Santorini enfrenta su mayor amenaza: el volcán submarino y los terremotos que sacuden la isla
La isla griega de Santorini, conocida por sus impresionantes vistas y pueblos pintorescos, tiene una historia volcánica que sigue siendo una fuente de inquietud para sus habitantes y turistas. La erupción de un volcán antiguo dejó un enorme cráter y un borde en forma de herradura, y ahora, científicos internacionales están investigando cómo podría afectar la isla una posible erupción futura.
La BBC pasó un día a bordo del Discovery, el buque de investigación real británico, en busca de pistas sobre la actividad volcánica. Recientemente, la isla fue escenario de una serie de terremotos que obligaron a casi la mitad de sus 11.000 residentes a evacuar.
Este evento sirvió como un recordatorio dramático de que bajo los tranquilos paisajes de Santorini, dos placas tectónicas se desplazan lentamente, generando actividad sísmica constante.
El volcán submarino de Santorini y la misión científica que busca predecir erupciones
Isobel Yeo, profesora del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, lidera una misión científica que investiga el volcán submarino que rodea la isla. En una conversación durante la expedición a bordo del buque de investigación Discovery, señaló que los volcanes submarinos, de los cuales dos tercios se encuentran bajo el agua, son poco monitoreados.
Es un poco como 'ojos que no ven, corazón que no siente' en cuanto a entender su peligrosidad, especialmente si se compara con volcanes más conocidos como el Vesubio", comenta en la cubierta del barco, mientras dos ingenieros descienden por el costado un robot del tamaño de un coche.
Este trabajo, llevado a cabo poco después de los terremotos, permitirá a los científicos identificar qué tipo de actividad sísmica podría señalar que una erupción volcánica se aproxima.
La misión de Yeo tiene como objetivo entender cómo la actividad sísmica, como la observada recientemente, podría anticipar una erupción volcánica. "Los volcanes son capaces de erupciones realmente grandes y destructivas", afirmó, advirtiendo sobre la falsa sensación de seguridad que genera el acostumbramiento a erupciones pequeñas y frecuentes.
Este enfoque se basa en el estudio de fenómenos como la erupción del Hunga Tunga en 2022, que generó la mayor explosión submarina jamás registrada y un tsunami que afectó áreas tan distantes como el Reino Unido. Algunas islas de Tonga, situadas cerca del volcán, quedaron tan destruidas que sus habitantes nunca regresaron.
En las profundidades del océano: la ciencia detrás de los respiraderos hidrotermales cerca de Santorini
A 300 metros de profundidad, en el lecho marino, se encuentran respiraderos calientes y burbujeantes. Estas grietas en la Tierra dan lugar a un paisaje subacuático de rocas sobresalientes y nubes de gas de un intenso color naranja. "Sabemos más sobre la superficie de algunos planetas que sobre lo que ocurre en estos fondos marinos", comenta Isobel.
El robot se sumerge en el fondo marino para extraer líquidos, gases y fragmentos de roca. Estos respiraderos son hidrotermales, lo que implica que el agua caliente emerge de las fisuras que suelen formarse en las cercanías de los volcanes. Por ello, Isobel y 22 científicos de diversas partes del mundo permanecerán a bordo de esta nave durante un mes. Hasta el momento, no se ha logrado determinar si la interacción entre el agua marina de estos respiraderos y el magma hace que un volcán sea más o menos explosivo.
"Estamos intentando mapear el sistema hidrotermal", precisa Isobel. "No es como hacer un mapa en tierra; debemos observar lo que hay bajo la superficie", añade.
El Discovery investiga la caldera de Santorini y se dirige hacia el Kolombo, otro gran volcán de la región, emplazado aproximadamente a 7 km al noreste de la isla. Aunque no se espera que ninguno de los dos volcanes entre en erupción de manera inmediata, se considera solo cuestión de tiempo.
Crisis sísmica: mapean el volcán para proteger a turistas y residentes
Además de los científicos internacionales, la profesora Paraskevi Nomikou, geóloga y miembro del grupo de emergencias del gobierno griego, participa activamente en la expedición.
Ella explica que los datos recolectados ayudarán a definir zonas de alto riesgo y planificar medidas de seguridad en caso de una erupción. Nomikou, quien creció en Santorini, señala que la información obtenida de esta misión será vital para la protección de la población local y de los turistas.
John Jamieson, profesor de la Universidad Memorial de Terranova en Canadá, muestra unas rocas volcánicas extraídas de los respiraderos. "No recojan esa", avisa. "Está llena de arsénico". Luego señala otra roca, que parece un merengue negro y naranja con polvo dorado, y comenta: "Es un verdadero misterio; ni siquiera sabemos de qué está hecha".
Estas rocas proporcionan información clave sobre los fluidos, la temperatura y los materiales presentes en el volcán. "Este es un entorno geológico único, realmente fascinante", agrega. El núcleo de la misión se encuentra en un oscuro contenedor de carga en la cubierta, donde cuatro personas monitorean las pantallas montadas en la pared.
Usando una palanca similar a las de las consolas de videojuegos, dos ingenieros controlan el robot submarino. Isobel y Paraskevi intercambian teorías sobre el contenido de un charco de fluido que el robot ha descubierto. Han registrado pequeños terremotos alrededor del volcán, causados por el movimiento del fluido a través del sistema, lo que provoca fracturas en las rocas.
Isobel reproduce una grabación de las fracturas reverberando, que suena como un bajo de discoteca, con el volumen subiendo y bajando. Al activar un campo electromagnético sobre la tierra, identifican cómo el fluido se desplaza mediante las rocas.
Esto permite crear un mapa en 3D que denota cómo el sistema hidrotermal se halla conectado a la cámara magmática del volcán, lugar donde se origina una erupción. "Hacemos ciencia para la gente, no para los científicos. Estamos aquí para que la gente se sienta segura", sostiene Paraskevi.
La reciente crisis sísmica en Santorini evidenció la vulnerabilidad de los residentes de la isla frente a las amenazas sísmicas, así como su dependencia del turismo.