Personas compraban billetes verdes y revendían en el blue, lo que abastecía la oferta. Ahora baten récord las compras de legales pero el paralelo trepa
ECONOMÍA - 03 de Agosto, 2015

Son días ingratos para los sufridos funcionarios del área económica que tratan de mantener la paz cambiaria.

Ya no sólo fallaron las recetas clásicas que antes habían servido para domar al dólar blue -léase las prácticas represivas en la city porteña, la suba de tasas de interés y la venta de bonos de Anses- sino que han perdido también las ventajas que obtenían de sus aliados más preciados.

Concretamente de los "especuladores-hormigas". Es decir, miles de personas que compraban billetes verdes en ventanillas oficiales para luego revenderlos en el mercado informal.

Desde que rige el llamado "dólar ahorro" (precio fijado por el Banco Central más un 20%) la triangulación que hacían estos pequeños compradores le era funcional al Gobierno.

La práctica, conocida en la city porteña como "puré", consiste simplemente en comprar barato y vender caro. Es el típico arbitraje que surge cuando un mismo bien tiene dos precios en dos mercados diferentes.

Cuanto mayor es la brecha, esta triangulación resulta más tentadora. Por ejemplo, sobre el último trimestre del año pasado, cuando hubo días en los que la diferencia del blue con el oficial se acercaba al 100%.

Aun con el 20% de recargo de AFIP, era posible hacer una ganancia muy jugosa en pesos. De manera que, durante varios meses, la mayoría de los dólares que se compraban en las ventanillas oficiales no tenían en realidad un destino de ahorro sino de reventa.

"El 90% de los particulares que compran luego los revenden en el mercado paralelo", afirmaba en diciembre a iProfesional Aldo Pignanelli, ex titular del Banco Central, en el período de mayor demanda. Algo cambió

Lejos de preocuparse por la tendencia a la especulación, el Gobierno encontraba que esa triangulación le era funcional.

Ese "puré" que preparaban los ahorristas le permitía lubricar la oferta de dólares en el circuito paralelo, ayudaba a mantener aplacado al blue y contribuía a alejar las expectativas devaluatorias.

Como esa compra y posterior reventa aumentaba cuando crecía la brecha cambiaria, entonces esos miles de "especuladores hormigas" terminaban haciendo las veces de un mecanismo de estabilización automática.

¿Por qué? Porque volcaban más dólares al mercado informal justo en aquellos momentos en los que más se necesitaba aumentar la oferta. En consecuencia, su propio accionar servía para calmar la cotización del blue.

Todo iba bien hasta que algo cambió. Ahora, a diferencia de lo que ocurría en 2014 y principios de este año, ya no se da tal situación.

Es decir, una suba en las compras de "dólar ahorro" ya no es seguida por una caída en el precio del blue. Más bien al contrario, ahora los dos indicadores van en alza y a toda velocidad.

La peor de las combinaciones

En otras palabras, el Gobierno se quedó con la peor de las combinaciones.Sacrifica más reservas para satisfacer a los ahorristas pero éstos ya no le son funcionales ni para lubricar la oferta, ni para inducir a una baja del paralelo ni para alejar las expectativas de devaluación.

  Cada mes que pasa supera al anterior en lo que se refiere a compras de "dólar ahorro" y así van marcándose récord tras récord.

Por ejemplo, en julio los u$s680 millones demandados por el público superaron en un impactante 32% la marca de junio que, a su vez, había sido el máximo histórico.

El hecho de que cada mes haya que vender más es una pésima noticia para la administración K.

Y cobra mayor relevancia en momentos de escasez, ya que para dárselos al público se los tiene que -sí o sí- retacear a las industrias, que sufren los problemas derivados de la "cuotificación" mensual.

También la sequía verde la padecen los importadores, a los que el Banco Central les adeuda la friolera de u$s6.000 millones por compras al mundo ya efectuadas. Antes, al menos había un justificativo: el "puré" alimentaba la pax cambiaria.

Ahora ni eso: el blue no baja de los $15 y, al mismo tiempo, se baten récord en salida por "dólar ahorro". Entonces la situación adquiere un tono muy preocupante.Del especulador al ahorrista puro

En la city porteña se habla de un cambio bien de fondo: se está registrando una alteración en el perfil de quienes compran con autorización de la AFIP.

Básicamente, está dejando de tener tanta importancia el afán revendedor, para dar paso a la llegada de "ahorristas puros", los que adquieren divisas verdaderamente con fines de atesoramiento. Lo hacen únicamente con ánimo defensivo, es decir, sin tener en mente venderlas.

Entre los economistas, esto es visto como un tema muy serio: los particulares están bajando su demanda de pesos y aumentando la búsqueda de dinero de mayor calidad, a los fines de resguardar el capital.

"Cuando la brecha cambiaria sube, hay más personas que entran a comprar pero muchos ahora se terminan quedando con esos fondos, no hacen el puré como antes", considera el economista Francisco Gismondi, de la consultora Empiria."Quieren permanecer en dólares hasta ver qué pasa con la economía, a raíz de la incertidumbre política", completa.

Al haber dejado de ser efectivo el puré, "una alternativa para el Gobierno sería la de restringir el acceso al dólar ahorro. Pero eso dispararía más el blue con todo lo que esto significa en tiempos electorales", afirma Gismondi.

cambio de tendencia.

"Lo más alarmante es que, a pesar de la suba del blue y de la brecha, los compradores de dólar ahorro no estarían vendiéndolo en el mercado informal. Esto deja en evidencia el debilitamiento de la demanda de dinero", afirma Diego Giacomini, economista jefe de E&R.

La pérdida de este "estabilizador automático" que constituía el puré es vista por los analistas como un eventual potenciador de la inflación y de la volatilidad cambiaria.

No hay tasa que compense el temor

No es que el "puré" haya dejado de ser atractivo, más aun siendo que la rentabilidad lograda es inmediata y hasta ofrece en un sólo día lo que un plazo fijo da en meses.

En definitiva, se trata de comprar a $11, revender a $15 y hacerse de un 36% en un ratito. Bastante más que lo que brinda una colocación bancaria a un año.

De manera que un asalariado que gana más de $11.000 (mínimo exigido para comprar billetes), puede hacerse de una diferencia de casi cuatro pesos por cada divisa norteamericana que obtiene con aval de la AFIP.

Al estar habilitado para cambiar $2.200 por u$s200, si luego los revende se hace de una ganancia de casi $800.¿Qué es lo que entonces cambió? Es decir, aquello que ahora está llevando a una mayor preferencia de los ahorristas por conservar esos billetes verdes.

Básicamente, la incertidumbre electoral y la percepción de una economía más inestable.

El mercado está interpretando que no habrá una resolución acelerada de los problemas de fondo, entre ellos, atraso cambiario, cuentas en rojo, crédito externo trabado.

De algún modo, esto alteró el ánimo de los inversores y esto dio impulso al dólar blue.

Entonces, quienes pensaban seguir apostando al plazo fijo para ganar un 2% mensual se encontraron con que la divisa informal trepaba siete veces más en igual lapso (15%).

Ante esta realidad, comenzó a notarse una leve "fuga" de depósitos que inquietó al Gobierno y reaccionó subiendo las tasas.

"El público sabe que para ganar debe bajarse antes de que ocurra un ajuste en el tipo de cambio, y por eso busca anticiparse", apunta el economista Agustín Monteverde.

En igual sentido se expresa Roberto Cachanosky, que afirma que los particulares se mantienen en pesos siempre que el clima esté tranquilo."Mientras cree eso, entonces el mercado juega un rato al juego de ‘te doy tasa, dame dólares' y luego trata de anticiparse a lo inevitable", destaca.

Y apunta que si las expectativas no se revierten puede generarse "el efecto Puerta 12: todos quieren salir al mismo tiempo y no hay tasa de interés que compense el riesgo de quedarse en pesos".

Por otra parte, no parece demasiado tentador para los ahorristas, en este contexto, la suba del 1% en el interés que ofrecen los plazos fijos minoristas o el 26% anual para colocaciones más largas que anunciara el Gobierno.

De hecho, en la misma semana que el Banco Central implementó esta medida (a fines de julio), el blue respondió con una suba hasta los 15 pesos.Engordando con el "puré"

En definitiva, se acumulan síntomas de un inquietante escenario en el que al Gobierno le empiezan a fallar las recetas que estaba aplicando para sedar al mercado.

En ese contexto, las palabras de Vanoli respecto a que "tiene todas las herramientas para garantizar la estabilidad monetaria y financiera" empiezan a parecerse a las de funcionarios de otras épocas, que alardeaban de que no ocurriría lo que finalmente terminaba sucediendo.

Más allá de la tranquilidad que intenta transmitir el Gobierno, en las mentes de los ahorristas pesa la historia de la Argentina, en la que la moneda nacional siempre perdió valor, pese a lo que pudieran decir las autoridades de turno.

El comienzo de agosto no deja mucho lugar para el relax. Es ahora cuando la carrera electoral entra en su recta final, y la experiencia histórica muestra que la tendencia a dolarizarse aumenta.

A los funcionarios les queda todavía algunos analgésicos para intentar transmitir calma, como tratar de reforzar las reservas del Banco Central con dólares chinos, a partir del acuerdo de swap con ese país.

Y, claro, cruzar los dedos para que el entusiasmo por hacerse de unos pesitos le gane al instinto defensivo cada vez que un argentino compra un dólar por la ventanilla oficial.

Son esas paradojas que suelen darse en la Argentina: el Gobierno nunca ha necesitado tanto de los especuladores -alimentados a "puré"- para hacer adelgazar al dólar de cara las urnas.

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