EE.UU. anunció la operación Lanza del Sur para "acabar con el narcoterrorismo en América Latina"
Con el lanzamiento de la "Operación Lanza del Sur", Washington puso en marcha una ofensiva regional impulsada por el Comando Sur junto con la Fuerza de Tarea Conjunta Lanza del Sur, cuyo objetivo central es enfrentar a las organizaciones narcotraficantes que operan en América Latina.
El secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth, explicó en la red social X que "esta misión defiende nuestra patria, expulsa a los narcoterroristas de nuestro hemisferio y protege a nuestra patria de las drogas que están matando a nuestra gente. El hemisferio occidental es la vecindad de Estados Unidos, y la protegeremos", y remarcó además que "el presidente Trump ordenó la acción".
Estados Unidos desplegará su portaaviones más moderno en el Caribe
Funcionarios del gobierno estadounidense señalaron que el operativo contempla el inminente despliegue en el Caribe del USS Gerald R. Ford, el portaaviones más moderno de la flota. La maniobra representa una demostración militar de una escala pocas veces vista en la región en décadas, y analistas consideran que es un mensaje directo hacia el gobierno de Nicolás Maduro, acusado de dirigir el Cartel de los Soles.
La llegada del USS Gerald R. Ford se suma a una estrategia mayor impulsada por la administración Trump bajo el paraguas de una operación antidrogas. En las últimas semanas, se registraron maniobras militares cercanas a Venezuela, acciones autorizadas de la CIA en territorio venezolano y ataques a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo superior a 75 personas fallecidas, de acuerdo con datos oficiales.
Tras una reunión del Grupo de los Siete en Canadá, el secretario de Estado Marco Rubio indicó que el despliegue está orientado a frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos combatiendo a "narcoterroristas organizados". Sostuvo que esa directiva proviene directamente del presidente Trump y que "eso es lo que el ejército está haciendo" en la región.
Reacción de Venezuela y tensiones regionales
El gobierno de Maduro respondió anunciando una "movilización masiva" de civiles y militares. El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, informó en cadena estatal que unidades terrestres, navales, aéreas y de misiles participaron, durante dos jornadas, en maniobras destinadas a "enfrentar amenazas imperialistas". En los medios oficiales se difundieron imágenes de tropas en varios puntos del país, así como de Padrino supervisando un sistema de misiles antiaéreos en Caracas.
La ofensiva estadounidense también generó movimientos en otros países. El presidente de Colombia, Gustavo Petro —sancionado recientemente por Washington bajo acusaciones vinculadas al narcotráfico— anunció inicialmente la interrupción del intercambio de inteligencia con Estados Unidos.
Sin embargo, luego moderó su posición y condicionó la cooperación a compromisos en materia de derechos humanos. Por su parte, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, informó que la Secretaría de Marina actuará contra embarcaciones sospechosas en aguas internacionales cercanas a México, tras alcanzar un entendimiento para evitar intervenciones directas de fuerzas estadounidenses.
El rol del USS Gerald R. Ford y el riesgo de escalada
Fuentes del Pentágono citadas bajo anonimato afirmaron que el portaaviones se encontraba aún en el Atlántico medio y no había ingresado al Caribe al momento del reporte. Mark Cancian, coronel retirado de la Marina y analista del Center for Strategic and International Studies (CSIS), sostuvo que la nave probablemente no permanezca demasiado tiempo en Sudamérica debido a su importancia estratégica y la eventual necesidad de reubicarla en zonas como Medio Oriente. También advirtió que Venezuela cuenta con sistemas antimisiles avanzados, provistos por Rusia, que podrían complicar las operaciones aéreas estadounidenses si creciera la tensión.
Según el profesor David Smilde, especialista en Venezuela de la Universidad de Tulane, la intención central de este despliegue no sería impulsar una acción militar directa, sino sostener una amenaza creíble de uso de la fuerza como mecanismo de presión política.