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"Villanos de turno": crónica de cómo los bancos pasaron de ganadores del modelo K a estar en la mira del relato

Venía siendo un negocio redondo para las entidades. Pagaban una baja tasa a los ahorristas por los plazos fijos y le cobraban un interés mucho mayor
07/10/2014 - 10:02hs
"Villanos de turno": crónica de cómo los bancos pasaron de ganadores del modelo K a estar en la mira del relato

Los banqueros han sido oficialmente designados como los nuevos villanos del "relato".

Y lo cierto es que si de algo no pueden quejarse es de que este cambio haya resultado sorpresivo.

Por el contrario, abundaban las señales políticas y los antecedentes de situaciones similares.

En cuanto a las primeras, se han venido acumulando las quejas de funcionarios y de ideólogos del kirchnerismo sobre la escasa vocación de los banqueros por canalizar el ahorro del público hacia actividades productivas y su "complicidad" con las corridas cambiarias.

Y respecto de los antecedentes, hay ejemplos de sobra de sectores que pasaron de haber sido privilegiados a recibir las acusaciones por causar los males de la economía.

Les ocurrió a los productores agropecuarios, a los empresarios de la construcción, a los industriales de Tierra del Fuego que ensamblan artículos electrónicos con insumos importados y a las automotrices. Todos, en algún momento, gozaron de elevados márgenes de ganancias, fueron ponderados en los discursos públicos y tuvieron entornos regulatorios que los favorecieron. Hasta que, de golpe, el contexo se les dio vuelta.

Así, por ejemplo, el marco económico del año pasado posibilitó la marca récord de casi un millón de autos vendidos, cifra impulsada por los de alta gama, que habían quedado inusualmente baratos por efecto del atraso cambiario.

Lo cual daba pie a que los críticos del "relato" marcaran la contradicción: sectores como las producciones regionales terminaban subsidiando a los compradores de vehículos de lujo.El "impuestazo" posterior estuvo inspirado, según los propios funcionarios, en la necesidad de corregir esa situación. Y además, claro, tuvo el objetivo de restarle dólares a un sector que súbitamente dejó de verse como estratégico.

En el caso de los bancos, la evolución es parecida: más allá de que el discurso oficial siempre había machacado en la necesidad de priorizar la producción y el consumo por encima de la "inversión especulativa", lo cierto es que los hechos conducían a todo lo contrario.

En los últimos años, con una economía estancada, los bancos siguieron mostrando rentabilidades altas, lo que empezó a ponerlos en la mira de los funcionarios K.Lo irónico es que, como había ocurrido con los otros casos de "winners" del modelo, habían sido las propias políticas oficiales las que habían posibilitado tal privilegio sectorial.

Concretamente, la inaugurada por el saliente titular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, que consistía en "pasar la aspiradora" por el mercado para retirar pesos y así atenuar las presiones inflacionarias.

Esto les permitía a los bancos hacerse de formidables ganancias.

Es que las entidades le entregaban al BCRA ese flujo de moneda local que Fábrega necesitaba sacar del sistema. A cambio, el Banco Central les ofrecía títulos Lebac y Nobac que pagaban un interés mucho más alto que aquel que los banqueros otorgaban por los plazos fijos a ahorristas.

Al decir de varios analistas, era "un negocio redondo" para las entidades y, a su vez, pésimo para el Gobierno.

¿Por qué? Porque incitaba a los ahorristas a comprar dólares en el mercado paralelo (al recibir un bajo interés por sus colocaciones) mientras que los bancos agrandaban su "spread" de manera pocas veces vista (pagaban poco por los pesos que recibían y cobraban mucho por entregárselos al BCRA que necesitaba drenarlos)."Estamos haciendo un excelente negocio. "Pagamos menos del 20% a los depositantes y cobramos 27% al Central. Es fantástico", confesaba un ejecutivo del sector que peina canas en la city porteña.

El siguiente gráfico es elocuente: las últimas licitaciones arrojan, en promedio, un "spread" cercano a los siete puntos porcentuales entre lo que le cobraban al BCRA respecto a lo que pagaban a ahorristas.

La ampliación de esta brecha (Lebac frente a tasa Badlar) ha jugado un papel relevante para que las ganancias de los bancos treparan cerca del 120% en los primeros siete meses del año, frente a una inflación del orden del 35% anual.

Ahora bien, ¿cuánto aportó a las arcas de los bancos la compra al BCRA de estos títulos? 

Sobre una ganancia total del sistema de $30.000 millones en los primeros siete meses, la suscripción de Lebac y la tenencia de bonos significaron ingresos nada menos que por.....el 80% del total.Que si vengo, que si voy

Fue así que se llegó a la situación actual, en la que se produjo la peor de las combinaciones: el crédito quedó caro, el blue se disparó y la economía no arranca. En este contexto, el sector bancario era uno de los pocos que podían incrementar sus ganancias. 

El contexto político que permitió esta situación fue la divergencia entre el ministro Axel Kicillof y el renunciado Fábrega.

Mientras que el ex titular del Central necesitaba ofrecer tasas altas para seducir a los bancos a que le compren esos títulos Lebac para que éstos le entreguen pesos (ante la fuerte emisión que debía realizar para financiar el abultado déficit fiscal), el ministro tiraba en el sentido absolutamente opuesto.¿Qué pasaba por el lado de los depósitos? 

Por el lado de la Badlar (la tasa que se ofrece por los plazos fijos superiores al millón de pesos y que es tomada como referencia por el mercado), Fábrega la subió del 20% en enero a casi 30% en mayo.

Pero luego, el titular del BCRA tuvo que someterse a los designios de Kicillof.

Es así como esta referencia primero comenzó a caer hasta acercarse nuevamente al 20%.

De hecho, alcanzó un nivel incluso más bajo que el de principios de enero, es decir, previo a la devaluación (ver gráfico).

Este descenso aumentó la ganancia de los bancos. Tal como se puede apreciar en el primer gráfico, ofrecían poco por los depósitos que recibían de ahorristas mientras que, del otro lado, le cobraban bastante más al BCRA para comprarle Lebac.

También esta "montaña rusa" que se observó en los rendimientos de las colocaciones bancarias tuvo su lógico correlato en los saldos de los plazos fijos.

• El fuerte crecimiento de los primeros meses, coincidente con la suba de tasas impulsada por Fábrega, se vio interrumpido cuando éstas comenzaron a caer.

• Entre enero y abril crecieron casi 20% mientras que, desde ese entonces a hoy apenas subieron un 2% (ver cuadro).

Quienes primero tomaron nota del cambio de tendencia fueron aquellos que habían depositado fondos por más de un millón de pesos (clientes mayoristas), que llegaron a retirar rápidamente del sistema hasta $10.000 millones.

En el caso de los minoristas, sus colocaciones se frenaron un poco después. Precisamente a partir de junio.

Como consecuencia de estos movimientos, la participación de los grandes ahorristas respecto del total colocado descendió del 55% al 52% actual.

"Los depósitos a plazo fijo desaceleraron su crecimiento, habiendo sido desplazados por otros tipo de inversiones", apunta Gloria Prusak, gerente de Finanzas del Banco Credicoop (ver imagen).

Otro de los cambios observados tuvo que ver con el lapso de colocación del dinero.

Al respecto, se registró un mayor protagonismo de los depósitos de muy corto plazo (hasta 59 días). A punto tal que hoy día representan un 65% del total (ver cuadro):

Los grandes ganadores

Curiosamente, los grandes ganadores de estas desavenencias internas en el equipo económico, Fábrega por un lado, Kicillof por otro, terminaron siendo los bancos.

Hasta la última medida tomada por el flamante titular del Central, Alejandro Vanoli, recibían un "premio" del 27% por comprar Lebac mientras que los ahorristas recibían menos de un 20% por una colocación bancaria.Sólo en el mes de julio, el sistema financiero obtuvo un resultado positivo de casi $4.000 millones, 55% más que el de julio pasado.

No es menor a ojos del Gobierno una ganancia de casi $30.000 millones sólo en los primeros siete meses, que parece darle la espalda a la etapa de contracción económica del país y a la pérdida de rentabilidad en varias ramas de actividad.Perdedores

Así como los bancos resultaron ganadores mientras Kicillof y Fábrega se enfrentaban, también hubo perdedores: los propios depositantes.

Es que vieron caer los rendimientos del 27% al 20%, con una inflación del orden del 35% anual.

En igual sentido, quienes tampoco salieron beneficiados fueron las personas que concretan sus operaciones a través de Home Banking.

La diferencia con los rendimientos de un plazo fijo se redujo a la mínima expresión, cuando en determinados momentos las entidades llegaron a pagar hasta 15 puntos porcentuales adicionales a los valores de pizarra.

"Los plazos fijos vía Home Banking dejaron de ser las estrellas, y ya no ofrecen tanto ‘premio' como meses atrás, porque los bancos ya cuentan con una elevada liquidez", afirma Prusak.

"Hasta no hace mucho tiempo, la tasa de interés fue la mejor llave que utilizaron para inducir a los ahorristas a esta modalidad", añade.

También se vieron perjudicados los clientes que necesitan un crédito, por las limitaciones o reducciones de las líneas vigentes. Entre enero y julio, los préstamos al sector privado cayeron más del 10%, si se los ajusta por inflación.

Como contrapartida, los "otros préstamos", es decir, el stock de "pagarés" (Lebac) comprados al Banco Central creció un 110 por ciento.

Es por este aumento desproporcionado que también se puede incluir al propio Banco Central entre los perdedores.

Es que por estos títulos debe pagar un interés. Y esa deuda genera lo que se conoce como déficit cuasi-fiscal. En la actualidad, por mes, le significa unos $4.500 millones.

Este desplazamiento del crédito privado (personas y empresas) a manos del sector público (BCRA) en la jerga financiera se lo denomina "crowding out".

Este efecto registra antecedentes en el lapso de 1999 a 2001 en cuanto a magnitud. "Aunque en aquel tiempo los bancos financiaban en forma directa al Tesoro nacional, ahora lo hacen a través del BCRA", aclara Pablo Curat, de la consultora CML.

El experto hace referencia a un stock de títulos de más de $200.000 millones, que se incrementará en lo que resta del año. De winners a villanos

Eran demasiadas contradicciones como para que el núcleo duro del kirchnerismo lo pudiera digerir.

En plena emergencia económica, lo último que podía soportar el Gobierno era que el sector al que Cristina Kirchner más disfruta de castigar en sus discursos -tildando incluso a algunos banqueros de "conspiradores"- fuera el más privilegiado por una política financiera errática.

El resultado está a la vista: desde ayer, es formal la obligación de premiar a los ahorristas de plazo fijo con no menos de 23,4% para los depósitos a 60 días.

Claro, sin que ello implique una suba en las tasas que el Central debe ofrecer para que le compren sus títulos.

En otras palabras, desde el sector público se establece el margen de ganancia que debe tener un banco.

Por estas horas, el tema de debate entre los economistas es cuál será la reacción del mercado. Por lo pronto, resulta elocuente el hecho de que las acciones bursátiles de los bancos se hayan desplomado.Algunos creen que las entidades terminarán compensando estas medidas por la vía de encarecer comisiones o el crédito al consumo. Sin embargo, también en estos renglones se está notando la mano regulatoria.Queda la posibilidad de que no compren más Lebac y de buscar inversiones que, ante las nuevas limitaciones, ofrezcan un mayor margen.

Pero ahí es donde asoma otro peligro que algunos analistas ven en el horizonte: que esta compra de títulos deje de ser voluntaria y pase a ser compulsiva.

Es decir, que los nuevos villanos del modelo K estén obligados a adquirir un nuevo "bono patriótico".

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