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Ex economista del Banco Central chileno: "Ahora es fácil pegarle a Chile, pero sus indicadores son mejores que hace 20 años"

Diego Saravia Tamayo es economista, vivió 15 años en Chile, de los cuales durante 10 trabajó en su Banco Central. Habló con iProfesional sobre esta crisis
19/11/2019 - 06:21hs
Ex economista del Banco Central chileno: "Ahora es fácil pegarle a Chile, pero sus indicadores son mejores que hace 20 años"

La situación política y social de varios países latinoamericanos se encuentra en un verdadero estado de shock, en el que sus propios representantes parecen haber perdido la brújula sobre cómo llegar a una resolución pacífica y democrática.

Uno de los casos que sigue sorprendiendo por su dimensión, violencia y extenso tiempo de duración es el chileno, más allá del reciente anuncio de reforma de la Constitución. Para ayudar a comprender mejor la situación, iProfesional entrevistó a Diego Saravia Tamayo, un argentino que es Doctor en Economía y que vivió durante 15 años en dicho país, donde ocupó cargos relevantes.

De hecho, llegó a ser gerente de Investigación Económica del Banco Central de Chile, institución en la que estuvo trabajando en distintos puestos desde 2009 hasta agosto del corriente año. Previamente, llegó al país trasandino en 2004, donde a partir de ese año hasta el 2008 fue profesor de Economía y Finanzas internacionales de la Universidad Católica.

Hoy, desde Argentina, analiza a la distancia el complicado momento que se está viviendo tras la Cordillera de los Andes y también detalla cómo se puede bajar localmente la inflación a un dígito, en base a lo realizado por el vecino país. 

-¿Lo sorprendió la severa crisis política que se está viviendo Chile?

-Sí, me sorprendió, pero no tanto el hecho en sí porque hace rato se ven manifestaciones, sino la magnitud y duración que tiene el conflicto porque es difícil de calmar. Ojo, ahora es fácil "pegarle" a Chile y acusar que falló el modelo, pero si vemos los datos objetivos e indicadores de educación, pobreza y distribución del ingreso son todos datos mejores que hace 20 años atrás, y mucho mejores que hace 40 o 60 años. La gente está mejor ahora que sus padres y abuelos en su momento, pero igual hubo un hartazgo.

Por eso no quiero apresurarme a decir que Chile falló, porque no es cierto. Incluso, arroja estadísticas mejores que las de Argentina, donde por ejemplo el ingreso per capita allá está cerca de los u$s18.000 anuales, unos u$s6.000 más que acá, aproximadamente. Pero, claramente, y es obvio, hubo cosas que se descuidaron y no sólo se relacionan a la parte económica del modelo, sino también a la estructura social de Chile. Había gente disconforme y la clase alta ni cuenta que se daba.

-¿En qué aspectos ve estos "descuidos" que hubo que hicieron estallar la crisis actual?

-Hay varios factores que llevaron al momento que se está viviendo. El primero es el origen de su sistema económico, que fue impuesto por una dictadura, y eso por definición no tiene consenso. Al contrario, tiene a la mitad en contra, y es algo que no se superó a lo largo de los años.

El segundo aspecto importante y que influye en esta crisis está relacionado a la estructura social chilena, donde hay una rigidez y permite poca movilidad social ascendente de la población. Si una persona ingresa en un colegio que no es muy bueno es raro que pueda salir de su esquema. En cambio, en Argentina hay educación gratis, que está bien tenerla y la reforma educativa de 1916 fue la base para que el país tenga una clase media. Algo que Chile no tuvo hasta fines de los años ´80. Hay una dinámica social diferente en ambos países. En Argentina el que estudia y trabaja duro puede llegar, incluso, a ser Presidente, allá no.

Es decir, la sociedad chilena está muy estratificada, hay una parte alta y otra baja. La alta coincide con la ciudad, porque está al lado de la cordillera. Y no sólo hay diferencia social en la educación, sino también en el transporte, que es uno de los más caros del mundo. Se paga absolutamente todo.

Entonces diría que los resabios de la dictadura dejaron una forma de relacionarse socialmente de la élite como si fuese un patrón de estancia. Y el mundo ya no está para bancarse esas cosas. Hubo frases desafortunadas y pocas realistas de la clase alta y dirigencial que también desembocaron en este mayor descontento, como la que afirmaba la esposa de Piñera respecto a que los manifestantes eran una "invasión de alienígenas". Es decir, digo siempre que Chile es una olla a presión que estaba muy bien tapada, a diferencia de Argentina donde hay una olla con agujeros que les quitan presión a los problemas. De hecho, las movilizaciones chilenas siempre fueron violentas.

-¿Tampoco se observa en Chile movimientos políticos acordes a las necesidades del ciudadano de a pie?

-Se ve una falta de representatividad de la élite conductora con respecto a la gente que vota, que es muy poca porque es voluntario el voto. Hay un divorcio entre los representantes y el pueblo, y en esas condiciones no puede funcionar una democracia representativa. Es decir, en la crisis chilena hay una mezcla de partes económica, política y social. Ojo, esta falta de representatividad es un fenómeno global, tales son los casos de Ecuador, Bolivia, los chalecos amarillos de París, entre otros.

-¿Puede surgir luego de estas protestas un partido que represente a los indignados al estilo del peronismo argentino?

-Sí, van surgiendo representantes que no obtienen más del 20% de los votos, porque no es la mayoría de los 17 millones de habitantes que tiene Chile la que está en la calle. Lo que me preocupa bastante es que no hay una demanda concreta en las protestas respecto a lo que se quiere. Están diciendo que no están contentos con esta situación, pero ahí se meten un montón de demandas diferentes de grupos variados, como los mapuches, camioneros, estudiantes, entre otros.

-Entonces, ¿cómo se soluciona este conflicto?

-Hace unos días el gobierno chileno ya se abrió a una reforma constitucional, entonces vuelve incierta la situación para los mercados, está feo Chile en estos momentos y el Presidente no está mostrando un liderazgo porque la gente no se siente representada por éste. Piñera no va a ser un tipo populista, aflojará en algo razonable respecto a las demandas sociales, como que paguen impuestos los más ricos para descomprimir un poco.

-Muchos afirman que la crisis de Chile no necesariamente invalida al modelo que generó crecimiento.

-Creo que esa afirmación es una sobresimplificación, porque la queja de la gente es válida y tiene que ver con la génesis social del modelo. Para mí se pasaron de rosca con la estructura social que hay y hubo una falla porque se descuidaron cosas que tienen que ver con la igualdad, una falta de sensibilidad atroz. A ello se le sumaron los grupos anarquistas que son bien pesados, ya que hacen desmanes y es evidente que hubo acciones coordinadas. Más allá de eso, no sé cómo terminará el conflicto, pero para mí es refundacional y de ahora en más no va a ser el mismo Chile que antes. Lo que se está pidiendo es un nuevo contrato social, algo que es razonable.

-¿Y qué cosas valiosas considera que tiene Chile?

-Las instituciones son muy valiosas porque funcionan bien y no hay prácticamente corrupción, no se piensa en el dólar y el Banco Central logró que la inflación chilena sea del 3% anual. No hay que decir que Chile dejó de ser un modelo, sino que siempre fue lo mismo. Progresó económicamente pero dejó de lado lo social.

-En Argentina se pregunta cómo se logró allá conseguir que la inflación sea tan baja, ¿cuál fue la clave?

-Chile llegó a tener en los ´70 una inflación de 7.000% anual, después vino el golpe militar y se bajó el déficit fiscal. Fueron años muy malos, en 1975 se hizo un frenazo económico para que pare la inflación, que era muy grande. A partir de 1978 comenzó a salir de la situación, y en los ´80 explotó financieramente y se controlaron los precios. En los ´90 llegó la democracia, se bajó al 30% anual la inflación e hicieron autónomo en serio al Banco Central chileno, y de a poco fue retrocediendo el nivel de incrementos porque ya no había déficit fiscal.

Esto fue acompañado por el boom minero, donde llegaba plata por todos lados, entonces se trató de bajar despacio la inflación, ya que no se quería que retrocediera mucho el precio del dólar. Y a eso llamaron "metas de inflación". Pero después de 1998, cuando vino una crisis mundial, se abandonaron las bandas cambiarias y las tasas de interés altas porque trajeron recesión. Por eso se fueron a un sistema de flotación, y la inflación llegó a caer al 5% anual. El sistema funcionó fantástico porque todo ya estaba estable y no se necesitó la política monetaria para estabilizar.

-¿Por qué Chile pudo mantener un nivel bajo de inflación y Argentina no?

-Porque acá con Alfonsín se le dio mucho a la maquinita de imprimir, en Chile no sucedió porque ya tenía solucionado el tema fiscal. Además, la Argentina actual se parece a Chile de los ´60, no a la de los ´90. Fue una mala comparación que hizo Sturzenegger pero lo quiso hacer igual, y su error fue ese, estabilizar la economía con una dudosa efectividad ajustando al mismo tiempo lo fiscal y monetario.

-¿Y qué debería hacer el próximo gobierno argentino?

-Lo primero que se debería hacer es bajar la inflación despacio, hacer un plan consistente, creíble y viable desde lo fiscal y monetario. Yo hubiese preferido tener un tipo de cambio fijo, por más que ahora no esté de moda, pero le hubiese hecho la vida más fácil a Macri, porque le hubiese generado un boom económico inicial, más allá que después hubiese tenido problemas.

-Volviendo al caso de Chile, ¿siente que ahora se pone en discusión al liberalismo en el mundo?

-Creo que viene un cambio en el mundo que va a ser menos "utilitarista", en el sentido de la corriente que pretendía maximizar el beneficio. Ocurrirá siempre y cuando haya líderes que puedan guiar ese rumbo. En la región se está virando de nuevo hacia la izquierda. Y con Chile se pensaba que era Suecia, pero no, es un país de Latinoamérica que tuvo un mejor desempeño que la media de la región.

-Muchos cuestionan la gran apertura comercial chilena, ¿qué opina de ese tipo de política que hoy se discute en Argentina?

-El comercio fue la base para el crecimiento de los países, la idea del comercio no es mala. No se deben proteger las industrias que son ineficientes pero que sus dueños son ricos, no sirve de nada. Ojo, no digo que haya que abrir la economía indiscriminadamente porque eso genera empresas fundidas, pero hay que ser pragmático. Es preferible una economía abierta a una cerrada porque hay más bienestar, pero el paso de una a otra debe ser bien pensado.