Preocupado por la falta de dólares y el achique del sector privado, el Gobierno reorientó su plan para salir de la crisis con guiños a los grandes empresarios. Se trata de un combo de inversiones privadas, obras de infraestructura y beneficios destinados a sectores intensivos en empleo.

Un capitalismo inspirado, según Alberto Fernández, en el modelo de producción en masa de autos y con altos salarios de Henry Ford, pero en un contexto de pandemia, estancamiento y probables restricciones del FMI.

Alberto Fernández busca mostrar una gestión activa frente a la caída del empleo formal y las suspensiones masivas que afectan a 1 millón de trabajadores. Según la AFIP, 2.000 empleadores dejaron de ingresar aportes a la seguridad social en julio y 20.500 desde diciembre, sumándose a otros 24.500 en la gestión anterior. La situación se agravó con la supuesta salida de Falabella, Starbucks y Glovo. En realidad, hubo cierre de locales y venta de activos, una noticia que se sumó a la retirada en julio de autopartistas globales.

En ese marco, el Ejecutivo intenta aprovechar la capacidad ociosa e incentivar la producción local con créditos y subsidios cada vez más selectivos, a la vez que trata de reducir importaciones para frenar la sangría de dólares y evitar una brusca devaluación. Pero a diferencia del horizonte encarnado por el empresario automotor de Estados Unidos, no hay a la vista un boom de producción ni de consumo. Y la inversión extranjera tiene un lugar destacado en los anuncios oficiales.

Ese es el caso de Nissan (Japón), PSA (Francia), Quilmes y Santana Textil (Brasil). Hubo también inversiones de origen local, como la inauguración de una destilería de Axion, del dueño de Pan American Energy (PAE) y la producción de lavarropas en una planta de Newsan. O el acuerdo del Grupo Simpa con la fabricante de motos Einfeld (India) y el de Hugo Sigman con AstraZeneca (Inglaterra) para producir la vacuna contra el coronavirus en Argentina.

El Gobierno tiene motivos para acercarse más a los grandes jugadores globales. Uno de ellos es su capacidad para dinamizar la economía y generar dólares. Dentro de ese club, por caso, las cerealeras Cofco (China), Cargill y ADM (EE.UU) acaparan casi la mitad de las 66 millones de toneladas exportadas al 31 de julio. Granos destinados en su mayoría a la producción de harina y aceite de soja en otros países y que puertas adentro procesan AGD y la investigada Vicentin, ambas nacionales.

Alberto Fernández se preocupó por contrarrestar las noticias de cierres de empresas con una serie de anuncios de inversión privada

Con ese frente todavía irresuelto por la incertidumbre sobre el dólar y la expectativa privada de una baja en las retenciones, Alberto enfocó sus energías en las últimas semanas en la industria, donde presentó inversiones para sustituir importaciones, fabricar piezas nacionales y generar empleo. La prenda de cambio fue liberar el cupo de importación de autos a algunas terminales o eliminar aranceles para comprar insumos a cambio de integrar un 10% de componentes locales, un mecanismo vigente desde la gestión anterior al que se autorizó semanas atrás a Simpa.

El régimen de administración del comercio revela las dificultades heredadas para obtener dólares genuinos. Entre 2011 y 2019, las exportaciones pasaron de u$s82.000 a u$s65.000 millones y las importaciones de u$s74.000 millones a u$s49.000 millones. Las medidas apuntarían a recomponer los términos de intercambio, de manera de expandir la economía local, contener el déficit comercial en la industria y minimizar la fuga de capitales, que en la gestión previa alcanzó los u$s86.000 millones según el BCRA.

El Gobierno reforzó su mensaje el viernes pasado durante la inversión de u$s12 millones anunciada por Santana Textil para producir tejidos y generar 132 empleos en Chaco. "Gracias por confiar y hacer una inversión de esta naturaleza en este tiempo, buscamos empresarios que inviertan, produzcan y ganen después de cuatro años de postración", dijo el Presidente. Mientras el gobernador local, Jorge Capitanich, afirmó que "los dólares van a ser bien administrados, para producir, no para especular".

Tensa calma con las multis

Cada vez más corrido de la agenda sanitaria, el Ejecutivo trata de levantar la economía y regenerar el consumo con un mix de medidas que van desde beneficios fiscales por moratoria y reducción de contribuciones patronales a rubros en crisis hasta el financiamiento a tasa cero a pymes y créditos para reemplazar bienes importados.

En el Gabinete creen que ya se llegó al "punto más bajo", pero reconocen que "cada cosa que movés, te dispara otra". Eso vale tanto para las medidas sanitarias como para la reciente rebelión policial que concluyó con un cambio en la coparticipación de la Ciudad. La postergación de las paritarias durante el primer semestre también genera cortocircuitos en las actividades que aún no tuvieron aumentos. 

Pese a los esfuerzos oficiales por desplegar una agenda "productiva", la relación con las multinacionales extranjeras es de tensa calma. En enero pasado, el Banco Central suavizó las restricciones cambiarias impuestas por Mauricio Macri en octubre, al habilitar el giro de utilidades al exterior hasta el 30% por nuevos aportes de inversión extranjera directa. El resultado fue que ninguna empresa realizó hasta ahora ese tipo de operación, confirmaron fuentes BCRA.

"Ninguno de mis clientes se anima a hacer inversiones si las reglas de juego siguen como hasta ahora. Mucha incertidumbre, falta de reglas claras y anuncios que luego quedan pulverizados en normas que avanzan en sentido opuesto", señaló Alberto Mastandrea, de BDO Argentina. La otra vía para llevarse dólares a las casas matrices es a través del dólar bolsa (MEP) y el "contado con liquidación" -en torno a $130 y $139-, pero los empresarios se quejan porque les resulta costoso pagarlo casi al mismo valor que un ahorrista para acceder a su cupo de u$s200 con el impuesto del 60%. 

Entre las grandes empresas hay predisposición a invertir en propiedades si no se flexibiliza la normativa para remitir divisas al exterior

Con esas limitaciones, el CEO de una empresa de EE.UU. con negocios en Argentina cree que van a volver a recurrir a lo que hacían durante el final del mandato de Cristina Kirchner. Ante la imposibilidad de girar utilidades, invertían en inmuebles o pagaban servicios que podían aprovechar otras filiales de la región. Desde el Gobierno, en cambio, sostienen que la situación es diferente al 2014, cuando una "corrida financiera" llevó a devaluar a Axel Kicillof, o a los saltos del dólar registrados entre 2016 y 2019, primero con Alfonso Prat Gay y después -ya sin control- con Nicolás Dujovne.

La búsqueda de un capitalismo "más ético" -como lo definió el mandatario- viene a dar respuesta al pedido de Cristina Kirchner en agosto pasado, cuando dio a conocer por Twitter sus diferencias con la foto del 9 de julio en la que el jefe de Estado se mostró flanqueado por la cúpula empresaria del G6. El malestar tenía que ver con el acercamiento a un sector del establishment que no tendría entre sus prioridades el mercado interno, sino la rebaja de impuestos, la salida de activos del país y la flexibilización laboral.

El Gobierno saldó la discusión interna con un acercamiento a las compañías extranjeras y un alejamiento de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), entidad encabezada por ejecutivos de la talla de Paolo Rocca. El Presidente mantiene una relación tirante con el líder empresario desde el despido de 1.500 operarios en marzo. El dueño del grupo Techint acórdó el mes pasado con la UOM la reducción del salario de suspensión al 70% y ahora avanza en la baja de contratos por goteo con casi el triple de indemnización en su planta de Siderca, mientras en la fábrica de Siat en Villa Constitución persiste un reclamo por despidos en una contratista.