Después del fin de semana, los precios de los productos alimenticios que venden los autoservicios y almacenes barriales tendrán incrementos de hasta 10%, lo que volverá a dejarlos con valores por encima de lo que ofrecen las cadenas de comercios en sus góndolas.

Esto ocurrirá por la sencilla razón de que las fábricas de alimentos restringirán las bonificaciones con las que entregan a los mayoristas en donde se abastecen los denominados autoservicios "chinos" y los almaceneros de barrio.

Se vienen los aumentos en autoservicios y almacenes barriales

¿A qué se debe esta situación? A que el Gobierno congeló la lista de precios de 2.300 productos básicos, entre alimentos y productos de higiene y limpieza, y cómo los fabricantes tienen prohibido mover esos costos, entonces optaron por la quita de bonificaciones, que en algunos casos alcanza al 30%.

La decisión comercial tiene pleno impacto sobre los comercios de barrio ya que éstos -a diferencia de las grandes cadenas- no forman parte del acuerdo de congelamiento de precios con el Gobierno.

Por la quita de bonificaciones, los incrementos en los pequeños comercios serán de 10% en el caso de las yerbas; 7% en aceites; 5% en arroz; 4% en fideos, y también en la misma magnitud en las harinas, siempre en promedio.

La grieta entre supermercados y proveedores

Los cambios "indirectos" en las listas de precios viene provocando una profunda grieta entre los supermercados y los proveedores. 

Básicamente porque las cadenas no pueden trasladar a las góndolas esa quita en las bonificaciones. De ahí se entiende que hayan desaparecido las promociones de alimentos de primera necesidad con las que los supermercados suelen tentar a sus clientes.

Esa estrategia de promociones ahora se limita a los productos que están por afuera del congelamiento, y es donde los comercios pueden mover los precios. Pero los empresarios saben a la perfección que las ventas se motorizan por las ofertas en la comida, y no por rubros secundarios, que no está en la "lista del supermercado" que arman los clientes antes de salir a hacer las compras.

Los cambios en las reglas por parte de los proveedores llevaron a los supermercadistas a hacer denuncias en los despachos oficiales. Pero esas advertencias fueron, por ahora, desechadas por los funcionarios ya que -alegan- se trata de acuerdos dentro mismo del sector privado.

"A nosotros nos importa que los precios se mantengan en las góndolas. Ahora, si entre unos y otros se pelean por los márgenes de utilidad, esa no es nuestra cuestión. No podemos interferir", argumentan desde los despachos oficiales, ante una consulta de iProfesional. 

Como sucedió con la vuelta del IVA para los productos básicos -que el Gobierno obligó a absorber en parte a las empresas de la cadena alimenticia- la idea es que ahora suceda lo mismo, y que los mayores costos sean absorbidos por las propias empresas.

Como quedó claro, eso no ocurrirá, y los consumidores terminarán pagando más por los alimentos, ya sea por la vía directa (aumentos en los comercios barriales) o por la indirecta (fin de las promociones). 

Esta presión sobre los precios no es novedosa. Se trata de la clásica puja entre formadores de precios: de un lado, los fabricantes de alimentos y, del otro, las cadenas de supermercados.