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El otro negocio de la carne: más inversores buscan ganancias en dólares con los "pooles de vacas"

Los fondos ganaderos ganan terreno mientras se baten récords de exportaciones y la Argentina vuelve a posicionarse entre los 5 mayores jugadores del mundo
27/03/2019 - 05:55hs
El otro negocio de la carne: más inversores buscan ganancias en dólares con los "pooles de vacas"

El negocio de la carne, sin dudas, es un tema que está instalado en la agenda nacional. Por un lado, es algo que preocupa al Gobierno, porque su precio en lo que va del año pegó un fuerte salto en el mercado interno, provocando un importante arrastre en el IPC, con el consecuente malhumor social que genera el encarecimiento de un alimento clave en la dieta de los argentinos.

Pero también hoy representa uno de los pocos casos de éxito que puede mostrar Cambiemos durante su gestión. Sucede que el negocio ganadero, de figurar entre los más castigados durante la gestión kirchnerista, pudo reencauzarse hasta convertirse en un boom exportador.

Según destacan desde el Consorcio de Exportadores de Carnes, el monto facturado por estos despachos alcanzó los u$s1.950 millones, "la mayor cifra alcanzada en nuestra historia".

Y esta performance tuvo su recompensa: la Argentina pasó de estar fuera del top 10 de los principales jugadores a nivel mundial a ubicarse en el puesto 6, con firmes posibilidades de subir un escalón más este año.

Así es como este sector se debate entre la polémica por los precios a nivel doméstico y el éxito en las góndolas del mundo, en un contexto en el que además se prevé un incremento de los despachos al exterior tras la reapertura oficial del mercado de los Estados Unidos, tras casi 20 años de restricciones.

Por detrás de este telón, existe un negocio pensado exclusivamente para aquellos inversores que quieren subirse al boom del bife argentino: son los fondos ganaderos, que han crecido en tamaño desde que cambió el Gobierno y se hizo explícito el apoyo a este sector de actividad.

Y así como hace años se popularizaron los fondos sojeros, que tuvieron su momento de auge hace unos siete años, cuando este grano llegó a superar los u$s600 por tonelada, ahora es el turno de los "pooles de vacas".

A diferencia de lo que ocurre con los clásicos fideicomisos agrícolas, que llegaron a entregar una rentabilidad superior al 30% en dólares -algo igualmente difícil de alcanzar hoy día- el negocio ganadero apunta a un perfil de inversores bastante más conservador.

Lo que más remarcan los impulsores de estos proyectos son, ante todo, su estabilidad a lo largo del tiempo.

"Hoy es un buen negocio. Como toda actividad vinculada con la economía real, tiene su nivel de riesgo, pero es mucho más acotado que el que tiene el agro. Tal vez no se logren años con ganancias exorbitantes con la ganadería, pero en general sí hay rentabilidad y, en un mal año, no se pierde el capital", resume Alejandro Fara, director de ADBLick Ganadería, que cuenta con proyectos diversificados en energías renovables, aceite de oliva, nueces pecan y en agro, su principal unidad, a través de la cual explotan 50.000 hectáreas. 

Guillermo Villagra, director de OpenAgro, comparte la visión: "Hace unos años, con un precio del ganado en pie que había quedado atrasado, no era la mejor alternativa. Pero a esta inversión hay que verla a largo plazo. Hoy, el que está bien posicionado está aprovechando mejores precios y una mayor rentabilidad".

Negocio en expansión

En la actualidad, ADBLick, con su división Ganadería, está manejando unas 7.500 cabezas y, para este 2019, apuntan a expandir el negocio hasta las 10.000, un crecimiento del 33%.

A diferencia de otros, este fondo se especializa en recría y terminación. Es decir que compran terneros recién destetados de unos 180 kilos, con el objetivo de engordarlos y llevarlos hasta los 450 kilos. Luego lo comercializan a frigoríficos para destinarlos a la exportación.

"Estamos diversificados y con eso minimizamos mucho los riesgos. Tenemos campos en Santiago del Estero, Salta, San Luis, Córdoba y provincia de Buenos Aires. Y en cada zona tenemos diferentes esquemas productivos", apunta Fara.

Los fondos ganaderos se diferencian de los agrícolas en que son mucho más flexibles en cuanto a las ventanas de entrada y salida.

"En agricultura hay momentos de cierre y apertura muy específicos, que dependen de la siembra y la cosecha. En cambio, en el negocio ganadero, el inversor entra y sale cuando quiere", detalla.  

Desde ADBLick también hablan de pensar a mediano plazo: "Nosotros damos la opción de que el inversor pueda entrar y salir cada 12 meses. Pero siempre pedimos una mirada más larga. Por la experiencia, sabemos que tres años es el plazo mínimo óptimo".

En el caso de OpenAgro, a diferencia del esquema de engorde, se especializa en cría. Es decir, no apuntan a sumar kilos como principal objetivo sino a incrementar la cantidad de animales.

Para este año, el objetivo es alcanzar un nivel de 5.000 vientres, distribuidos en campos ubicados en Zárate, Trenque Lauquen, Navarro y General Villegas.

Villagra plantea este fideicomiso como una suerte de "caja de ahorro" y que, por su naturaleza, hay que hay que pensarlo a mediano-largo plazo.

"Este no es un planteo para entrar y salir en unos meses. Los resultados llegan con los años, por el ciclo propio que tienen los animales", explica.

Por eso, recalca, "el plazo mínimo de permanencia recomendado es de tres años. Pero lo ideal es plantearse de cinco o más, porque ahí es cuando el crecimiento empieza a acelerarse".

El experto lo pone en estos términos: "Desde que nace un animal hasta que puede quedar preñado pasan entre 26 y 30 meses. Por eso, es importante permanecer y apostar a multiplicar las crías. Nuestro planteo apunta a que si comprás una cuotaparte del fideicomiso equivalente a diez cabezas, al séptimo año se debería estar quintuplicando esa cantidad".

Por eso, aclara Villagra, "no podemos proyectar el precio que tendrá el ganado de acá a algunos años, pero sí nuestro objetivo es asegurarle al inversor que cuando salga, va a tener un mayor volumen".

Rentabilidad

En cuanto a los niveles de rentabilidad, los impulsores de estos fondos remarcan que no es posible replicar los niveles que sí puede entregar –en un buen año- el negocio agrícola.

Desde ADBLick, por ejemplo, mencionan que "el año pasado, debido a que el precio del ganado en pie quedó muy atrasado y no tuvimos precios muy buenos, se trató básicamente una campaña defensiva, con una rentabilidad que estuvo un poco por arriba de la inflación".

Sin embargo, como remarcan que es un esquema pensado a mediano plazo, recomiendan ver toda la película: "Este es una inversión que hay que pensarla en kilos de carne. Cada doce meses, el inversor va a tener un 8% más de volumen. ¿Cómo se traduce esto en rentabilidad? Nosotros proyectamos que esto redunde en una ganancia final del 8% en dólares al tercer año".

Esto representa un retorno promedio del 2,7% anual en esa divisa, levemente por debajo de una inversión relativamente conservadora como es apostar por las Letes en dólares, que hoy por hoy ofrecen un 4,5% anual.

Sin embargo, la clave está en el nivel de riesgo: "Con los fondos ganaderos es muy difícil cerrar un año con pérdidas. Es un negocio a cielo abierto pero en el que siempre conservás el capital", plantea Fara, quien diferencia esta actividad con lo que ocurre con los fideicomisos agrícolas, en los que en épocas de sequía es difícil salir hecho.

Y esto es lo que termina definiendo el perfil de los inversores: "En general, son ejecutivos de empresas que buscan una herramienta más para diversificar. Tienen ahorros puestos en plazos fijos, ladrillos, una parte en dólares y apuntan a este tipo de fondos ganaderos porque están buscando una inversión en economía real", detalla Fara.

Villagra coincide al señalar que "son inversores que no se impacientan, que no piensan el negocio de acá a un año. Son personas que tienen experiencia y no ponen todos sus recursos en una misma canasta y están muy diversificados, ya sea en bonos, dólares, ladrillos y economía real".

En cuanto al piso para ingresar al fondo ADBLick, el monto mínimo hoy son $500.000. Sin embargo, el promedio real está en el millón de pesos (u$s23.200 a la cotización actual).

En lo que respecta a OpenAgro, la suma mínima es de u$s1.500, pero con un nivel que en la práctica es muy superior y promedia los u$s45.000.

Perspectivas

Una de las principales variables que influye en el negocio es la performance exportadora, un factor que ayuda a darle sostén al precio del ganado.

Según las perspectivas trazadas en el Outlook Ganadero 2019, elaborado por el equipo técnico de CREA, el país estará en condiciones de generar exportaciones por unas 600.000 toneladas (peso res), un avance de casi 10% respecto al año pasado, que había sido muy positivo. 

En cuanto a los factores que promoverán este nuevo salto de los despachos, desde CREA destacan que el incremento "estará explicado en gran medida por ventas hacia el mercado chino", que demandará 6 de cada 10 toneladas. A esto se suma la concretada reapertura del mercado de Estados Unidos y las posibilidades que se abren tras conseguirse el acceso a países de alto poder adquisitivo, como Japón.

En cuanto a las perspectivas que se abren para el sector, hay confianza entre los empresarios.

Fara plantea que la campaña maicera fue muy buena, restándole presión a este cultivo, clave en la estructura de costos. Además, plantea que la relación ternero-novillo es muy buena en cuanto a precios y que la apertura de nuevos mercados alentará al negocio.

En cuanto a los posibles ruidos que se generan desde el sector político, Villagra habla de un creciente escenario de cautela: "Siempre que hay una elección de por medio, los inversores en general prefieren ser más conservadores y muchos se van a ir al dólar. Por eso, hay que ir monitoreando cómo influye el nivel de incertidumbre".

Fara, en tanto, considera que este sector se convirtió en un gran generador de divisas –el año pasado traccionó casi u$s2.000 millones en exportaciones- y esto aleja los fantasmas de futuras restricciones, al tiempo que considera que el peso que ganaron otros sustitutos, como el pollo o el cerdo, "le resta a la carne vacuna la presión política que supo tener otros años".

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