De festejo: este es el extraño caso de un sector industrial que se sacó la loterí­a gracias a la escapada del dólar "blue"

El desdoblamiento que rigió durante 2012 ha sido criticado desde todos los sectores. El principal cuestionamiento son las desventajas de una devaluación
Por Federico Kucher
ECONOMÍA - 05 de Febrero, 2013

Hasta los más acérrimos enemigos de la devaluación suelen reconocer que cuando el dólar sube, puede traer algunos efectos positivos en el corto plazo: principalmente, el encarecimiento de productos importados y su consecuente beneficio para los industriales locales.

Es por eso que cuando se implementó el "cepo" cambiario y se produjo la disparada del blue, la crítica que solía escucharse era que el Gobierno había logrado una fórmula temible: todas las desventajas de devaluar y ninguno de sus beneficios.

Es que en ese momento los especialistas explicaban que una cotización del orden de los $6,50 para el informal -lejos de funcionar como un hecho reactivante- estaba ocasionando efectos totalmente opuestos a los de una devaluación tradicional.

Allá por julio de 2012 Luciano Laspina, economista jefe del Banco Ciudad, realizaba una oscura advertencia al respecto.

"Si se replica esta dinámica perversa (conviviendo oficial y paralelo), el gobierno de Cristina Kirchner terminaría su mandato con un dólar real parecido al que promedió en 1981 con la tablita de Martínez de Hoz. Aquel experimento derivó en un colapso de la industria nacional".

Mientras que su colega, el consultor Nicolás Dujovne, ex economista jefe del banco Galicia, también castigaba las contradicciones del "modelo K".

"El único que se beneficia con el tipo de cambio paralelo es el que fugó dólares especulando con que iba a haber problemas cambiarios. Pero el sector productor de la economía (es decir, la industria) sólo ve la parte negativa".

Sin embargo, por sorprendente que parezca, hoy sí puede hablarse de un "caso de éxito" vinculado con la brecha del dólar marginal. Podrá argumentarse que es una excepción, e incluso que no fue un efecto buscado por el Gobierno sino un accidente.

Pero lo cierto es que hubo un sector de la industria nacional que experimentó una fuerte reactivación en el preciso momento en el que el "blue" se despegó y quedó, en ese entonces, a un 35% de distancia del tipo de cambio oficial.

Se trata de la industria textil, casi una "mosca blanca" que experimentó un crecimiento en un contexto de estancamiento generalizado.

Dólar blue: el mejor abrigo del sector textilEl textil es uno de esos sectores que sufre particularmente la competencia importada.

Hay jugadores muy fuertes a nivel global, como China, que permanentemente son sospechados de "dumping" por sus bajos precios.

Pero también hay competencia regional, como la brasileña, que le trae dolores de cabeza a los productores locales.

Es por este motivo que, desde hace años, la industria nacional recibe ayuda estatal, ya sea en forma de cupos de mercado o de políticas antidumping.

Pero incluso en un año de cierre histórico de importaciones, todo ello parecía poco efectivo para proteger a la indumentaria local frente a los muy baratos productos importados.

En efecto, en el primer trimestre de 2012 el sector mostraba caídas peores que las del resto de la industria, con un pico negativo de 10 por ciento.

Hasta que llegó el "blue". Coincidiendo con el momento en el que la AFIP intensificó los controles y prohibió la compra de dólares para atesoramiento, el panorama de la industria textil cambió para mejor.

Ya en mayo se había revertido la tendencia a la baja -con una recuperación de 2%- y comenzaría un fuerte repunte, con un pico positivo de 14,6% de suba anual en octubre pasado (ver infografía):

¿Qué tiene de particular el sector textil como para haber sido el único en disfrutar la parte "buena" de la devaluación, mientras los demás empresarios sólo vieron la mala?

La respuesta está vinculada con el contrabando: gran parte de la producción extranjera que ingresa al país es "en negro", y por lo tanto los dólares con los que se compra esta mercadería no se consiguen en el mercado cambiario oficial.

Mientras la cotización del paralelo se mantuvo pegada al valor de la divisa exhibida en las pizarras, la industria textil sufrió, porque en un contexto donde el consumo se mantuvo estable -lejos de observarse un efecto sustitución- aumentó el ingreso de mercadería ilegal.

En cambio, el repunte se hizo efectivo una vez que se disparó el blue a partir de mayo, alcanzando una brecha superior al 35% en relación con el precio fijado por el Banco Central.

Si bien ese incremento de la brecha fue la respuesta del mercado a la prohibición para atesorar billetes verdes, representó paradójicamente una ayuda a los problemas con los que se enfrentaban los fabricantes textiles.

Así las cosas, el dólar paralelo distanciado del oficial comenzó a funcionar como una de las mejores medidas de protección industrial, porque dejó fuera del negocio -por motivos puramente económicos- la ropa que se importaba de manera ilegal.

A diferencia del resto de los artículos traídos de afuera, los productos textiles de contrabando no se compran con el valor del dólar fijado por el Banco Central, sino con "blue".

En otras palabras, traer mercadería desde el exterior pasó súbitamente a costar un 35% más.

Y ocurrió lo que dicen los manuales que sucede cuando se da una devaluación de esa magnitud: hubo un fuerte incentivo para reemplazar estos artículos (que evidentemente eran muchos) por mercadería hecha en el país.

De esa manera esta rama de actividad consiguió crecer, en los últimos meses, muy por encima del resto de la industria.

Combo contra los dolores de cabezaComo resultado de todo lo anterior, queda en evidencia que hubo una combinación de factores que jugaron a favor para que la industria textil creciera a paso firme resolviendo, además, los temas que le ocasionaban -hasta los primeros meses del año anterior- fuertes dolores de cabeza a los empresarios.

"La textil es una de las grandes ganadoras de los controles al dólar que derivó en una mayor brecha cambiaria", explica Mariano Kelstemboin, director ejecutivo de la Fundación ProTejer.

El especialista señala que los principales problemas que afectaban a los industriales desde hacía un tiempo eran la informalidad y las importaciones que llegaban desde Brasil y China.

Y, justamente, ambas cosas son las que han atenuado su impacto negativo sobre la actividad, producto de las trabas oficiales al ingreso de mercadería y al alejamiento del dólar paralelo. Mientras que lo primero limita el ingreso de casi toda la mercadería legal, lo segundo hace que sea más caro traer ropa o telas de forma ilegal desde otros países.

Por lo tanto, para un sector como el textil orientado al mercado interno -donde precios y consumo no se movieron de forma extraña- todo esto se tradujo en un asombroso efecto reactivante.

Claro que los rubros que estaban más afectados por el contrabando son lo que ahora se recuperan también a ritmo más acelerado.

Pero en general el conjunto de los talleres textiles comenzaron a ganar participación en relación con los productos importados.

Mejor desdoblar que devaluarA primera vista, este reemplazo de productos traídos de afuera por ropa hecha en el país muestra similitudes con los resultados propios de una devaluación.

Cuando el tipo de cambio se corrige aparece una especie de protección natural para ciertas industrias que se dedican a abastecer con sus mercaderías al mercado interno.

Si bien eso es algo similar a lo que se observa ahora en el sector textil, "lo que ocurre realmente no es una devaluación de tipo tradicional. En todo caso es un desdoblamiento cambiario que trajo resultados favorables", señala el economista de ProTejer.

Explica que, históricamente, la secuela de devaluar la moneda local genera un incremento de la informalidad entre los textiles, mientras que en estos últimos meses lo que se pudo ver es una avance hacia la formalización en la industria.

¿Por qué se generaron estos incentivos para que las empresas pasen a realizar sus negocios en blanco?

La respuesta es sencilla. Los fabricantes locales de insumos (hilados, telas, accesorios, entre otras cosas) se encuentran funcionando a un buen ritmo.

Eso implica que cualquier taller que pretenda continuar aumentando su producción deba recurrir obligadamente a materia prima importada.

En ese caso las compras a otros países están permitidas, pero obviamente para los talleres que operan con las declaraciones en regla.

Por ello, como la compra de insumos la pueden hacer al tipo de cambio oficial (es decir con un dólar más barato) estos empresarios sacan ventaja sobre el resto de los establecimientos que funcionan en la informalidad.

Efecto sustitución "recargado"Asimismo existe otro efecto del desdoblamiento cambiario.

Como los talleres textiles saben que tienen que aumentar su producción para ocupar el lugar de la mercadería importada ilegal, comienzan a incorporar máquinas para hacer crecer el stock de sus productos.

Teddy Karagozian, presidente de la empresa TN&Platex, da el ejemplo que resume lo que está ocurriendo con las empresas de ropa: "Nosotros estamos invirtiendo mucho. Toda la liquidez que tenemos la estamos usando para comprar maquinaria".

Muchos de estos "fierros" se deben importar y los empresarios que se mantienen en el mercado formal lo hacen aprovechando las bondades de un dólar oficial que es inferior a los $5.

Al respecto, un estudio de la Fundación ProTejer da cuenta de que:

  • En 2003 para importar maquinaria italiana -tecnología estándar- había que desembolsar el equivalente a 273 salarios
  • En la actualidad, el hacerse de los mismos equipos representa unos 75 sueldos.

Así las cosas, la mayoría de los talleres se está reequipando, lo que contribuye a reducir la brecha tecnológica que Argentina mantuvo históricamente en relación con países especializados en el rubro textil.

Hernán Ebekian, importante empresario del sector, señala: "Nosotros conseguimos créditos a tasas subsidiadas del 15% y a partir de ello estamos invirtiendo mucho".

Y agrega que "si bien la idea, por el momento, no es la de aumentar la producción, buscamos aprovechar para incorporar distintas herramientas, como los sistemas de control de stock, para aumentar la eficiencia y la productividad de la empresa".

En definitiva, con dólar caro para la competencia importada y barato para traer maquinarias, los textiles son una rara excepción de empresarios que agradecen el desdoblamiento entre un tipo de cambio oficial estancado y un "blue" que está por las nubes.

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