CONTROVERSIA

El delito financiero del cardenal Becciu que apartó el papa Francisco y el enigma de su vuelta al cónclave

Su caso obligó al papa Francisco a tomar medidas para controlar los gastos eclesiásticos en 2020. El cardenal italiano fue condenado por la justicia
Por iProfesional
ACTUALIDAD - 24 de Abril, 2025

El cardenal italiano Angelo Becciu, condenado a cinco años y medio de prisión por delitos financieros, se convirtió en una figura controvertida dentro del Vaticano. Su caso, que derivó en la pérdida de sus privilegios como purpurado por decisión del papa Francisco, ahora plantea un nuevo interrogante: ¿podrá participar en el próximo cónclave?

El papa Francisco no solo reflexionó públicamente sobre la economía -como cuando declaró en 2013 durante la Cumbre del G8 que "el dinero debe servir y no gobernar"- sino que también impulsó reformas estructurales en la administración del Vaticano.

Entre sus medidas más notables destacan la creación de la Secretaría para la Economía, el impulso de políticas de déficit cero y la histórica decisión de reducir el sueldo a los cardenales. Estas reformas se dieron en un contexto de creciente preocupación por la transparencia financiera dentro del Vaticano, especialmente tras el escándalo protagonizado por el mencionado Becciu.

La Secretaría para la Economía, uno de los proyectos emblemáticos de Francisco, asumió el control de los bienes inmuebles y los fondos que anteriormente estaban bajo la Secretaría de Estado. Este cambio buscaba dotar de mayor transparencia y profesionalismo a la gestión económica de la Santa Sede.

Uno de los encargados de liderar esta nueva etapa fue el jesuita español Juan Antonio Guerrero, quien dirigió la Secretaría durante tres años. En sus palabras, el Papa "fue un firme defensor del déficit cero" y se pasó "de un sistema de confianzas antiguas a uno más profesional y controlado".

 Guerrero explicó que cualquier gasto extraordinario superior a 500.000 euros -y luego reducido a 100.000 durante la pandemia- debía ser aprobado por su Secretaría.

Muerte del papa Francisco: el caso Becciu y su posible participación en el cónclave

La gran polémica estalló en 2020, cuando Francisco retiró a Becciu sus privilegios como cardenal. Poco después, el Vaticano lo acusó formalmente de diversas irregularidades financieras, convirtiéndose en el primer cardenal juzgado por un tribunal penal de la Santa Sede.

La condena a Becciu incluye, además de la pena de prisión, la inhabilitación perpetua para ocupar cargos en el Vaticano. Entre los hechos imputados se encuentran la compra opaca de un edificio en Londres -la antigua sede de las galerías Harrods- y una donación de 125.000 euros a una asociación ligada a su hermano y vinculada con Cáritas de Ozieri, su pueblo natal en Cerdeña.

A pesar de todo, Becciu sostiene que no perdió su derecho a participar en un futuro cónclave. Según declaró al diario Unione Sarda, el Papa "nunca pidió explícitamente mi renuncia por escrito ni me excluyó formalmente del cónclave". Esta afirmación ha generado un debate jurídico y moral dentro de la Iglesia sobre su posible asistencia al proceso de elección del nuevo pontífice.

La histórica bajada de sueldos en el Vaticano

Francisco, quien nunca se sintió cómodo con el título de "papa de los pobres" porque afirmaba ser "el papa de todos", vivió y murió en coherencia con su mensaje. Siempre rechazó el lujo, vistiendo con una sencilla cruz de madera y, según se supo tras su fallecimiento por un ictus cerebral, dejó expresamente indicado que quería una tumba simple en la Basílica de Santa María la Mayor.

Durante su pontificado también se produjo un hecho sin precedentes: la reducción de sueldos dentro de la Santa Sede. En plena pandemia, cuando los ingresos del Vaticano cayeron drásticamente, Francisco optó por mantener los salarios de los trabajadores y recortar el de los cardenales y altos cargos.

"Fue la primera vez que se bajaron los sueldos", recordó Juan Antonio Guerrero. Los cardenales vieron reducciones del 10%, los directivos otro 10% y los religiosos un 3%. Esta medida, lejos de ser simbólica, reflejaba el compromiso del Papa con una gestión económica ética y solidaria.

Te puede interesar

Secciones