicó Miazzo, quien subrayó: "Entonces, desde mediados del año pasado hasta hace muy poco, se faenaron más de un millón de cabezas más de lo que se faenan en un año normal. Hubo mucha mayor oferta de carne, en un contexto de mercado interno débil en cuanto al nivel de poder adquisitivo de los salarios y un mercado internacional que también tuvo precios relativamente bajos. Es decir que la exportación no tiene poder de compra, el mercado interno tampoco, y a la vez hay mucha oferta, entonces cae el precio real".

"Esa caída del precio real es este abaratamiento que estamos viendo. La carne vacuna perdió contra la inflación, se abarató con respecto al pollo y al cerdo, y está más barata que durante los últimos años en términos reales", explicó el experto.

De todas formas, esta tendencia no será indefinida y se espera una recomposición en el precio de la carne de cara a fin de año. "Este aumento de oferta que se dio por efecto de la sequía y terminó generando los bajos precios, no se dio por una mayor producción relacionada a un mayor stock o eficiencia. Todo eso que se mandó anticipadamente o por encima de lo normal, después va a faltar. Ese exceso de oferta que hubo ahora, va a condicionar la oferta a futuro. Esa baja de la oferta esperamos que se empiece a dar en el último trimestre del año. Y eso, de alguna manera, va a empezar a traccionar los precios", señaló Miazzo.

El precio de la carne aumentó por debajo de la inflación y quedó
El precio de la carne aumentó por debajo de la inflación y quedó "barata" en términos relativos

En ese contexto, el especialista sostuvo: "No sé si habrá saltos bruscos o no, porque dependerá de la demanda, del poder de compra de los clientes. Pero seguramente se va a cortar la tendencia que viene mostrando ahora. De mínima, va a empezar a correr a la par de la inflación. Y, de máxima, va a recuperar parte del terreno perdido".

Precios y consumo: cómo evolucionan los quesos y la carne

El "abaratamiento" relativo de su precio frente a la inflación general, impulsó en los últimos meses el consumo de carne vacuna. De hecho, de acuerdo a datos de la cámara del sector (CICCRA), en junio se ubicó en 50,8 kg/habitante/año: es decir, un 4,7% por encima del mismo mes del año anterior. Aunque se encuentra un 4% por debajo del nivel registrado en el primer semestre de 2019.

"Se está recuperando el consumo. Aunque los niveles históricos no se van a recuperar por más que baje el precio o suban los salarios, porque van cambiando los hábitos de consumo. Por ejemplo, el pollo, más allá de que se come porque es más barato, también se come por cuestiones de dieta o de salud, para reducir el consumo de carnes rojas. Ahí hay una cuestión un poco más de fondo. De la misma manera, hay un mayor consumo de cerdo porque nos fuimos acostumbrando a incorporarlo", explicó Miazzo.

"Hay algunas cuestiones de cambios de hábitos de consumo, que van más allá del precio o del poder adquisitivo de los salarios. Pero, en un contexto donde se abarata, se incentiva el consumo. Si está un poco más cerca del kilo de pollo o de cerdo, entonces la gente siempre termina prefiriendo la carne vacuna y la consume un poco más", concluyó el economista jefe de FADA.

En tanto, más allá de aumentar por encima de la inflación general, "el consumo de lácteos se mantiene en litros de leche equivalente". Así lo remarcó Giraudo: "Si se contemplan todos los productos transformados en litro de leches, seguimos tomando alrededor de 190 litros de leche por año. Lo que ha ocurrido es que se primarizó: la gente consume el cartón de leche fluida, algo de leche en polvo, queso cremoso y queso barra, mientras que los yogures en pote, los postrecitos y los quesos duros pasaron a ser productos premium".

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