Autos y electrónica: dos beneficiados del modelo que ahora son "rehenes" de la escasez de dólares

Conforme se desinflaron las reservas, el Gobierno debió dejar de lado el discurso y darse un baño de realidad. Los consumidores, los grandes perjudicados
COMEX - 06 de Enero, 2014

Durante las épocas de vacas gordas y colchones holgados de reservas, el Gobierno tenía un pequeño grupo de "elegidos"; ramas de actividad que fueron llamadas para formar parte de la "mesa chica", conformada por aquellos sectores que eran funcionales al modelo.  

Los dos principales, sin dudas, fueron la industria automotriz y la electrónica, corporizada por el polo tecnológico de Tierra del Fuego. A ambas, el Ejecutivo las favoreció de múltiples maneras. 

En primer lugar -más allá de tener que cumplir con algún eventual pedido de compensación de importaciones-, se mantuvieron al margen de los cierres aduaneros arbitrarios y casi no hubo año en el que no contaran con insumos y componentes en tiempo y forma.

Por otro lado, con la política de financiamiento en pesos y a largo plazo, en un contexto de fuerte expansión del gasto, el Gobierno sembró el terreno para que estos dos sectores prosperaran hasta lograr marcas históricas de crecimiento.

En tercer lugar, en el caso de la electrónica, la favoreció con un mercado cada vez más cautivo, donde se castigó con mayores aranceles a lo importado para alentar la fabricación o el ensamblado local.

Así las cosas, estos dos rubros fueron señalados una y otra vez como los emblemas del modelo K y como la muestra cabal de que era posible apostar al "vivir con lo nuestro".

Sin embargo, conforme se aceleró el faltante de dólares y el derrumbe de las reservas del BCRA se tornó crítico, el Gobierno debió dejar de lado la "mística" del relato y aferrarse al pragmatismo.

Y ahora que lo que manda es la "caja verde", el propio modelo de negocios de estas dos ramas de actividad se convirtió en una pesada mochila para el Ejecutivo, por un simple hecho: el bajísimo contenido local y la alta dependencia hacia las importaciones, lo que las convirtió en dos de las más grandes grietas de billetes verdes. 

Así, en poco tiempo, estos sectores pasaron de ser los privilegiados del modelo a estar bajo el ojo de la tormenta.

En concreto, el Gobierno avanzó en un "doble torniquete": a las automotrices, por un lado, les quitó parte de la "frutilla del postre", es decir, el negocio de la alta gama, mediante la suba del tributo a los bienes suntuarios que actualmente afecta a más de 100 modelos.

Luego, obligó a terminales y distribuidoras a importar menos vehículos terminados de cara al primer trimestre de este año.

De este modo, quienes fabriquen deberán achicar la "cuenta" en un 20%, en tanto que las importadoras puras, es decir, las que no realizan procesos productivos, deberán restringirla un 27%.

Paralelamente, la industria electrónica, que durante años había salido indemne del control aduanero ejercido con mano de hierro por el ex secretario Guillermo Moreno, también deberá despedirse de los récords y achicar sus compras de insumos, partes y piezas en un 20%.

Estas son malas noticias para las empresas del sector, especialmente al considerar que el rubro de la electrónica en 2013 había logrado capear el temporal con niveles de venta muy por encima del promedio.

En efecto, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), este rubro mostró una tasa media de crecimiento del 1,4% entre enero y noviembre últimos, un nivel bueno considerando que el consumo en general cayó casi 2% (ver gráfico).

De cara al 2014, los expertos prevén que, por el "efecto Mundial", sumado al encarecimiento que sufrieron las compras al exterior por el incremento del recargo fijado por la AFIP, el rubro de la tecnología va a beneficiarse con un mayor nivel de demanda.

Según Guillermo Barbero, socio de la firma First Corporate Finance Advisors, uno de los primeros rubros al que los argentinos van a apuntar "es a la tecnología".

Sin embargo, la decisión oficial de recortarle los "beneficios" a las empresas instaladas en el polo tecnológico fueguino, con la orden explícita de que achiquen sus importaciones de componentes en un 20%, les significa un claro "cepo" al crecimiento.

"El mensaje fue muy claro: no hay dólares y hay que ajustar por algún lado. A nosotros la orden que nos dieron fue la de importar menos, es decir, nos están obligando achicarnos", se lamentó ante iProfesional el presidente de una de las empresas de tecnología que participó de la última reunión con Giorgi.

A la hora de evaluar las consecuencias, Alejandro Prince, experto en el mercado tecnológico, sostuvo que "considerando el altísimo nivel de componentes importados que tienen los artículos ensamblados en el país, la limitación al ingreso de partes y piezas generará dos efectos: por un lado, vamos hacia un achicamiento de la oferta. Reducir importaciones en un 20% implicará que haya menos equipos a la venta".

En segundo lugar, "podría ocurrir que algunas empresas no quieran importar menos volumen, sino que opten por traer de afuera insumos más baratos, lo que redundará en equipos de menor calidad".

Como un efecto secundario, destacó que podría haber aumentos de precios, dado que no sólo se está restringiendo el ingreso de productos terminados sino también de insumos clave para el proceso de ensamblado.

Esto constituirá un duro golpe para los consumidores argentinos, que tienen que pagar por iguales artículos tecnológicos -incluyendo recargo del 35%-, hasta un 140% más que en otras plazas, como Estados Unidos (ver cuadro). 

Cualquier achicamiento de la oferta se sentirá de lleno, dado que desde Tierra del Fuego llegan más del 90% de celulares, LCD y equipos de aire acondicionado que se venden en el país. 

Así, de extenderse las limitaciones a las importaciones a lo largo de todo el año -como ya varios empresarios vienen rumoreando por lo bajo- la oferta de tecnología se reducirá drásticamente, una mala noticia para las empresas del sector que se preparaban para la "temporada alta" de la mano del Mundial de Fútbol.

En el caso de los LCD, por ejemplo, la imposición de cuotas al ingreso de componentes llevaría a un achicamiento del negocio desde las 2,7 millones de unidades correspondientes a 2013, a unas 2,2 millones.

El mercado de celulares tampoco escaparía de esta situación adversa: de los 12 millones de equipos que ingresaron el año pasado al país (desde Tierra del Fuego o Asia), se pasaría a un nivel cercano a los 10 millones, el más bajo desde la instauración del "impuestazo tecnológico".

El problema para los consumidores es que, a las nuevas restricciones impuestas por Giorgi, se suma el hecho de que la tasa de devaluación, mes a mes, está encareciendo -en pesos- los productos tecnológicos vendidos en la Argentina.

"Están achicando la oferta. El tema es, ¿a dónde va a recurrir la demanda? ¿Quién va a cubrir ese faltante del 20%?", se preguntó el presidente de una empresa del sector que pidió estricto off the record.

Todo este conjunto de variables, según Prince, llevarán a que "se vuelva a potenciar el fenómeno de los importadores hormiga, es decir, todos aquellos argentinos que compran afuera para uso personal o para llenar la web con iPhones y todo tipo de equipos".

Autos más caros

Para los expertos, toda medida que restrinja la oferta, en un contexto inflacionario como el actual, no hará más que impactar en los precios que pagan los argentinos. 

Uno de los sectores que está en estado de alerta es el automotor, que acaba de cerrar 2013 con 955.000 unidades vendidas, lo que implicó un crecimiento del 13% respecto al año anterior y una nueva marca histórica. 

Sin embargo, en este 2014 los empresarios se preparan para despedirse de los récords. 

En diálogo con este medio, Abel Bomrad, titular de la Asociación de Concesionarios (ACARA), alertó que "el doble candado que se le está imponiendo al sector, con suba de impuestos y limitaciones para importar, va a generar una caída de la oferta que va a redundar en un aumento de precios y esto va a perjudicar seriamente al mercado".

Acto seguido, el directivo consideró que los menores niveles de rentabilidad "van a dejar en estado crítico a los concesionarios", por lo cual "es de esperar que las fuertes campañas de promoción que se habían desplegado en los últimos años tiendan a desaparecer, lo que va a desalentar más las operaciones de compra".

Desde la consultora Abeceb, en tanto, destacaron que "tanto la ley que subió el impuesto a los autos de alta gama, como el pedido para reducir importaciones, son medidas que distorsionan con fuerza el mercado y que revertirán los incentivos de inversión".

Paralelamente, aseguraron que "este año se incrementarán aun más los precios de los autos de gama baja y media, afectando al mercado y alejando a los argentinos de la clase media del sueño de tener el auto familiar".

Esto sucederá porque las terminales radicadas en el país combinan oferta de autos producidos localmente con 0Km importados. Los que les aportan mayor rentabilidad son estos últimos, por lo que, "al no contar con esos márgenes deberán compensar aumentando los valores de los nacionales". 

Así las cosas, la combinación de inflación, anulación de promociones por menor rentabilidad, aumento de precios por la exigencia de incorporar equipamiento de seguridad a autos base, restricción de la oferta por menoresimportaciones y el efecto "impuestazo", terminará encareciendo los vehículos.

En este sentido, el titular de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi, estimó que este año los 0Km aumentarían un 40% promedio. 

La peor parte de esta estrategia oficial se la llevarán las compañías puramente importadoras, dado que deberán achicar casi un 30% sus compras al exterior en el primer trimestre y sufrirán de lleno el impuestazo.

Frente a esto, desde la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (CIDOA) aseguraron que con esta medida se le estará produciendo un "daño a los argentinos, que se encontrarán con menos opciones y alternativas más caras, dado que los autos no afectados también subirán de precio al no tener competencia". 

Además, hicieron hincapié en la penalización que sufrirán los usuarios, "debido al aumento esperable de seguros y patentes de las unidades adquiridas previamente".  

Frente a este panorama, Gonzalo Dalmaso, analista de Acebeb, estimó que "el escenario base con las últimas medidas es que el mercado de autos premium se achique un 30% este año".

Sin embargo, recalcó que "si las limitaciones a las importaciones se extienden, entonces el derrumbe en el nivel de ventas podría ser mayor, de entre el 40% y el 50%".

Paralelamente, consideró que el mercado en general de 0Km, producto de un achicamiento de la oferta y de un menor poder adquisitivo en términos reales frente al avance de los vehículos, tampoco vivirá un gran año.

"Prevemos que todas estas medidas restrictivas generen una caída en el nivel de ventas de casi 10%, lo que reduciría el nivel de patentamientos hasta las 870.000 unidades, lejos del millón de vehículos que hace tiempo se quiere alcanzar", sostuvo (ver infografía). 

Frente a un Gobierno que ahora tiene problemas para seguir "bancando" el boom de consumo, Soledad Pérez Duhalde, economista de Abeceb, concluyó que "este año, la dinámica del no será la misma que en períodos anteriores. Es hora de buscar un mayor impulso en otras variables, como es el caso de la inversión productiva y la competitividad de las exportaciones". 

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