El último gesto de generosidad del papa Francisco antes de su muerte: la donación de sus posesiones
En los días previos a su muerte, el 21 de abril, el papa Francisco tomó una decisión profundamente simbólica: decidió donar lo último que quedaba en su cuenta personal para apoyar a un lugar que siempre estuvo en el centro de su misión. Revelado por un obispo cercano, ese gesto resume en un solo acto su enfoque hacia la ayuda desinteresada.
Es importante rememorar que el Papa había enfrentado serios problemas de salud que lo mantuvieron internado durante 38 días. Aunque había sido dado de alta el 23 de marzo, su salud se deterioró rápidamente.
Su última aparición en público había sido en la misa de Pascua, donde, desde el balcón de la basílica de San Pedro, ofreció la tradicional bendición "Urbi et Orbi". La madrugada del lunes 21, el Vaticano confirmó su fallecimiento, causado por un derrame cerebral, un coma y un colapso cardiovascular irreversible.
La última donación del Papa Francisco: 200.000 euros a una fábrica de pastas en una cárcel
En las horas previas a su fallecimiento, se dio a conocer el acto de generosidad del papa Francisco, quien entregó 200.000 euros a una fábrica de pastas ubicada en una cárcel para menores en Roma. Según el obispo Benoni Ambarus, director de la oficina para la pastoral carcelaria, el dinero fue entregado de su cuenta personal y representaba lo último que le quedaba.
Ambarus explicó que el Papa había conocido la situación económica de la fábrica en una conversación reciente, donde se le mencionó la hipoteca significativa de la instalación. Ante esto, el Papa respondió: "Casi me quedo sin dinero, pero aún tengo algo en mi cuenta", y entregó la suma.
La fábrica forma parte de un programa de reinserción dirigido a jóvenes privados de libertad. El papa Francisco había visitado este centro durante el Jueves Santo, en lo que fueron algunas de sus últimas apariciones públicas, a pesar de encontrarse aún en proceso de recuperación tras un complicado cuadro respiratorio.
El papa Francisco y su vínculo con la reinserción: la donación final al Casal del Marmo
A lo largo de sus 12 años de pontificado, el papa Francisco cultivó una relación constante con los entornos de reclusión. En diciembre de 2024, con el comienzo del Jubileo, optó por abrir una de las puertas santas en la prisión de Rebibbia, en Roma, como un acto simbólico hacia los reclusos.
Asimismo, sus visitas a diversas cárceles y su defensa incansable de la dignidad de los prisioneros fueron aspectos destacados a lo largo de su papado.
La donación final al Casal del Marmo refleja ese mismo espíritu: un acto de desprendimiento, silencio y humanidad, que encapsula los valores que Francisco defendió hasta su muerte.
Pidió no ser embalsamado: cómo es la técnica utilizada para conservar el cuerpo de Francisco durante el velatorio
El lunes 31 de abril, a las 7:35 (hora en Italia), falleció el papa argentino Francisco, a los 88 años, tras sufrir un derrame cerebral. Luego de informado el deceso, apenas se constató, su cuerpo se cubrió con la tradicional vestimenta papal, y, previo a ser velado en la capilla de la residencia de Santa Marta, su cuerpo fue sometido a una técnica de conservación conocida como "tanatopraxia".
Esta se encuentra destinada a conservar el cuerpo de la mejor forma posible para que las personas puedan despedirse hasta el sábado 26 de abril, día en el que se realizará el funeral, al cual asistirán distintas celebridades.
El papa dejó estipulado en su testamento que no quería ser embalsamado, al igual que sus predecesores Benedicto XVI, Juan Pablo II, Juan Pablo I y Pablo VI. En su lugar, se le practicó una tanatopraxia, un procedimiento que preserva temporalmente el cuerpo humano.
Esta técnica consiste en el afloramiento de arterias principales, como la carótida, por donde se introduce una cánula hasta el corazón. A través de un sistema de presión, se inyecta una sustancia química que reemplaza la sangre, mientras esta es drenada por la yugular. El objetivo es mantener el cuerpo en condiciones aceptables durante los días de velatorio, sin alterar su curso natural de descomposición.
El cuerpo sin vida del pontífice ya fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde permanecerá expuesto hasta la noche del viernes para que los fieles puedan despedirse. En concordancia con su voluntad, el rito ha sido simplificado y la exposición de su cuerpo se realiza con sobriedad, sin los elementos tradicionales que suelen acompañar estas ceremonias. No se utilizó el clásico catafalco papal y el féretro en el que descansa es austero, hecho de madera y zinc.
El papa Francisco mantuvo su estilo de vida austero, incluso luego de la muerte
La decisión de evitar el embalsamamiento permanente es parte del perfil sobrio que caracterizó al pontificado de Francisco, a diferencia de otros papas, quienes eligieron técnicas más duraderas. El caso más recordado es el de Juan XXIII, cuyo cuerpo fue embalsamado y cuarenta años después de su muerte fue encontrado prácticamente incorrupto.
No obstante, el intento de conservar el cuerpo de Pío XII mediante un método experimental resultó trágico: la descomposición avanzó rápidamente, generando gases y un olor insoportable que obligó a cerrar el ataúd antes de lo previsto. Finalmente, su tórax explotó por la presión acumulada, dejando una lección que marcó las decisiones de varios pontífices posteriores.
La sencillez del velorio, el rechazo al embalsamamiento y el ataúd humilde mantienen el mensaje pastoral y humano que Francisco cultivó durante su pontificado. Hasta el viernes por la noche, fieles de todo el mundo podrán rendirle homenaje en la Basílica de San Pedro, antes de que su cuerpo sea sepultado en la Basílica Santa María la Mayor y no en las grutas vaticanas.