IPROFESIONAL ENTREVISTA

Dólar planchado y precios que suben: economista anticipa cómo puede alterar el plan oficial

Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, mantiene el optimismo sobre la balanza comercial pero advierte sobre nuevas amenazas en el horizonte
ECONOMÍA - 04 de Abril, 2021

Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina, es uno de los analistas más requeridos por los medios. Si bien marca las amenazas que se ciernen sobre la economía, no está entre los más alarmistas respecto de las posibilidades de una crisis a corto plazo.

En esta entrevista con iProfesional, analiza qué elementos del contexto internacional jugarán a favor y cuáles ponen una nota de duda.

-En los últimos días estamos escuchando advertencias en el sentido de que se exageraron las condiciones externas positivas para el país y que tal vez el saldo comercial no sea tan robusto como el que espera el Gobierno. ¿Cómo lo analiza usted?

-Lo que es cierto es que la cosecha agrícola no va a ser tan buena porque las condiciones climáticas no acompañaron. Pero, en parte también por esa situación, los precios se van  a mantener altos, en niveles récord si se compara con los últimos años.

-De todas formas, en el campo no todos creen que se vaya a dar la esperada "lluvia" de sojadólares. De hecho, hay quienes advierten que los productores van a ir liquidando su cosecha "en cuentagotas".

- No lo veo como la situación general. Habrá algunos con la suficiente espalda como para darse el lujo de retener producción y especular con el valor del dólar. Pero realmente me parece que va a a ser una minoría, porque hoy la rentabilidad del sector agropecuario no es espectacular. Así que para muchos, la exportación y la liquidación va a ir de la mano, sin posibilidad de diferir.

Para Rajnerman, el tipo de cambio no muestra signos de pérdida de competitividad, lo cual le da un margen de acción al Gobierno

-Están también quienes ven con preocupación una progresiva pérdida de competitividad, en la medida en que el dólar seguirá planchado pero la inflación mantiene su empuje. ¿No habrá ahí una amenaza para la balanza comercial?

-La situación se va a deteriorar, pero no creo que llegue a niveles dramáticos. Yo estoy previendo una inflación en 40% y en cuanto al tipo de cambio, el Gobierno todavía tiene un margen como para maniobrar. Esto no significa que la situación no se vaya a ir deteriorando gradualmente, claro.

Pero en todo caso, lo que es importante destacar es que, a diferencia de experiencias recientes, esta vez no estamos en una situación de retraso cambiario que nos ponga un problema inminente. Era lo que pasaba en años recientes, cuando el tipo de cambio real marcaba niveles similares a la convertibilidad de los ’90. Pero ahora, cuando uno mira el tipo de cambio bilateral con Estados Unidos, hoy estamos un 60% por encima de ese nivel, como consecuencia de las devaluaciones ocurridas en 2018 y 2019.

-¿No ve amenazas, entonces, en el plan oficial sobre el ingreso de dólares para este año?

-Sí las veo, pero no en el plano de la competitividad cambiaria. Me parece que hoy son más relevantes para las empresas las distorsiones causadas por la presión impositiva, que le pone problemas de productividad.

Y también veo problemas por el lado de la demanda. Me preocupa la situación de Brasil, que devaluó al real y por cuarta vez corrió a la baja su pronóstico de crecimiento del PBI. Esto puede pegar directamente en algunos rubros de exportación.

Otra amenaza es el Covid, que creo que afectará a algunas economías regionales por el efecto del cierre de fronteras. Por ejemplo, en Rio Negro con las manzanas, el cierre de la frontera con Chile es un problema.

-Hay un dicho clásico entre los economistas, que sostiene que para que Argentina crezca un punto su PBI, las importaciones tienen que subir tres puntos. Pero esto pone al Gobierno en la disyuntiva de elegir qué priorizar: si usar los dólares para insumos de la industria o si retacearlos para mejorar la caja del Banco Central. ¿Cuál postura cree que prevalecerá?

-La respuesta a esa pregunta la estamos viendo todos los días. Ya se está priorizando por la preservación de los dólares para el Central . Tratan de hacerlo de la forma que afecte menos al sector productivo, pero siempre algún golpe a las empresas es inevitable. Ya hay varios importadores con problemas o para conseguir los permisos o que, aun teniendo la autorización, no logran que el Central les venda dólares. Eso te da la pauta de que ya está tomada la decisión de cuál va a ser la prioridad.

-¿Cuál es su previsión sobre la entrada de dólares y la continuidad de la calma cambiaria?

-Nosotros proyectamos que la balanza comercial dejará un saldo de 14.000 millones de dólares. Y lo que está ocurriendo ahora es una consecuencia directa del nerviosismo de fin del año pasado. Como mucha gente esperaba una devaluación, eso llevó a que se adelantaran compras y se pospusieran ventas. Al no ocurrir, ese estoqueo nos juega a favor y hoy estamos viendo un mercado tranquilo.

Va a durar unos meses y creo que a partir de mayo volveremos a la normalidad. Es decir, a un panorama más inestable.

-Hoy el Banco Central celebra el hecho de que puede comprar dólares y prácticamente desapareció la demanda de los ahorristas. ¿Pero cree que esa situación durará todo el año?

-No, no va a durar. Hay ya un comportamiento estacional, según el cual tradicionalmente la posición del Banco Central es positiva, es decir compradora neta, en el primer semestre, pero pasa a ser vendedora en el segundo semestre. El año pasado lo vimos en un grado muy extremo.

Y este año creo que el efecto se va a repetir, pero no lo veo tan parecido al año pasado en el sentido de que el principal factor de salida de dólares sea el regreso de los pequeños ahorristas que pidan dólares para atesorar. Más bien, creo que el problema va a venir por la falta de oferta, cuando se termine el efecto de la cosecha gruesa a mediados de año.

Rajnerman advierte que la estrategia cambiaria deja dudas sobre qué ocurrirá con la "brecha" del paralelo en el segundo semestre

-Sin embargo, muchos ven un riesgo en el hecho de que, a diferencia de otros años, el Central no está aprovechando este momento del año para acumular reservas. ¿Eso lo puede complicar más adelante?

-Es el gran tema que vamos a ver en el segundo semestre. Por ahora, no logra acumular reservas porque las usa para estabilizar al dólar, y si esa situación no cambia, va a implicar que cuando haya más demanda tenga que arrancar desde mucho más abajo.

No creo que tenga dificultades para sostener la estabilidad del tipo de cambio oficial, porque el mercado está muy controlado. Pero lo que sí es inevitable es que tendrá que vender divisas y ahí la gran pregunta es qué tan violentamente pueda reaccionar el mercado del dólar paralelo.

-Los que defienden la política monetaria actual dicen que ayuda a mejorar la situación del Tesoro, que dependerá menos de la asistencia del Central y, por lo tanto, bajará la presión inflacionaria. ¿Comparte ese punto?

-Seguro que va a ser menos grave que el año pasado, porque hubo niveles de emisión récord, pero seguro que este año la emisión va a seguir, porque el financiamiento neto que está logrando el Gobierno no va a ser suficiente como para cubrir todo el déficit.

Y en este punto no hay que minimizar el efecto Covid. Estamos todos pensando en un determinado nivel de gasto público que, si la situación de la pandemia se llegara a agravar por la segunda ola, se va a disparar. Y, como contraparte, podríamos ver una caída en la  recaudación tributaria.

Así que por más señales positivas que intenten mandar al mercado, lo que es seguro es que la emisión monetaria va a seguir siendo alta.

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