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El G20 de Dujovne: prepara un test ante los inversores globales para revertir la desconfianza

El ministro argumentará que lo peor de la crisis pasó, que el plan de ajuste tiene consenso social y que Macri tiene buenas chances de ser reelecto en 2019
29/11/2018 - 05:34hs
El G20 de Dujovne: prepara un test ante los inversores globales para revertir la desconfianza

Nicolás Dujovne es fanático de River. Desde hace años tiene un palco en el Monumental y sólo la disputa con Boca por la final de la Libertadores pudo sacarlo de los preparativos para la Cumbre del G20. La orden de Mauricio Macri fue priorizar los informes que el ministro expondrá frente a inversores de todo el mundo y a los mandatarios que visitarán Buenos Aires los próximos días.

El ministro de Hacienda y Finanzas se moverá con agenda propia, y el Presidente le pidió que lo acompañe a sus encuentros con Donald Trump y con el chino Xi Jinping.

Para el Gobierno, la Cumbre del G20 será -en términos económicos- una nueva y potente oportunidad para promocionar que la Argentina vuelve a convertirse en una tierra fértil para el mundo de los negocios, especialmente tras la devaluación y el plan de ajuste encarado de la mano del FMI, 

Y no solamente eso. Dujovne quiere convencer a los inversores internacionales de que el Gobierno mantiene intacta la gobernabilidad a pesar del fuerte ajuste y a una economía que muestra una contracción del 5,8% interanual. Y también quiere llevarles tranquilidad asegurándoles, a pesar de los contratiempos, que Macri logrará la reelección en 2019, para presidir la Argentina por cuatro años más.

Dujovne utilizará las horas previas al inicio formal de la cumbre de jefes de Estado para juntarse con inversores de los principales fondos de inversión, que aprovechan el G20 para conocer de primera mano los destinos de las principales economías del mundo.

No la tendrá fácil: la cumbre se iniciará en momentos en que el índice de “riesgo país” retornó a valores récord en la administración macrista, por encima de los 700 puntos. Se trata de un nivel que haría imposible un regreso de la Argentina al mercado de crédito voluntario.

El ministro, que mantuvo reuniones con algunos de esos inversores en los últimos meses, tanto en sus visitas a Wall Street como en su propio despacho, no quiere dejar pasar la oportunidad. Como nunca desde que Macri llegó al poder, la Casa Rosada necesita dar vuelta las expectativas de los financistas y de los empresarios.

Una agenda que aprieta

A primera hora de este jueves, Dujovne mantendrá un desayuno con inversores globales en el Centro Cultural Kirchner. Será la continuación de otras entrevistas que dio en la tarde del miércoles, en el marco de los preparativos para el G20.

El ministro tiene agendados encuentros bilaterales con los máximos representantes del European Investment Bank. Al mediodía se juntará con su par de Francia, Bruno Le Maire. Y después del almuerzo se verá con Máxima, la reina de Holanda.

Para el cierre del jueves se programó el encuentro entre todos los ministros de Economía, Hacienda y Finanzas del G20.

La bilateral más relevante, de todas formas, recién tendrá lugar el viernes. A las cinco de la tarde se reunirá con el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin. Está la promesa de una agenda abierta, para tratar los temas de la economía argentina.

Hoy en día, la administración Trump aparece como el principal sostén extranjero hacia la Casa Rosada. El estadounidense fue clave para que la Argentina lograse un rápido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, para ampliar y adelantar los giros que en un principio se había alcanzado pero a largo plazo.

Trump llega a Buenos Aires con la idea de cerrar acuerdos para los negocios energéticos, acaso el sector más apetecible que puede ofrecer la Argentina a la hora de las inversiones. Según trascendidos, esos acuerdos podrían alcanzar los u$s20.000 millones.

Consenso social, ajuste y reelección

El regreso de la Argentina a los mercados financieros, algo que quedó vedado desde el inicio mismo de este año, aparece como una condición necesaria para acompañar el programa acordado con el Fondo Monetario.

Los dólares de Washington cubren los vencimientos de deuda del próximo año, pero el Gobierno quiere dar una señal contundente -tanto fronteras afuera como en el mercado interno- de que puede volver a financiarse. Precisa el pulgar en alto de los inversores para evitar una indeseada volatilidad, justo en los meses previos a las elecciones presidenciales.

Por eso mismo, el mensaje de Dujovne se desdoblará: habrá cuadros y datos económicos que lo ayuden a diagnosticar que el piso de la crisis es el actual. Y que, de ahora en más, habrá que esperar señales alentadoras desde la macro.

El otro punto -tal vez el que más desean escuchar los inversores- refiere al escenario político. Los financistas quieren saber cómo se las arreglará el Gobierno para tener chances en las presidenciales, en medio de una profunda recesión.

Dujovne insistirá con el planteo de que Macri seguirá en el poder hasta 2023. “Como Carlos Menem en el ‘95. En ese momento también había una recesión, y Menem gobernó cuatro años adicionales”, plantea el ministro.

En aquel momento, Menem alcanzó el 49,9% de los votos. El contexto, si bien recesivo, tenía diferencias con la actualidad. No tanto por lo coyuntural sino más bien por el pasado: el ex presidente venía de seis años de mandato, en los cuales había podido demostrar destreza para dejar atrás dos hiperinflaciones. La convertibilidad y las privatizaciones fueron dos pilares muy aceptados por la sociedad de entonces.

Para Dujovne, y a pesar del contratiempo de la crisis, el gobierno de Cambiemos mantiene un importante nivel de adhesión popular. Lo dicen las encuestas que contrata la Casa Rosada, si bien no ahorran en advertencias sobre la pérdida de popularidad del jefe de Estado.

A eso se refirió el ministro cuando, hace algunas semanas ponderó que en la Argentina "nunca se pudo hacer un ajuste" de la magnitud actual "sin que caiga" el Gobierno. Y resaltó que la administración Macri logró llevarlo a cabo "sin cepos, confiscaciones ni represión financiera".

Con esas expresiones, el titular de Hacienda quiso marcar algo que repetirá frente a los inversores que vengan por el G20: que Macri cuenta con el consenso social para llevar adelante las reformas que hagan falta para poner a la Argentina en el camino de un crecimiento sustentable.

Según Dujovne, ya se levantaron los pilares de esa reconstrucción: el sinceramiento de las tarifas de los servicios públicos, un tipo de cambio que ahora quedó competitivo, y un marco legal para fomentar los negocios, sobre todo en el área energética. Y con Vaca Muerta en particular.

El argumento, siempre según la mirada oficial, hace foco en que, así como en otras épocas, la sociedad argentina respaldó procesos políticos y económicos que, por ejemplo, dieron lugar a las privatizaciones (era Menem) o, en sentido contrario, a las nacionalizaciones (era kirchnerista), ahora existe una cohesión que adhiere al “saneamiento” de la economía (severa reducción del déficit fiscal) con tal de avizorar el camino hacia el desarrollo.

Para respaldar ese análisis optimista, Dujovne se basará en supuestos económicos.

Desde el equipo económico se baraja un esquema muy similar al que los funcionarios hacen en público: un crecimiento que se empezaría a notar hacia el segundo trimestre de 2019, de la mano de la mejor cosecha y después de un primer trimestre con un turismo interno mucho más activo por el salto del dólar.

"El salario real tocará un piso entre enero y febrero y, a partir de allí, notaremos una reacción por la sensible desaceleración de la inflación y la llegada de salarios mejorados", comentaron en el Banco Central. "La economía nos dará sorpresas", añaden.

Esa mejora sería advertida por los votantes ya que incluiría un repunte del consumo. Se trata de un esquema que, por ahora, descarta el propio Fondo Monetario. Sucede que los técnicos del organismo prevén una caída de 4% en el nivel de compras para el próximo ejercicio.

Para los inversores, al discurso oficial le falta ponderar un hecho insoslayable: las elecciones 2019 con Cristina Kirchner en el escenario y con chances de volver al poder. Una moneda al aire, que no se sabe de qué lado va a caer. Al menos, ese es el panorama al día de hoy.

Las preguntas de los operadores de Wall Street, justamente, hacen referencia al “riesgo político”, al que vinculan ciento por ciento con el “riesgo país” de la Argentina.

Dujovne intentará convencerlos de que el primer logro tras la estabilización financiera es la fuerte desaceleración inflacionaria. Que este mes caerá a un número cercano al 2,5%, y que para diciembre podría situarse incluso alguna décima por debajo al 2%.

El ministro está convencido de que la confianza se ganará en el día a día, a medida que aparezcan los datos positivos. Y que en un contexto económico más amigable, el Gobierno tiene intactas las chances para reelegirse en octubre.

De eso, básicamente, se hablará -por parte de los financistas que ya llegaron a Buenos Aires- durante las estresantes jornadas del G20.

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