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Ley de etiquetado: cómo evitar que todo dé lo mismo

La nueva norma podría inducir al consumidor a que diera lo mismo el consumo de frutas envasadas que gaseosas, porque en todos habría un sello negro
10/11/2020 - 14:13hs
Ley de etiquetado: cómo evitar que todo dé lo mismo

Si el proyecto de ley de etiquetado frontal avanza en la Cámara de Diputados sin modificaciones claves, corre el riesgo de convertirse en una norma que promueva más inquietudes que certezas, porque lejos de contribuir con información clara que permita a las personas una asertiva elección de alimentos para su dieta generaría más confusión.

Básicamente, porque el 90% de los alimentos que encontrará una persona en la góndola tendrá al menos un sello negro en su frente, referido al supuesto exceso de nutrientes críticos (azúcares, grasas saturadas, grasas totales y sodio) y calorías; sin ningún tipo de información adicional sobre su composición nutricional.

Bajo la propuesta que está en tratamiento por los legisladores, se podría inducir al consumidor a que diera lo mismo el consumo de frutas envasadas que gaseosas o jugos azucarados porque en todos esos casos habría un sello negro, en este caso de exceso de azúcar (sin informar la cantidad); y aunque no son equivalentes desde el punto de vista nutricional, serán percibidos de la misma forma.

Todas las legumbres secas tendrían sellos negros y todos los panes envasados integrales con niveles bajos en sodio tendrían sellos por "exceso de sodio". Y gran parte de las verduras y legumbres envasadas, tendrían un sello negro que los tornaría presuntamente como poco saludables.

Podría tener la misma cantidad de sellos o incluso más aún, un desayuno con una infusión sin azúcar, una tostada y queso que una bebida azucarada con cereales azucarados, lo cual sin duda aumentaría la confusión.

Por si fuera poco, la norma borraría a estos y otros muchos alimentos del menú de los comedores escolares. ¿Sería razonable que los diputados avancen en, por ejemplo, prohibir que los chicos pudieran comer un plato de lentejas, un plato de fideos o uno de arroz como parte de una dieta variada?

En este sentido, hay un marcado consenso respecto a la necesidad de que Argentina cuente con una buena ley de etiquetado ajustada a la realidad alimentaria del país. De manera que, por un lado, permita a los consumidores tener a la vista la información sensible respecto al valor nutricional de los alimentos y, por el otro, genere el adecuado estímulo para que los productores de alimentos incrementen sus esfuerzos en innovación para mejorar dichos indicadores. No habría puntos de disenso si así fuera.

Llama la atención que la norma con la que se pretende avanzar vulnere la posición oficial del Ministerio de Salud que emitió las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) aprobadas y publicadas en el Boletín Oficial, al penalizar y castigar alimentos que allí se alientan a consumir diariamente.

La normativa, tal como está planteada hoy, echa por tierra lo que venía impulsando el Poder Ejecutivo con el consenso entre las carteras de Salud, Desarrollo Productivo y Agricultura y la participación de la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL), en sintonía con las negociaciones multilaterales del Mercosur. Y, lo que es peor, al extrapolar indicadores de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el texto que hoy analiza el Poder Legislativo estaría dejando sin herramientas de gestión al Ministerio de Salud que debería ser la autoridad de aplicación de la ley para determinar los valores máximos de los nutrientes críticos.

El proyecto, que actualmente se discutirá en Diputados, está lejos de fomentar alimentos más saludables.  Resulta contrario a los nobles objetivos de los considerandos y se torna irrazonable al igualar para abajo y al equiparar alimentos nutricionalmente muy distintos, confundiendo al consumidor.

Por cierto, se trata de una ley con umbrales y criterios que no se aplican en ninguna parte del mundo; México hoy con una ley semejante y con severos cuestionamientos, llegará a exigir esos umbrales y criterios recién en octubre de 2025.

Los analistas consideran que uno de los errores de base del proyecto es que está sustentado en la falacia de que todo alimento industrializado es perjudicial y debe ser combatido, generalización falsa que no está basada en ningún análisis serio desde el punto de vista nutricional.

Los especialistas en nutrición sostienen que la ingesta de nutrientes críticos en nuestra población se concentra en doce alimentos. Pero como las etiquetas frontales solo impactan en los envasados, quedan afuera de la regulación otros alimentos igualmente responsables de aquellos excesos tal el caso del azúcar en infusiones, sal agregada a las preparaciones, pan, algunas carnes, fiambres y embutidos, pastelería casera y pizzas. Sin duda, otra fuente de confusión y desinformación que no contribuirá a la educación de la población a la que se busca proteger.