Crecen los problemas con el "vecindario": Brasil se cansa de Moreno y las quejas de Uruguay van más allá de un "micrófono"

El conflicto con la brasileña Vale, los dichos de Mujica, el fastidio en Chile por el "caso LAN". Señales peligrosas en las relación con otros países
COMEX - 10 de Abril, 2013

Hace unos años, la relación entre la Argentina y los países de la región era como la de cualquier "familia" normal: había discusiones, quejas y distanciamientos, pero al fin y al cabo -y más allá de las diferencias entre unos y otros-, todos terminaban sentándose a la mesa y sonriendo para la foto. 

Sin embargo, esta "familia tipo", que parecía mantener objetivos comunes, con el tiempo mutó a la de un grupo totalmente disfuncional. A punto tal que ni siquiera la "fría ciencia" de la diplomacia parece surtir efecto. 

Así está el vecindario, o el llamado Mercosur ampliado, es decir, los países que conforman el bloque más Chile.

En efecto, aquellos tiempos "dorados", en los cuales se aspiraba a lograr una unión aduanera perfecta y hasta a compartir una moneda en común, quedaron muy lejos.

Tras el "baño de realidad" y el desencanto que generó la grave crisis que viene atravesando la zona del Euro -sumado a los problemas derivados de quedar atados a un mismo signo monetario-, el clima de beligerancia y hostilidad que se vive en la región no paró de crecer.

Y son muchos expertos los que responsabilizan a la Argentina por este estancamiento del proyecto del bloque común, un "paciente" que, si bien todavía no esta muerto, sí se encuentra anestesiado.

En este contexto, las inoportunas declaraciones del presidente uruguayo José "Pepe" Mujica, a quien un micrófono abierto le jugó una muy mala pasada, son apenas la punta de un iceberg que muestra a una región desarticulada política y comercialmente, además de encontrarse sumida en una fuerte crisis de confianza.

"No recuerdo nunca un período en el haya habido tantas diferencias en el Mercosur como hoy en día", aseguró a iProfesional.com Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de la Fundación ExportAr.

En la misma línea, Raúl Ochoa, ex subsecretario de Comercio Internacional, aseguró que "la Argentina se fue encerrando en sí misma y la relación con los vecinos atraviesa un momento sumamente complicado, como pocas veces antes desde que entró en funcionamiento el bloque".

"Todos los países de la región, o terminan volcándose por Brasil o buscando alianzas en el Pacífico. Hay una sensación muy fuerte de que ya no tiene sentido sentarse a negociar con la Argentina, que en los últimos años viene aplicando medidas del tipo defensivas", completó el experto.

En la actualidad, en el "vecindario", la administración kirchnerista mantiene focos de conflicto con los gobiernos de Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, sin contar los otros frentes abiertos que tiene con más de 40 naciones. 

En general, salvo una de origen ideológico, el resto de las contiendas tienen un eje en común: las restricciones comerciales y cambiarias implementadas con el objetivo de cuidar los dólares.

Brasil, o la fábula de la rana y el escorpión

La relación entre los dos principales socios del bloque atraviesa su período más álgido en años.

Y si bien el "cerrojo" de Guillermo Moreno viene causando rispideces al menos desde 2009, el "caso Vale" terminó por agitar aun más las aguas de la diplomacia.

Sucede que, tras la cancelación por parte de la minera del faraónico proyecto para extraer potasio en Mendoza, debido a las complicaciones derivadas de la suba de costos y la imposibilidad de girar divisas, el Gobierno optó por apelar a la confrontación lisa y llana, llegando incluso a amenazar con expropiar activos de la compañía.

El problema es que, tal como aseguró a iProfesional.com Gustavo Segré, CEO de la consultora Center Group, la cabeza de la minera es elegida por el propio Ejecutivo brasileño, de modo que resulta imposible dividir las aguas y pretender encapsular el conflicto entre una empresa y un gobierno.

"Cuando el ministro De Vido afirmó que Vale estaba robando a los argentinos, de algún modo dejó entender que el Estado de Brasil le estaba robando a los argentinos, y la administración de Dilma Rousseff no se sintió nada confortable con eso", disparó el experto. 

Por otra parte, desde la administración K, acostumbrados a que sean pocos los empresarios locales que cometen actos de "sincericido", se vivió como una verdadera estocada que una multinacional de la talla de Vale saque "los trapitos al sol" y cuestione públicamente la política económica y cambiaria argentina.

Para coronar esta pelea, y como "devolución de favores", el secretario Moreno agregó más tensión a la ya deteriorada relación bilateral al decidir excluir a Brasil de la flexibilización de importaciones de alimentos premium.

"En las góndolas se están viendo productos de distintos orígenes pero los supermercadistas aseguran que de Brasil hay poco y nada. Claramente continúan las restricciones para los alimentos de ese origen", aseguró categóricamente un representante del sector importador en diálogo con iProfesional.com.

Desde San Pablo, Segré aseguró a este medio que "la noticia cayó muy mal entre funcionarios y empresarios brasileños, que se sienten penalizados por la falta de competitividad de la industria argentina".

"Para Brasil, la Argentina se transformó en un gran problema", recalcó.

En este contexto, la respuesta desde la administración de Rousseff no se hizo esperar. El canciller Antonio Patriota cuestionó las trabas a las importaciones y se quejó de que los envíos brasileños están registrando caídas muy acentuadas.

Incluso, destacó el hecho de que los productos verdeamarelos están siendo desplazados de las góndolas argentinas por bienes de otros orígenes, lo que estaría dando lugar a un "desvío de comercio" que va "en contra de los intentos por fortalecer el Mercosur".

A ojos de Ochoa, "que un canciller brasileño salga a hablar de esta manera es una muy mala señal". 

Así las cosas, para los analistas, la relación entre ambos países se asemeja a la fábula de la rana y el escorpión: Brasil es un aliado que puede ayudar a la Argentina a cruzar el "río" de la crisis, pero a mitad de camino, por la propia naturaleza del estilo K, el Gobierno comenzó a clavarle el "aguijón", ya sea con el tono confrontativo por el "caso Vale" o mediante las represalias comerciales que instrumentó Moreno.

Para graficar el estado delicado de la relación bilateral, Ochoa recordó un tema no menor: "La reunión que se había pactado entre Cristina y Dilma, y que fuera suspendida tras la muerte de Chávez, no tiene fecha, quedó en el aire. Es un pésimo indicio".

El experto hizo hincapié además en que la Argentina está en una situación desventajosa, dado que en junio vence el acuerdo que mantiene regulado el comercio bilateral de 0Km y de autopartes y que Brasil no quiere renegociar.

Este es un punto clave que ya hizo prender la alarma al arco empresarial argentino: sin este pacto, la industria nacional corre un serio peligro ante el enorme tamaño de las terminales brasileñas que están planeando inversiones por más de u$s20.000 millones para los próximos cinco años y que incluye la apertura de ocho nuevas fábricas automotrices. 

"La Argentina tiene una parada muy complicada. Nuestro país podría haberse sentado a negociar amigablemente, pero el tema Vale y lo que consideran un uso discriminatorio de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, realmente no ayuda", disparó Ochoa.

En este contexto, para Segré, la decisión de aplicar represalias comerciales contra los productos que vienen de Brasil, tras el conflicto con la minera, "fue como pegarse un tiro en el pie, porque la Argentina necesita más de Brasil que Brasil de la Argentina".

Uruguay: una relación que explotó por un micrófono

"Vieja", "tuerto", "terca" fueron algunos de los conceptos vertidos por un Mujica al que un micrófono lo agarró desprevenido.

Sin embargo, los expertos coinciden en que su descuido fue una señal muy clara de un presidente saturado tras intentar negociar con la Argentina durante años y obtener pésimos resultados, aun a costa de haberse peleado con la oposición y con su propio partido por la estrategia de mostrarse conciliador. 

Sin embargo, esta fue apenas una muestra de cómo la dirigencia uruguaya perdió la paciencia con la administración K.

El vicepresidente de ese país, Danilo Astori, aseguró días atrás que las relaciones con la Argentina están "en el peor momento en mucho tiempo" y que las medidas tomadas por el Gobierno kirchnerista perjudican "notablemente a Uruguay".

Pero hay más. Como una suerte de premonición, a fines de 2012 el ministro de Economía de ese país, Fernando Lorenzo, advirtió a un grupo de empresarios con total crudeza: "Señores, olvídense de la Argentina".

Al hacer un racconto de la situación tras el "problema del micrófono", Ochoa recordó que "Mujica intentó un acercamiento tras el complicado período de las pasteras. Pero hubo muchos escollos en el camino que derivaron en el complejo escenario actual". Entre los problemas bilaterales pueden mencionarse:

1. La disputa por el dragado del canal Martín García: es una vía de transporte fluvial clave para las empresas uruguayas. El Gobierno de ese país viene denunciando a la Argentina por continuos incumplimientos de los acuerdos firmados.

2. El problema por el gas: Ochoa destacó que, tras haber dejado la Argentina de abestecer a Uruguay, fracasó un acuerdo conjunto para levantar una regasificadora. Así las cosas, a la administración de Mujica "no le quedó otra que hacerlo por su cuenta, con todas las dificultades que eso implica".

3. Cepo cambiario: la necesidad de cuidar los dólares y aplicar el "cepo" al dólar, llevaron a que Uruguay padezca un turismo muy flojo por falta de argentinos.

4. "Cerrojo" importador: la industria uruguaya es una de las más perjudicadas por las limitaciones fijadas por Moreno desde el año 2008. Entre las ramas de actividad más complicadas por estas medidas figuran: automotriz, textil, papelera y portuaria.

Frente a este escenario, Ochoa alertó que "Uruguay finalmente optó por el camino más sencillo: como fracasó el acercamiento con la Argentina, ahora se está volcando por Brasil".

Y, lejos de ser un deseo verbal, esto quedó plasmado en la conformación de un grupo de alto nivel entre ambos países dentro del Mercosur, "con el objetivo de facilitar el comercio y las inversiones" entre ambos países. 

Chile: frío en la Cordillera

La relación con Chile tampoco atraviesa su mejor momento. En parte, por la gran distancia ideológica entre ambas administraciones, pero también por las crecientes tensiones comerciales.

"Entre los empresarios chilenos hay mucho enojo por exportaciones frenadas. El clima no es el mejor y tengo conocimiento de que este hastío alcanza a funcionarios del gobierno de Piñera, alertó a iProfesional.com un reconocido protagonista del sector importador, quien pidió estricto off the record.

A esto se sumó el reciente conflicto entre la aerolínea chilena LAN con Intercargo, la empresa estatal intervenida por el Gobierno, que le retiró el servicio de mangas en aeropuertos por diferencias contractuales.

El conflicto, que llegó a la instancia judicial, para los expertos es otra mancha más para una relación de por sí fría.

De hecho, en Chile leen esta pelea como un intento por perjudicar a LAN y facilitarle el terreno a Aerolíneas.

El punto central es que LAN cala hondo en el espíritu chileno. De alguna manera, se puede equiparar a lo que es Vale para Brasil, dejando en claro lo mucho que puede molestar esta crisis al país trasandino.  

Como telón de fondo cabe destacar que días atrás se conoció la decisión tomada por Chile de castigar al trigo argentino con una sobretasa arancelaria de casi 11%, ante lo que consideraron prácticas de dúmping.

También productores chilenos denunciaron el ingreso de maíz nacional por supuestas prácticas comerciales desleales, agregando más ruido a la relación. 

"Claramente todo esto no ayuda al clima de negocios", disparó Ochoa.

Paraguay: ni la inundación favoreció el acercamiento

En el "vecindario", si hay una relación tensa es con Paraguay: en junio del año pasado el Gobierno decidió retirar a su embajador y cortar relaciones diplomáticas por la destitución de Fernando Lugo, que fue calificada por la administración kirchnerista como "golpe parlamentario".

El clima no mejoró cuando, tras las inundaciones que afectaron a La Plata, se rechazó ayuda humanitaria ofrecida por el actual presidente paraguayo, Federico Franco, quien lamentó públicamente la reacción oficial -cabe destacar que en la zona afectada había un gran número de ciudadanos de ese país-.

Paralelamente, otro dato no menor es que hace poco más de un mes, el mandatario había asegurado que "no se arrodillaría" ante los socios del Mercosur, bloque del que fuera expulsado y que, durante su ausencia, allanara el camino para el ingreso de Venezuela.

Más allá de estas declaraciones, Ochoa destacó que "en el último tiempo, Paraguay hizo lo mismo que Uruguay: en pleno impasse con la Argentina, eligiró acercarse más a Brasil".

La Argentina, aislada del vecindario

Para los expertos, las consecuencias de este pésimo clima político y comercial en el vecindario no hacen más que profundizar la política de aislamiento a la que parece apostar el Gobierno nacional.

Al respecto, Elizondo aseguró que la administración kirchnerista "viene limitando las importaciones y tomando medidas que afectan a las inversiones extranjeras. Y esto tiene que ver con priorizar los temas domésticos de corto plazo por sobre una visión estratégica de largo. Pero esto no es de ahora, es lo que nos llevó a pelearnos con Estados Unidos, con México, con la Unión Europa y con todos los países que explican el 80% del intercambio comercial".

"La Argentina claramente está aislándose a pasos acelerados", apuntó Ochoa.

A su turno, Dante Sica, director de la consultora Abeceb, sostuvo que, en lo inmediato, en el caso de las inversiones, "es lógico pensar que una mayor proporción de los capitales brasileños serán atraídos por Uruguay, Paraguay y los países del Pacífico, mientras que la Argentina quedará relegada".

Paralelamente, a nivel Mercosur, Segré no ve un panorama más alentador: "No me llama la atención que Brasil mire con más atención a los países que conforman el BRIC y relegue al bloque. O que Uruguay se canse definitivamente y pida un retroceso como zona de libre comercio y negocie por su cuenta".

En tanto, Elizondo opinó que "el Mercosur está dormido. Se hizo todo lo posible como para que la zona de integración esté totalmente anestesiada". 

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