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Inflación en dólares llega al 2,5% mensual y calienta el debate sobre cómo será la próxima devaluación

Los analistas creen que la diferencia de velocidad entre precios y dólar no es sostenible: debaten si se puede devaluar gradualmente o de golpe
21/10/2021 - 13:00hs
Inflación en dólares llega al 2,5% mensual y calienta el debate sobre cómo será la próxima devaluación

La lupa de los analistas está, más que nunca, en la brecha entre la velocidad a la que marchan inflación y el dólar. O, dicho de otra forma, en la inflación en dólares. Ocurre que cada vez que ese indicador se aceleró, la consecuencia fue una devaluación abrupta.

Y, en los últimos días, la previsión es que Argentina tendrá una alta inflación en dólares. El presupuesto diseñado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, pretendía ser tranquilizador en ese sentido: prevé que el año próximo la inflación será del 33% mientras que la devaluación del tipo de cambio oficial será del 28%. Esto implica una inflación en dólares del 3,9%.

Era una cifra que no implicaba un riesgo para la competitividad argentina, si se tiene en cuenta que la inflación de Estados Unidos -en otras palabras, la pérdida de valor de la divisa de referencia mundial- está en 5,4%.

Pero el mensaje de Guzmán, como ya había ocurrido con otras proyecciones del ministro, perdió credibilidad rápidamente. La difusión del dato de inflación de septiembre -3,5% en el mes, 37% acumulado en el año- no solamente rompió una saga de cinco bajas consecutivas, sino que superó ampliamente los pronósticos de los más pesimistas.

El consenso de los economistas -sintetizado en la encuesta REM del Banco Central- había previsto un 2,8% en el mes. Y una suba que alcanzaría su pico el próximo verano, con meses cercanos al 4%.

Pero ahora esas previsiones se están revisando al alza, sobre todo con las últimas noticias de remarcaciones de precios que confirman que, lejos de haberse tratado de un fenómeno aislado, la inflación de septiembre es, efectivamente un cambio de tendencia.

Un informe de la consultora Ecolatina advierte que el nuevo escalón de más de 3% mensual "deja incluso variables pendientes de corregir -tarifas, dólar controles de precios" para 2022.

Nuevo foco de tensión: inflación en dólares

Por lo pronto, la situación actual es la más temida por los economistas: una inflación que se desmadró sin que la política devaluatoria haya empezado su nuevo ritmo. En este momento, la inflación en dólares se sitúa en 2,5% por mes. Todo un presagio de ajuste.

La proyeccion de Guzmán para 2022 implicaba llevar casi a cero la inflación en dólares, pero el mercado no cree que se pueda cumplir
La proyección de Guzmán para 2022 implicaba llevar casi a cero la inflación en dólares, pero el mercado no cree que se pueda cumplir

Lo cierto es que, antes de ver la luz, el programa económico de Guzmán para el 2022 ya está seriamente cuestionado. Antes de que se difundiera la inflación de septiembre, los economistas apostaban a que la inflación del año próximo se ubicaría en 46%.

Si se compara esa inflación contra la tasa devaluatoria del 28% que anuncia el ministro, entonces se debería esperar una inflación en dólares del 14%. Pero los economistas no solamente desconfiaron del pronóstico oficial de inflación sino también del de tipo de cambio, de manera que preveían que el dólar se movería un 48% a lo largo del año. La mala noticia es la alta velocidad de los indicadores previstos, pero al menos quedaba el consuelo de que no se preveía un agravamiento de la inflación en dólares, porque ambos correrían a velocidad parecida.

Pero esa percepción cambió: tras el nuevo impulso inflacionario, ya están apareciendo predicciones que superan por mucho a la situación actual. Están empezando a circular informes y se escuchan declaraciones periodistas de expertos que ven una inflación en torno del 60% para el año próximo.

La principal argumentación para ese cambio de tendencia es la aceleración en la expansión monetaria. La mayoría de los economistas prevén que la emisión superará $1,2 billón hasta fin de año.

"En agosto del año pasado, como empezaron a ver que la inflación se aceleraba sacaron el pie del acelerador e hicieron un apretón monetario imprimiendo mucho menos. Eso lo hicieron hasta mayo de este 2021. Pero de cara a las elecciones, de vuelta volvieron a apretar el acelerador de la maquinita y ahora, después de las PASO, mucho más", señaló Iván Cachanosky, economista en Jefe en la Fundación Libertad y Progreso, para quien la inflación de este año rondará el 50% y la del 2022 un 60%.

Esto implicaría un agravamiento de la inflación en dólares, dado que supone que todos los meses habrá un IPC promedio de 4%, cuando el deslizamiento del tipo de cambio pasaría -según el esquema gradualista del ministro- del actual ritmo de 1% a una nueva velocidad del 2% anual.

¿Devaluación gradual o de golpe?

Esto pone al Gobierno ante una disyuntiva muy tradicional de los planes anti inflacionarios: sostener el ancla cambiaria, aun cuando esto agrave las distorsiones de la economía; o acelerar la devaluación, arriesgando que eso pueda echar más combustible a la inflación.

Para ponerlo en números, si la inflación se estacionara en niveles del 4% mensual y la tasa devaluatoria siguiera en sólo 2%, esto llevaría, al cabo de un año, a una inflación en dólares de 25%.

Y aun si la cotización del dólar subiera -como dice la encuesta REM- del 48% el año próximo, esto también llevaría a una inflación en dólares alta, por encima del 8%.

Los analistas ya están discutiendo abiertamente cuánto resistirá la economía con este nivel de distorsión de precios, y se preguntan si es posible una corrección no traumática.

"La nueva dinámica inflacionaria que inaugura el dato de septiembre tiene consecuencias directas sobre el régimen cambiario. Las razones son simples: con este nivel de reservas es imposible sostener mucho tiempo más allá de las elecciones este ritmo de apreciación del tipo de cambio real", advierte el último informe de Consultatio.

Y agrega que, para frenar la apreciación del tipo de cambio, el Banco Central debería, tras las elecciones, pisar el acelerador de la tasa de devaluación oficial, acercándola a la inflación:  "Con aumento de la devaluación del tipo de cambio de 1% a 3.5% sería esperable que la inflación se acelere", avisa.

Por su parte, Analytica advierte sobre las nuevas presiones devaluatorias: "Si tenemos en cuenta que el año que viene se normalizaría el flujo de turismo internacional y los precios de los commodities que exportamos tienen riesgos a la baja, es probable que no se pueda mantener el actual ritmo de apreciación mensual".

En tanto, el consultor Salvador Di Stefano destaca que, con la inflación en dólares que ya se lleva acumulada este año, se produjeron distorsiones de precios que abarataron activos como autos y material de construcción -cuando se los mide a dólar blue-, al tiempo que desincentiva la actividad exportadora.

"Estamos en una economía muy intervenida, en donde las reglas de juego cambian, de acuerdo a las necesidades del gobierno. Las reservas seguirán siendo bajas, y con tendencia a descender si mantenemos este escenario", apunta.

La demanda de bonos dólar linked y la cobertura en mercados de futuros deja en claro que el mercado espera una corrección cambiaria
La demanda de bonos dólar linked y la cobertura en mercados de futuros deja en claro que el mercado espera una corrección cambiaria

Antecedentes históricos inquietantes

¿Por qué es grave esta situación? Porque la historia muestra que al subir los precios y los costos -medidos en dólares- toda la economía pierde competitividad, con lo cual a los exportadores argentinos les resulta más difícil colocar sus productos, mientras las importaciones se abaratan y empiezan a hacer mella en la industria nacional.

Pero, sobre todo, porque todas las devaluaciones bruscas de los últimos tiempos vinieron precedidas por altas inflaciones en dólares.

La de enero de 2014, con Axel Kicillof recién asumido en el ministerio de Economía, se produjo después de acumular en dos años una inflación de 60% contra un dólar que se planchó ayudado por la aplicación del primer cepo cambiario y se mantuvo con pocos cambios hasta las elecciones legislativas de ese año.

El deslizamiento del tipo de cambio oficial en ese período fue de 38%, lo que implica que el país había acumulado en dos años una inflación en dólares de 16%. La reacción del mercado ante esa situación fue contundente: pese a todos los controles, los funcionarios kirchneristas debieron convalidar una devaluación del 25%.

Esa corrección le devolvió calma a la economía por algunos meses, hasta que nuevamente la inflación "se comió" ese colchón de competitividad. Fue así que en 2015, último año de la gestión de Cristina Kirchner, con un dólar planchado en plena campaña electoral -ayudado por la venta masiva de contratos de dólar futuro por parte del Banco Central- hubo una suba de la divisa de sólo 15% contra una inflación de 25%. Implicaba una devaluación en dólares del 9% en el año.

La corrección corrió por cuenta de Alfonso Prat Gay, primer ministro de Economía de la gestión macrista, que liberó el cepo y vio cómo en pocos días el dólar trepaba un 40%.

Pero, a pesar de su discurso en favor de la libre flotación, también los funcionarios de Macri demostraron que, cuando las razones políticas se imponen, pueden recurrir a la estrategia del dólar anestesiado. El peor momento del retraso cambiario ocurrió en 2017, en medio del fracaso de las políticas de metas de inflación, cuando ante una inflación de 24,8% el dólar se movió apenas un 15%.

De esa manera, la inflación en dólares del año llegó al 8%, hasta que se anunció el cambio de política económica y el billete empezó a acelerar hasta explotar cuando se produjo la salida de los inversores, el cierre del crédito y el salvataje del FMI.

Los antecedentes históricos son inquietantes. Aun cuando hoy los precios en Argentina siguen siendo más baratos que en el resto de la región, lo cierto es que la persistencia de una alta inflación en dólares se ha demostrado imposible de sostener en el tiempo.

En el mercado dan por descontado al ajuste del tipo de cambio, como queda evidenciado en datos como el mercado de futuros y en la demanda de bonos dólar linked. Lo que todavía nadie puede responder es si la devaluación podrá hacerse de manera gradual o si habrá otro episodio traumático.