CONSEJOS EN PLENA CRISIS

Habló Cavallo: ¿cuáles son los riesgos de ajustar el dólar por inflación?

Para el economista mantener el dólar a ese valor "puede llevar a una acentuación de la estanflación que está azotando a la economía"
ECONOMÍA - 21 de Septiembre, 2018

El exministro de Economía de Carlos Menem y Fernando de la Rúa escribió una nueva columna en su blog en la que cuestiona a aquellos que sostienen que aún con el dólar a 40 pesos el "tipo de cambio debería ajustarse por la inflación, para impedir que el tipo de cambio real vuelva a bajar y quede nuevamente atrasado".

"Es una opinión equivocada", sostuvo.

El economista sostiene que el nuevo valor de la divisa estadounidense fue producto de una crisis y que otros precios y los salarios quedaron rezagados y se van a tener que recuperar.

"El tipo de cambio real pasó de estar rezagado a estar ahora sumamente adelantado. Pretender mantener este nivel exageradamente alto del tipo de cambio real para alentar las exportaciones, lejos de ayudar a que la economía se recupere y las exportaciones aumenten sostenidamente, puede llevar a una acentuación de la estanflación que está azotando a la economía", consideró el padre de la convertibilidad.

Para alentar sostenidamente las exportaciones hay que introducir cambios fundamentales en las políticas impositivas, arancelarias y regulatorias, consideró.

Para Cavallo "no es el tipo de cambio real sino la eliminación del sesgo antiexportador de las reglas de juego de la economía, la que permite el aumento sostenido de las exportaciones".

A continuación la columna completa

La mayoría de los economistas que opinan sobre cómo debería ser la política cambiaria a partir de que el mercado llevó el tipo de cambio a 40 pesos por dólar, argumentan que de aquí en más, ese tipo de cambio debería ajustarse por la inflación, para impedir que el tipo de cambio real vuelva a bajar y quede nuevamente atrasado.

Esa opinión es equivocada. El tipo de cambio real que ha resultado luego de la crisis iniciada a fines de abril no es de equilibrio. Muchos precios y salarios han quedado rezagados e, inexorablemente, se van a tener que recuperar. Con motivo de haber inducido carry trade en base a altas tasas de interés pagadas por las LEBACs a 30 días, desde diciembre de 2015 hasta abril de 2018, el tipo de cambio real pasó de estar rezagado a estar ahora sumamente adelantado. Pretender mantener este nivel exageradamente alto del tipo de cambio real para alentar las exportaciones, lejos de ayudar a que la economía se recupere y las exportaciones aumenten sostenidamente, puede llevar a una acentuación de la estanflación que está azotando a la economía.

Para alentar sostenidamente las exportaciones hay que introducir cambios fundamentales en las políticas impositivas, arancelarias y regulatorias, tal como lo he explicado en varios posts anteriores.

Es correcto que el Gobierno aspire a lograr la estabilidad del tipo de cambio nominal a 40 pesos por dólar, tal como lo ha estimado para las proyecciones del proyecto de presupuesto para 2019. Si en lugar de lograr esa estabilidad, sigue el consejo de trabajar por que se sostenga el nivel actual de tipo de cambio real mediante el ajuste por inflación del tipo de cambio nominal, lo único que conseguirá es acentuar la estanflación que agobia a la economía.

A continuación transcribo en cursivas las páginas 415 a 421 del libro "Historia Económica de la Argentina" que escribimos con mi hija Sonia Cavallo-Runde. La experiencia narrada en estas páginas, ayuda a entender porqué no es el tipo de cambio real sino la eliminación del sesgo antiexportador de las reglas de juego de la economía, la que permite el aumento sostenido de las exportaciones.

La economía durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner

Cuando Néstor Kirchner prestó juramento como nuevo presidente el 25 de mayo de 2003, heredó muchas distorsiones en los precios relativos, pero estaba contento con dos acontecimientos clave que le permitirían construir poder: el superávit fiscal generado por los impuestos a la exportación y el aumento de los términos de intercambio externo.

Por supuesto, los impuestos a la exportación restablecerían la brecha entre los términos de intercambio interno y externo que habían sido endémicos en la economía argentina hasta mediados de los ochenta y corría el riesgo de desalentar la inversión y la productividad en la agricultura, como había ocurrido en el pasado.

Sin embargo, a Néstor Kirchner no le preocupaban la inversión y la productividad. Los impuestos a la exportación le darían no solo ingresos adicionales, sino también un instrumento para reconstruir el poder político, porque –como no eran coparticipados  automáticamente con las provincias– podía asignarlos de manera discrecional.

El Gráfico 16.2 muestra la mejora de los términos del intercambio externo y la creciente disparidad con los términos de intercambio interno producidos por los impuestos a las exportaciones.

 

Los economistas que respaldaron las políticas comerciales de Duhalde y, durante algunos años, de los Kirchner, argumentaron que los impuestos a las exportaciones no las desalentarían porque el peso infravalorado estaba estimulando la producción de bienes exportables. El Gráfico 16.3 detalla las diferentes políticas  de tipos de cambio antes y despues de abandonar la convertibilidad.

 

Queda en evidencia que, entre 2002 y 2015, el precio real promedio del dólar fue mucho más alto que entre 1991 y 2001. El desempeño relativo de las exportaciones entre los dos períodos contradice la afirmación de que la infravaloración del peso compensó el desincentivo creado por los impuestos a la exportación.

El Gráfico 16.4 muestra que el valor de las exportaciones en dólares corrientes aumentó más durante los noventa que durante los 2000. Las exportaciones totales aumentaron un 9% anual durante el período de 1989 a 2001 y solo un 6% anual en el período de 2001 a 2015, a pesar de que los precios de exportación se incrementaron durante el segundo período. Los bienes manufacturados de origen agrícola conforman el único elemento en el que las exportaciones se elevaron durante el período comprendido entre 2001 y 2015, pero se trató únicamente de un efecto de los precios externos.

El Gráfico 16.5 compara el desempeño de las exportaciones a precios constantes. El contraste es llamativo. Mientras que las exportaciones a precios constantes habían aumentado un 10% entre 1989 y 2001, entre 2001 y 2015 aumentaron apenas un 1%.

A precios constantes, las exportaciones de productos manufacturados de origen agrícola aumentaron un 6% en el primer período, en comparación con el 3% entre 2001 y 2015. Y a pesar de la insistencia de Néstor y Cristina Kirchner de que su prioridad consistía en reindustrializar el país, las exportaciones de origen industrial a precios constantes, que en el período 1989-2001 se habían expandido al 8% anual, durante el período 2001-2015 aumentaron solo un 2% anual. Por supuesto, el contraste extremo se relaciona con las exportaciones de energía. Mientras que las exportaciones de energía se expandieron en 21% por año durante la década de 1990, durante el período 2001-2015 disminuyeron 10% por año.

 

 

El pobre desempeño de las exportaciones durante el período 2002-2015 se produjo porque la productividad perdió el dinamismo que había tenido en los noventa. La comparación entre el rendimiento de los cultivos en la Argentina y los Estados Unidos proporciona nuevamente una clara indicación del estancamiento de la productividad. A pesar de los términos comerciales favorables para la agricultura entre 2002 y 2015, el rendimiento de los cultivos de trigo, maíz y soja interrumpió la rápida expansión que había existido hasta 2001. Por lo tanto, la brecha entre los rendimientos en los Estados Unidos y Argentina se amplió como había ocurrido antes. El Gráfico 16.6 extiende la información ya presentada en los Gráficos 8.3 y 14.7 hasta 2015 y muestra el estancamiento de la productividad en la agricultura.

 
 

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