En un contexto de fuerte crisis sectorial, las automotrices mantuvieron una reunión con el canciller Felipe Solá para encontrar una salida a la problemática que afecta a esta rama de actividad, con foco en las exportaciones. 

Según informó ADEFA, durante el encuentro que se llevó a cabo en la sede de Cancillería, se repasó la situación actual y se destacó la importancia sobre la búsqueda de nuevos mercados para una industria, que exporta el 70% de lo que produce".

Las ventas al mundo de este rubro son claves también para la economía, dado que representan el 13,5% de las exportaciones totales país, por un valor que en 2018 superó los u$s8.700 millones.  

"Estos números ratifican el perfil exportador del sector y dan cuenta de la necesidad de trabajar en una política comercial de inserción internacional inteligente y abierta al mundo", señalaron desde la entidad. 

En tanto, Gabriel López, titular de ADEFA, afirmó que se analizó la importancia de los acuerdos internacionales para el sector y el país, "y se planteó trabajar en una agenda con una serie de metas y objetivos para avanzar en la materia en pos de ampliar y mejorar nuestro desempeño en el pilar exportador".

Cabe destacar que en 2019 las ventas al mundo sumaron 224.248 unidades, lo que implicó una caída de casi 17% respecto de los niveles de 2018. Sin embargo, el dato más dramático es que en 2011, año récord, las empresas locales llegaron a exportar 506.000 vehículos. Es decir que en ocho años los despachos cayeron a menos de la mitad. 

El mal desempeño de Brasil jugó un papel crucial en esos resultados. Si bien el mercado automotor interno del país vecino se recuperó, esto no repercutió en mayores envíos a lo largo de 2019. De hecho, las exportaciones hacia ese destino sumaron 150.416 unidades, un nivel bajo para el registro de la última década. Además, representó una caída del 19% respecto del período anterior. 

Así es como Brasil, que llegó a explicar casi 8 de cada 10 autos exportados por plantas locales, ahora tiene un share del 67%.

Cabe recordar que el objetivo de reducir la "Brasildependencia" en la industria automotriz no es nueva: fue una idea que había impulsado la entonces ministra de Industria Débora Giorgi, si bien no logró los resultados que se había trazado originalmente.