La crisis del sector automotor no se limita, únicamente, a la venta de unidades 0km. La industria en todos sus pilares está en su peor momento, y la fabricación de autos está sufriendo una caída tan fuerte que la lleva a niveles de 2005.

Para 2019, se espera que las terminales cierren con una producción de 320.000 vehículos frente a las 466.649 del año anterior, período en que ya se venía sufriendo una pérdida de producción, teniendo en cuenta que en 2017 había cerrado en 473.408 unidades.

Esos resultados fueron un "balde de agua fría" a un sector que, junto al Gobierno de Macri, había acordado el plan 1 millón de unidades, para que la industria "vuele" a esos niveles" en 2023.

Ahora, en este escenario de crisis y dudas, la única esperanza para salir adelante es Brasil. Fuentes de diferentes terminales, con alta participación en el país vecino, indicaron que en 2020 pueden crecer más de 10%, provocando un impacto positivo de este lado de la frontera.

Las exportaciones argentinas dependen enormemente del mercado que comanda Jair Bolsonaro, que en 2019 también fue brillante. Se calcula que el cierre será con un 15% abajo de 2018.

Otras quejas llegan desde el sector autopartista, quienes señalaron que "el plan 0km estuvo permitiendo a terminales y concesionarios bajar stocks, pero no tuvo efectos en la producción porque la mayoría de lo que se vende son importados (el Gobierno permitió un récord de más del 70% de autos vendidos de origen extranjero)".

En este contexto, el martes, en la sede capital de Smata, se presentará el plan estratégico 2030 para la cadena automotriz, con presencia de las cámaras ADEFA, AFAC, ACARA, Adimra, Grupo Proa y representantes de la Unión Obrera Metalúrgica, junto a funcionarios nacionales y provinciales.

Los privados pedirán una serie de medidas como reducción de impuestos, retenciones, suba de reintegros, apertura de mercados externos, para retomar la senda del crecimiento.