Como periodista, he sido testigo de innumerables eventos que han marcado la historia de nuestra nación, pero lo ocurrido anoche en los edificios de la Agencia Nacional de noticias y publicidad Télam ha dejado una marca indeleble en mi memoria. El gobierno nacional, en un acto que muchos consideramos uno de los peores ataques a la libertad de expresión en los últimos 40 años de democracia, decidió vallar los accesos a Télam, impidiendo así el ingreso de sus trabajadores.

La escena era desoladora: colegas, periodistas con años de trayectoria, se encontraban frente a un muro metálico que les negaban la entrada a su segunda casa. La indignación era palpable en el aire, y las voces de repudio no tardaron en alzarse contra el proceso de cierre y la dispensa laboral electrónica que se les había notificado. La solidaridad entre nosotros, los trabajadores de prensa, se manifestó fuerte y clara.

Reflexionando sobre el significado de esta medida, no puedo evitar pensar en cómo atenta contra la democratización del derecho al acceso a la información. Parece haber una intención deliberada de beneficiar a los medios concentrados, privando a la población de una fuente de información libre y diversa sobre lo que ocurre en nuestras provincias y en el mundo. Télam no es solo un capítulo; es el espíritu de una nación que se niega a ser silenciada.

Creada en 1945 como una respuesta al monopolio de las agencias extranjeras de noticias, Télam ha sido desde entonces un baluarte de la independencia y la pluralidad. Como la segunda agencia más grande de habla hispana después de la española EFE, es única en su género en Argentina, al contar con una red de corresponsales que abarca todas las provincias y convenios internacionales que le permiten ofrecer una cobertura global. Más que una agencia de noticias, Télam es un testimonio de la historia viva, con más de 700 empleados que han resistido intentos de liquidación y despidos bajo diferentes administraciones.

Con una producción diaria de más de 500 cables y 200 fotografías, además de departamentos de video, radio, un portal de noticias y presencia en redes sociales, Télam se ha erigido como un baluarte de la información. Desde su creación como una compañía mixta, rompió el duopolio de las agencias estadounidenses United Press International y Associated Press, transformándose en una bandera de la soberanía informativa de Argentina.

El carácter federal y pluralista de Télam le ha permitido dar voz a aquellos sectores a menudo marginados por los grandes medios, convirtiéndose en un faro de diversidad en el panorama mediático. Las imágenes históricas capturadas por sus profesionales son un recordatorio de la importancia de preservar este patrimonio público.

Efectivos policiales custodiaban el ingreso a la agencia de noticias

La historia parece repetirse

Tras el intento de despidos masivos de 2018, cuando más de 350 colegas fueron cesanteados "por cuestiones ideológicas", la historia parece repetirse, y la sombra de aquellos días oscuros vuelve a cernirse sobre Télam. La decisión de vallar los accesos es un golpe bajo al derecho a la información y a la dignidad de quienes han dedicado su vida a informar al pueblo.

La agencia Télam no es solo una institución de prensa; es un pilar del derecho a la información en Argentina. Su compromiso con la verdad y la transparencia ha sido crucial para garantizar que los ciudadanos estén informados y puedan ejercer su derecho al voto de manera consciente y fundamentada. En una democracia, el acceso a información fiable y diversa es esencial para la toma de decisiones y la participación activa en los asuntos públicos. Télam ha jugado un papel fundamental en este proceso, proporcionando una cobertura equilibrada y exhaustiva que es vital para el funcionamiento saludable de cualquier sociedad democrática.

Funcionando como un mayorista de noticias, Télam provee a otros medios de comunicación con una amplia gama de informaciones, desde cables de noticias hasta fotografías y videos, que son esenciales para la cobertura diaria de eventos nacionales e internacionales. Pero la importancia de Télam para el periodismo se extiende más allá de su rol como distribuidor de noticias.

La agencia contribuye a la diversidad y pluralidad de voces en el panorama mediático, ofreciendo perspectivas que pueden ser omitidas por otros medios. Esto no solo fortalece la calidad del periodismo al proporcionar múltiples ángulos de una historia, sino que también apoya la democracia al asegurar que el público tenga acceso a una variedad de fuentes de información. En un mundo donde la información es poder, Télam se destaca como un recurso invaluable para el periodismo, defendiendo la libertad de expresión y fomentando una sociedad informada.

Como periodista, y más aún como ciudadano, me uno a este repudio y hago un llamado a defender la libertad de expresión, pilar fundamental de nuestra democracia. La noche de los vallados no debe convertirse en el anochecer de nuestros derechos. En las próximas horas, se presentarán distintos proyectos en el Senado y en Diputados para repudiar cualquier intento de cierre de Télam y el despido de sus trabajadores. La lucha por la verdad y la libertad no conoce de vallas ni de silencios impuestos.