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Dólar: la peligrosa obsesión del kirchnerismo que amenaza con complicar todavía más a la economía

El kirchnerismo siempre dejó en claro sus intenciones de no devaluar a pesar de que el panorama financiero se complique. Los riesgos con alta inflación
04/08/2021 - 07:00hs
Dólar: la peligrosa obsesión del kirchnerismo que amenaza con complicar todavía más a la economía

En las últimas jornadas financieras, en particular desde el miércoles pasado, el Banco Central comenzó a vender dólares en el mercado financiero por un aumento en la demanda de empresas y particulares, si bien este martes tuvo una "tregua" y pudo adquirir u$s70 millones. 

A esto se suma que en, por primera vez después de mucho tiempo, comenzaron a aumentar las compras de dólar ahorro por parte de particulares que solo están en condiciones de adquirir u$s200 por mes.

Esto lleva a preguntarnos si no ha comenzado una especie de "segunda ola" de corrida cambiaria en la Argentina. La primera ola fue entre julio y el 25 de octubre de 2020 cuando el dólar paralelo llegó a los 195 pesos, mientras los alternativos tocaron los 185 pesos y luego, con intervenciones del BCRA y la ANSES vendiendo títulos en el mercado, volvieron a bajar.

¿Es probable que si hay una nueva corrida cambiaria antes de las elecciones el Gobierno acelere el ritmo de devaluación del dólar oficial, que en junio fue del 1 por ciento mientras la inflación fue del 3,2 por ciento?. En función de los observado en los últimos años del kirchnerismo, la respuesta seria "no".

Hay que considerar que luego de las PASO del 14 de agosto de 2019, el candidato Alberto Fernández (tras de ganar las elecciones primarias con el 47% de los votos), manifestó que "el tipo de cambio a 60 pesos llegó a un valor razonable y el Gobierno debería implementar medidas para que no continúe subiendo".

El 10 de diciembre, el día de su asunción el dólar blue valía $70 y el dólar oficial, en promedio, cotizaba 62 pesos. Hoy el paralelo y los alternativos están rondando los 180 pesos y el oficial está en 96 pesos.

Mientras que el oficial aumentó un 38 por ciento, el paralelo y los alternativos subieron un 160 por ciento. La brecha pasó del 12 al 85 por ciento. Ese es el costo de no devaluar el dólar oficial con una inflación anual promedio anual del 45 por ciento.

La principal obsesión del kirchnerismo siempre ha sido no devaluar a pesar que el panorama financiero se complique. Entre mayo de 2003 y diciembre de 2007, la primera etapa del kirchnerismo con Néstor Kirchner en el poder, el valor del dólar se mantuvo en un promedio de 3,5 pesos con una inflación promedio del 6 por ciento anual.

En tanto que entre diciembre del 2007 y diciembre del 2015, la segunda etapa del kirchnerismo con los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner, solo hubo un salto brusco del tipo de cambio oficial. Fue en enero de 2014 con Axel Kicillof como ministro de Economía. La devaluación del dólar oficial fue del 30% y llevo el valor del dólar a los aproximadamente 8 pesos por unidad.

En mayo de 2003, cuando asumió Néstor Kirchner, heredó un dólar oficial altísimo de unos 4 pesos de ese momento con una especie de colchón que a valores de hoy sería el equivalente a unos 134 pesos, explica el informe de MS.

En cambio, en los dos periodos de CFK en particular en el segundo mandato donde se impuso el primer cepo cambiario a fines de octubre de 2011 se convalidó un atraso cambiario insostenible donde el dólar oficial terminó en diciembre de 2015 en 8,5 pesos, lo que serían unos 60 pesos de hoy y el paralelo en 15 pesos. El equivalente a unos 105 pesos de ahora.

 

El daño del cepo a la economía

El daño del cepo para la economía se podría analizar de la siguiente manera: el 28 de octubre de 2011, cuando se anunció que la AFIP comenzaría a controlar las comprar de dólares en valor del dólar oficial, era de 4,40 pesos mientras que el dólar paralelo cotizaba a 4,80 pesos.

La brecha cambiaria era del 10 por ciento. Hoy, a casi once años de la puesta en marcha de de ese cepo, el dólar paralelo vale 180 pesos y el oficial 96 pesos y la brecha es del 87 por ciento.

En Brasil, el dólar valía 2,5 reales y ahora cuesta 5,15 reales. El valor del dólar en Brasil aumentó un 100 por ciento mientras que en el mismo periodo en Argentina con cepo entre 2011 y 2015 y entre 2019 y la actualidad el dólar paralelo aumento un 3.600 por ciento.

Lo grave fue que, por no devaluar para no atrasar el tipo de cambio entre 2012 y 2015, el BCRA gasto unos u$s40.000 millones hasta quedar con un stock negativo de u$s3.000 millones de reservas liquidas netas negativas. Kicillof entregó la economía con reservas negativas, con un atraso cambiario evidente y con un dólar oficial de 8,50 pesos y el paralelo en 15 pesos, con importaciones pisadas, exportaciones muy reducidas con inflación reprimida, estancamiento de la economía y con la deuda publica en default.

El problema es que, para evitar devaluar, los últimos tres gobiernos kirchneristas, incluido el actual de Alberto Fernández, buscan distintos caminos alternativos como:

  • La ampliación del cepo cambiario, que es lisa y llanamente un control de capitales que no permite que salgan ni que entren dólares financieros
  • Controlar artificialmente precios de bienes y servicios, que genera no tener precios de referencia
  • Frenar las importaciones, lo que golpea a la producción local por falta de insumos y también a las exportaciones
  • Vender bonos del BCRA y de organismos públicos como la ANSES en el mercado
  • Intervenir los mercados cambiarios no oficiales como lo han hecho recientemente, lo que provoca graves distorsiones financieras y en la economía real.

En periodos de baja inflación no devaluar no resulta tan grave, pero con una inflación mensual superior al 3 por ciento resistirse a acelerar el ritmo de devaluación a valores cercanos a la inflación puede ser muy dañino para la economía.

"Utilizar el atraso cambiario como mecanismo para abaratar la mesa de los argentinos como los alimentos y la energía no es una buena opción", explica un reciente estudio de la consultora MS, que dirige el economista Rodolfo Santangelo.

El Gobierno no piensa en una corrección del tipo de cambio ni antes ni después de las elecciones

Lo más importante para el modelo K son dos aspectos: que no falten dólares y que sobren pesos. El problema es que toma todas las medidas para que falten dólares y sobren mas pesos de los necesarios para una economía en equilibrio.

Hacia fines de 2020, el Gobierno estuvo a punto de devaluar. En ese entonces, el BCRA vendía dólares en el mercado oficial y en el no oficial, pagaba deuda externa, las reservas netas tendían a cero y la brecha estaba arriba de 100%.

La solución no vino por el lado de una brillante idea del Gobierno, sino que a partir de octubre comenzaron a subir los precios internacionales de los granos. Gracias a los precios de la llamada "súper soja", los productores vendieron la cosecha y por ese motivo el BCRA, entre enero y julio, compró unos 7.500 millones de dólares y pudo reducir la brecha cambiaria. Pero ahora, luego de un primer semestre tranquilo, la situación se podría complicar en particular por las PASO del 12 de septiembre y las elecciones legislativas del 14 de noviembre próximo.

El gran problema es que, así como el kirchnerismo muestra temor a la falta de dólares, también subestima los desequilibrios de la macro inflacionarios, fiscales y monetarios que están relacionados con la necesidad de pesos. Esos desequilibrios se traducen luego en la falta de financiamiento para el déficit fiscal, para la deuda en pesos del Tesoro y la deuda en LELIQ del BCRA. El principal insumo en la política macroeconómica del kirchnerismo es emitir la mayor cantidad de pesos sin respaldo para mantener artificialmente la demanda, el consumo y el crédito.

La mayoría de los informes de las consultoras económicas plantea que es poco probable que el BCRA acumule muchos dólares más. Es más factible que las reservas internacionales liquidas del BCRA empiecen a bajar. En particular porque la oferta de dólares dio casi todo lo que tenía para dar y porque la demanda está recalentándose.

El presupuesto 2021, que se armó en septiembre del año pasado, proyectó en principio una inflación de 29% que ya se cubrió con los números de julio y un dólar equivalente a $102,5. La inflación, entonces, rondará el 40%/45% según las proyecciones privadas.

El dólar oficial, en cambio, no parece tener alguna explicación lógica para pasar los $110 fin de año. El BCRA tiene los dólares y el cepo por ahora funciona, pero con algún goteo. El Gobierno no piensa en una corrección del tipo de cambio ni antes ni después de las elecciones. En particular porque "no devaluar" es la principal obsesión del kirchnerismo.

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