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Cierre de exportaciones de carne: la ganadería no copia los dichos de Victoria Tolosa Paz

La política de corto plazo que busca carne barata en la mesa de los argentinos, termina generando menos carne y a mayor precio en el futuro inmediato
31/08/2021 - 19:02hs
Cierre de exportaciones de carne: la ganadería no copia los dichos de Victoria Tolosa Paz

El cierre de las exportaciones es una medida desesperada del Gobierno para bajar el precio de la carne. Sin embargo, el efecto colateral es una menor inversión en ganadería, cae el stock, la relación ternero vaca es del 62,5%, el romance entre el toro y la vaca no emerge, algo que no condice con los dichos de Victoria Tolosa Paz.

La ganadería argentina sufrió una caída monumental del stock ganadero en la década del 2000, cuando el 9 de marzo del año 2006 el gobierno de Néstor Kirchner y la ministra de economía Felisa Miceli cerraron por 10 años la exportación de carne, llevándonos a un retroceso mayúsculo como país, perdiendo empleos, dólares de la exportación e ingresos fiscales genuinos.

El stock bovino del año 2007 fue de 58,8 millones de cabezas, después de la medida tomada en el año 2010 el stock se ubicó en 48,8 millones de cabezas. Desde esa fecha comenzó una lenta recuperación, la posibilidad de un cambio de gobierno en el año 2015 hizo que comenzara un proceso de recomposición de stock que a marzo de 2016 acumulaba 54,1 millones de cabezas. Cuando termino el gobierno de Mauricio Macri el stock de cabezas sumaba a diciembre de 2019 54,4 millones de cabezas, era muy poco lo que mejoró el stock bajo su gobierno.

En el año 2019, con la perspectiva muy negativa de la economía, los ganaderos dejaron de invertir en el negocio ya que venían de un año muy hostil en cuanto a utilidades, las rentabilidades desaparecieron y por ende comenzó la liquidación de stock el último dato a diciembre de 2020 daba cuenta de un stock de 53,5 millones de cabezas.

En los últimos dos años, el stock cayó en 1.490.319 cabezas, lo que representa una caída del 2,7% respecto del stock del año 2018, que fue el más elevado de los últimos años.

Desde el año 2007 a la fecha el stock cayó 9% y la población aumentó el 14%; en algún momento faltaría carne, el problema no estaba en cerrar las exportaciones, teníamos que trabajar en incentivar la producción de carne vacuna, y carnes alternativas.

El Gobierno tomó el camino más corto: con una mirada de corto plazo cerró las exportaciones, pensando que esto derramaría más kilos de carne al mercado. La medida fue un horror, lo que se exporta no se consume en el mercado interno. El 75% de la exportación va a China quien se lleva animales de gran portada, avanzados en edad y generalmente vacas. El argentino come un animal de 300 a 320 kilos, jóvenes de edad, y son "una manteca".

El productor necesita la exportación, como el barco de vela el viento, puede vender a buen precio las vacas que ya no producen, renueva el plantel y monetiza el trabajo de muchos años. Tiene una salida a una vaca que hace años produce en el campo, con un plus de precio adicional. Exportamos lo que no comemos.

Si el Gobierno cierra la exportación lo que está aportando al productor es un quebranto sobre la vaca que termina su ciclo productivo, lo que obliga a que ese ingreso lo que tenga que buscar con un precio más elevado del ternero o el animal de 300 a 320 kilos, justo lo que comemos los argentinos.

La política de corto plazo que buscaba carne barata en la mesa de los argentinos, termina generando menos carne y a mayor precio en el futuro inmediato. Bajo la intervención de Néstor y Cristina los argentinos comieron menos kilos de carne per cápita y el asado se alejó de la mesa de los argentinos. Alberto Fernández no será la excepción, con medidas como las adoptadas alejas más el asado de la mesa de los argentinos.

En el año 2019 el consumo interno de carne vacuna, porcina y aviar fue de 4,94 millones de toneladas, en el año 2020 5,05 millones de toneladas, en el año 2021 se proyectan 4,88 millones de toneladas. La medida de cerrar la exportación fue un fracaso, no aportó más carne, rechazo dólares y perdió recaudación tributaria.

El Gobierno buscó asegurarse carne barata en el mercado interno pero los efectos son muy nocivos

Cómo recomponer el stock vacuno y que la carne baje

Para aumentar el stock de carne tienen que nacer más terneros, algo que pocos en el gobierno pensaron o analizaron. En los últimos años los nacimientos de terneros están en franco descenso, en el año 2019 nacieron casi 15 millones de terneros, y según el stock a diciembre de 2020 nacieron 14,3 millones de terneros, así no tendremos más carne en la mesa de los argentinos.

Para que nazcan más terneros necesitamos que haya más romances entre los toros y las vacas, algo que no ocurrió en el año 2020, esto contradice los dichos de la candidata a diputada Victoria Tolosa Paz, no voy a ampliar al respecto.

El rodeo de vacas es de 22,9 millones, mientras que los terneros que nacen son 14,3 millones, esto explica que solo el 62,5% de las vacas quedan preñadas, y el 37,5% restante está de turista en los campos.

Para lograr recuperar el rodeo, necesitamos que el 80% del rodeo de vacas quede preñado, esto nos permitiría que nazcan 18,3 millones de terneros. De esta forma podría elevarse la faena de los 14 millones actuales a los 16 millones de cabezas.

Una segunda medida interesante sería desgravar del pago de tributos para aquellos que engorden animales a más de 320 kilos, esto elevaría el peso de la media res considerablemente y nos permitiría producir más carne.

Por ejemplo, si faenáramos 16 millones de animales, a un peso promedio de 250 kilos por animal, estaríamos produciendo 4 millones de toneladas, cuando lo proyectado para el año 2021 son 2,9 millones de toneladas. Esto implicaría un aumento del 38% en la producción de carne, esto generaría más trabajo para los frigoríficos, más dólares para el país, bajaría el precio de la carne, aumentaría el empleo y el Estado recaudaría más impuestos. Un circulo virtuoso para la economía.

Bajo las medidas actuales, cerrar las exportaciones desalienta la inversión, nacerán menos terneros, los engordes se harán a menor peso, se producirá menos carne y a futuro será más cara, alejando más el asado de la mesa de los argentinos.

Conclusión: no tenemos política ganadera. Pero lo peor es que quienes están en el Gobierno desconocen de ganadería, y sin querer queriendo destruyen al sector. Quienes votaron no cantaban con la astucia de quienes nos gobiernan. La crisis del sector vacuno, se traslada al porcino y aviar. No solo no saben, tampoco escuchan.

Salvador Di Stéfano es analista económico y de negocios. Titular de la consultora Salvador Di Stefano SRL. Twitter: @salvadistefano

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