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Acreedores ponen condiciones: quieren ver un acuerdo con el FMI antes de sentarse a negociar

Los tenedores de los títulos dieron señales luego de la propuesta de Alberto F. para una renegociación. Creen peligroso arreglar sin un aval del Fondo
04/10/2019 - 06:38hs
Acreedores ponen condiciones: quieren ver un acuerdo con el FMI antes de sentarse a negociar

Las intenciones de no caer en default que sigue planteando el Frente de Todos, más allá del voluntarismo, podrían no alcanzar. Mientras que se discute cómo será la relación entre el próximo gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los que primero empezaron a marcar la cancha son los bonistas privados: aquellos a los que Alberto Fernández quiere "reperfilar" pero sin aplicar quita de capital e intereses, o sea la deuda de más largo plazo en manos de extranjeros. 

"Lo que sea que se tenga que hacer será un canje voluntario, una renegociación, poder generar condiciones y evitar un default unilateral", dijo esta semana Matías Kulfas, el asesor número uno del candidato a presidente por el kirchnerismo. 

Pero las intenciones market-friendly podrían, igualmente, quedar sin viento a favor. Según supo iProfesional, los principales tenedores de la deuda argentina, en distintos foros y en charlas con bancos de inversión, se mostraron escépticos de que se pueda llegar a buen puerto tan fácilmente. 

Y, de hecho, ya ponen condiciones: antes de sentarse a negociar con el futuro gobierno, el país deberá tener un acuerdo con el FMI. "Los fondos que tienen títulos de la Argentina no van a aceptar nada si el país no tiene un nuevo programa con el Fondo. Sería suicida, porque el FMI es un acreedor privilegiado, senior, cobra primero. Sin acuerdo le deberán pagar primero al organismo y ellos serán los últimos de la fila", ejemplificó un banquero a este medio, que durante la semana pasada estuvo reunido con bonistas de Estados Unidos y Europa. 

"Hay cero chances de que alguien si quiera se ponga a escuchar la oferta de canje de Alberto si no cerraste con el Fondo. Quizás los más grandes como BlackRock, Pimco o Templeton sean más proclives, pero la deuda está muy atomizada", recordó.

Si bien la mayoría de los títulos emitidos tienen la cláusula de acción colectiva (CAC), que establece que si el 75% de los tenedores de un bono (una sola serie) o el 66% de una serie agregada acepta una reestructuración, el resto tiene que hacerlo sí o sí, la adhesión no es sencilla. 

El hecho de que la deuda esté en varias manos, por ejemplo de los denominados fondos de "real money" o institucionales, hace que lograr niveles altos de aceptación sea complicado. 

Además, nada excluye el riesgo de que los denominados "fondos buitre" compren varias series de un bono precisamente para abortar que se logre homologar un canje. 

"Es muy complejo y la verdad es que a pesar de que los títulos que emitió el macrismo tienen estas cláusulas, no es sencillo hacer que entre la mayoría. Siempre está latente que pases unos cuantos años en default y con juicios", resaltaba otro banquero de Wall Street, que también estuvo en los últimos días reunido con varios acreedores de la Argentina. 

"Confianza cero"

Este miércoles incluso hubo una conferencia en Londres sobre las perspectivas para la Argentina. La auspició EMTA, la organización que nuclea a los más poderosos bancos y fondos de inversión del mundo.

Estuvieron Juan Manuel Pazos (TPCG Group) como moderador, Edwin Gutierrez (Aberdeen Standard Investments), Graham Stock (BlueBay Asset Management), Kevin Ivers (DCI Group) y Alberto Bernal (XP Investments).

Este último financista publicó, al terminar la charla, sus conclusiones de la jornada en un paper reservado para sus clientes, a las que tuvo acceso iProfesional. Aquí los puntos salientes:

-"Argentina tiene cero confianza en el mercado en este momento. No tiene un patrocinio real en Boston, Nueva York o Londres, no tiene acceso real al mercado local y no tiene ahorros fiscales. Por lo tanto, Argentina solo tiene una opción: buscar fuentes externas de financiamiento, y la única institución capaz de entregar dicho financiamiento en este momento es el FMI", escribió el jefe de estrategia de XP.

-"No hay una historia viable en Argentina sin el FMI. Nuestra sensación al hablar con el equipo de la campaña de Fernández-Fernández es que hay un entendimiento de que la participación del FMI sigue siendo el corolario para apoyar un proceso de crecimiento/estabilización en Argentina", resaltó.

-"Creemos que el equipo de Fernández es sincero cuando le dice a los mercados que quiere tener una relación constructiva. Una decisión de decretar un recorte en el capital de los bonos en lugar de depender cada vez más de una política monetaria estricta y una austeridad fiscal para devolver al país a un camino sostenible de cuentas fiscales y externas, probablemente resultaría contraproducente y haría que las expectativas sean una prueba muy difícil para un eventual futuro gobierno de Alberto Fernández", remarcó. 

-"Declarar una quita en los bonos ley extranjera hará muy poco para reducir la relación deuda/PBI. Declarar un recorte nominal del 50% en estos títulos solo reduce la relación deuda/PBI en diez puntos porcentuales. Es una reducción demasiado pequeña, y el costo de tomar tal decisión es muy alto. 'Matar' a los tenedores de bonos privados en aras de hacer que el modelo de sostenibilidad de la deuda parezca más bonito probablemente implicaría que Argentina nuevamente se vea obligada a vivir en la autarquía financiera", concluyó.

Arrancar con goles en contra desde el vestuario

De esta manera, más allá de que el próximo gobierno tenga intenciones de no hacer quitas y tan sólo busque "ganar tiempo", léase patear para adelante todos los vencimientos, tendrá que haber cerrado previamente un acuerdo con el FMI, el cual se descarta llevará un largo tiempo en lograr. Mauricio Macri tardó seis meses desde que anunció que iría al Fondo hasta que el organismo le aprobara el paquete por más de u$s56.000 millones. ¿Cuánto le costará a Alberto? La lógica supone que modificar el actual Stand-By Agreement a otro de "Facilidades Extendidas", que conllevaría las tan temidas reformas estructurales, será algo engorroso.

¿Tendrá tiempo el kirchnerismo? En términos futbolísticos, arranca el partido con varios goles en contra desde el vestuario. Los vencimientos de la deuda privada no "reperfilada", en un escenario de escasez de dólares en las reservas del BCRA y sin financiamiento en los mercados, son una bomba de tiempo. 

En el cortísimo plazo, pensando ya con Alberto Fernández ocupando Balcarce 50, las necesidades financieras mensuales -excluyendo el déficit primario- promedian u$s2.500 millones desde ahora y hasta enero del 2020.

Pero, según cálculos de la consultora Seido (del ex Elypsis Luciano Cohan), suben a un promedio de u$s5.700 millones entre febrero y mayo del año que viene. ¿Pagará Alberto a pesar de no tener un plan con el Fondo o deberá irse al default?

Si bien lo más importante en términos de monto caen en 2021-2022 por la deuda con el Fondo, ya el año que viene hacen falta u$s35.000 millones para cerrar las necesidades de financiamiento.

Según Seido, las mismas para 2020, en términos brutos, son de aproximadamente u$s50.000 millones y para el 2020-2023 alcanzan los u$s136.000 millones (o solo u$s100.000 millones si se reprograma el reembolso al FMI).

"Creemos que el próximo gobierno aún tiene espacio para evitar abrir la 'Caja de Pandora' de un default de la deuda bajo ley internacional, un camino que puede arrinconar a Argentina en más de media década de autarquía financiera", afirma Seido.

Por su parte, Delphos Investment remarca que los inversores privados "deben creer en la posibilidad de la sostenibilidad de la deuda para brindar financiamiento fresco".

"Es decir, que la solución de un reperfilamiento para los bonos internacionales implica un ajuste local", acotan. O el superávit fiscal o la deuda local deberán hacer su parte. Pero dada la historia fiscal argentina, "deberíamos considerar un posible tratamiento poco amigable con los acreedores 'locales'", dice.

"La historia nos enseña que los cambios unilaterales de los títulos domésticos han sido poco satisfactorios, sirviendo como ejemplo el caso de la pesificación de los títulos nominados en dólares conocidos como Bontes. El problema de un destrato a los títulos bajo ley local es que podría tener un impacto aún más negativo sobre la economía, resintiéndose el ahorro doméstico privado y por ende, contaminando negativamente a la economía real", recuerda Delphos sobre la diferenciación que se hizo bajo el proyecto oficial de los títulos ley local y extranjera. 

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