Una jueza frena la medida de Trump que buscaba prohibir la inscripción de estudiantes extranjeros en Harvard
La Universidad de Harvard logró este viernes un importante triunfo judicial frente a la administración de Donald Trump. Una jueza federal frenó la decisión del gobierno estadounidense que le impedía a la institución seguir inscribiendo a estudiantes extranjeros, una medida que, según Harvard, atentaba contra su autonomía y violaba la Constitución de Estados Unidos.
La universidad, símbolo del prestigioso circuito académico conocido como Ivy League, había presentado una demanda en un tribunal de Boston apenas unas horas antes. En ella, acusaba al gobierno de actuar por represalia, luego de que Harvard se negara a seguir ciertas directivas ideológicas promovidas desde la Casa Blanca.
Según la presentación judicial, la prohibición de inscribir a estudiantes internacionales -más de 7000 en total- tendría un efecto devastador sobre la comunidad académica. La universidad fue contundente: "Sin sus estudiantes internacionales, Harvard no sería Harvard".
La jueza Allison Burroughs, designada por el expresidente Barack Obama, emitió una orden de restricción temporal para congelar la medida impulsada por Trump. Así, la institución podrá seguir funcionando normalmente mientras se resuelve el fondo del conflicto en los tribunales.
Autonomía en juego
Harvard denunció que el gobierno intentaba controlar su gobernanza, su currículo y hasta la ideología de sus docentes y estudiantes, y señaló que el intento de bloquear la llegada de alumnos extranjeros era parte de una ofensiva más amplia contra la independencia de las universidades.
"Es un acto ilegal e injustificado que pone en riesgo el futuro de miles de estudiantes y académicos, y que manda un mensaje alarmante a todo el sistema educativo estadounidense", advirtió el presidente de Harvard, Alan Garber.
La orden original del gobierno fue firmada el jueves por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. El texto cancelaba la certificación del programa que habilita a Harvard a recibir estudiantes internacionales a partir del ciclo 2025-2026. También obligaba a los actuales alumnos extranjeros a buscar otra institución.
Entre los argumentos oficiales, el gobierno acusó a la universidad de fomentar "la violencia, el antisemitismo y de coordinarse con el Partido Comunista Chino", sin presentar pruebas concretas.
Impacto global y repercusiones en China y Europa
La medida despertó preocupación internacional. Desde Alemania, la ministra de Investigación, Dorothee Bär, expresó su rechazo al señalar que "es una decisión muy preocupante. Espero que se revierta pronto. No es una señal positiva ni para los jóvenes ni para el mundo libre".
Bär también señaló que cada vez más docentes y estudiantes extranjeros están eligiendo universidades europeas ante el endurecimiento de las políticas en Estados Unidos.
China, que representa el principal país de origen de los estudiantes extranjeros en Harvard (más de 1200 alumnos sobre un total de 6700 internacionales), también criticó duramente la medida. La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, aseguró que la decisión dañará la imagen internacional de Estados Unidos y advirtió sobre la creciente politización de los vínculos educativos.
No es la primera vez que las relaciones educativas entre ambos países se tensan: el año pasado, China ya había protestado por el trato a sus estudiantes en aeropuertos estadounidenses, donde algunos fueron interrogados y deportados.
Trump y su cruzada contra el sistema académico
La decisión del expresidente se enmarca en una estrategia más amplia de presión sobre universidades, medios, estudios jurídicos y otras instituciones que, según él, no se alinean con su visión política. En particular, Harvard ha sido blanco frecuente de críticas por parte de Trump, quien la acusa de promover una agenda progresista.
El intento de cancelar la inscripción de estudiantes extranjeros aparece como un nuevo capítulo en esa disputa. Pero esta vez, la Justicia le puso un freno.
Mientras el caso sigue su curso en los tribunales, el fallo de la jueza Burroughs ofrece un respiro a miles de estudiantes que, desde distintas partes del mundo, eligen Estados Unidos para formarse. Y también reafirma el principio de que la educación no puede estar al servicio de intereses políticos.