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Con la "validación" del gobierno de Biden, Cristina insinúa un endurecimiento con empresarios de la carne

Tras el impactante 10,4% de aumento registrado en noviembre, la vice se hizo eco de críticas del gobierno estadounidense sobre la "codicia corporativa"
15/12/2021 - 19:40hs
Con la "validación" del gobierno de Biden, Cristina insinúa un endurecimiento con empresarios de la carne

Fue uno de los errores de cálculo más anunciados en la política económica del Gobierno: al mismo tiempo que el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Kirchner festejaban, allá por agosto, que los precios de la carne habían bajado y atribuían esa situación a la decisión de haber cerrado las exportaciones, los productores les advirtieron lo que ocurriría.

Se advirtió que esa baja correspondía a una situación estacional que ocurría todos los años, y que además era una consecuencia de corto plazo por el mismo cierre exportador, ya que se incrementaba la faena, pero que habría un costo que se sentiría sobre fin de año.

Pero claro, en plena campaña electoral, los funcionarios se entusiasmaban con las cifras de un leve aumento en el consumo -después de haberse registrado una caída hasta el mínimo histórico de 47 kilos anuales per capita- y eso le permitía al Gobierno reconciliarse con su promesa de vuelta del asado.

Cristina Kirchner fue la más vehemente defensora de esa medida drástica, y en el sector ganadero se recuerda su discurso de cierre de campaña en las PASO, cuando la vice se refirió con ironía al "geriátrico de vacas" como respuesta a las criticas sobre que el cierre exportador afectaba a vacas viejas.

La vice llegó incluso a admitir como un mal menor la pérdida de ingreso de dólares por exportación -en el sector se habla de no menos de u$s1.000 millones- pero dijo era la única forma de garantizar que haya consumo interno.

"Obvio que si yo tengo vacas quiero poder venderlas a precio dólar, pero ¿qué hacemos entonces, dejamos que nadie coma carne?, ¿les decimos que a la gente que no van a poder comer más carne hasta que no tengan los sueldos como en 2015?".

Tres meses después, la cruda realidad marcó las consecuencias reales de esa política: en el índice de inflación de noviembre, la carne aumentó un contundente 10,8%, a contramano con el resto del rubro alimentos, que mostró un freno en la velocidad inflacionaria, con un registro de 2,1%.

Y las perspectivas para los próximos meses no son buenas. De hecho, dejó bajo un manto de duda la promesa que había hecho hace un mes el titular de la Federación de Industrias Frigoríficas, Daniel Urcía, quien auguró que no volvería a haber aumentos en los precios de la carne durante todo el verano.

El empresario, que sabía que estaba bajo la lupa del Gobierno, había calificado las subas de noviembre como producto de un "reacomodamiento del mercado por la recomposición de precios en categorías que habían quedado atrasadas". Y hasta se animó a pronosticar una caída de 5%, luego de pasado el pico de demanda extraordinaria del fin de semana largo.

Una crisis anunciada

Lo cierto es que si de algo el Gobierno no puede quejarse es de que la crisis de la carne no haya sido largamente anunciada. En el período del cierre exportador, la reacción de los productores ganaderos fue netamente defensiva: se dejó de invertir a largo plazo para privilegiar la rentabilidad de corto. Traducido al negocio, eso implica que se dejaron de hacer "engordes" para enviar a faena animales de bajo peso, como forma de recomponer capital.

Esa situación llevó a que en el campo se hablara de una agudización en el fenómeno de disminución del stock vacuno, con estimaciones de pérdida de un millón de animales este año.

Uno de los primeros en advertir esa situación fue Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa Nacional de Carnes, quien cuando se conoció la noticia de que el cierre exportador sería prorrogado dos meses, pronosticó una falta de carne para fin de año.

"Se están desactivando los engordes, que ya no se hacen más. Y la velocidad de circulación hace que te empieces a quedar sin mercadería", advertía.

También José Lizzi, líder de la Comisión de Ganadería de CREA durante el primer Outlook Ganadero CREA del año 2021, había sido contundente al respecto: "Lamentablemente, las señales presentes van a promover una desinversión en el sector ganadero, que en el mediano plazo tenderá a producir una menor cantidad de animales que, además, tardarán una mayor cantidad de tiempo en terminarse".

El mercado de Liniers reflejó las consecuencias del cierre exportador: ahora hay una falta de animales terminados, lo que implica una suba de precios en una época de mayor demanda
El mercado de Liniers reflejó las consecuencias del cierre exportador: ahora hay una falta de animales terminados, lo que implica una suba de precios en una época de mayor demanda

Una encuesta hecha entre productores tras el cierre exportador marcaba con elocuencia el estado de ánimo en el sector. Cuando se preguntaba sobre qué cambio de estrategia se adoptaría ante el actual panorama, la mayoría de las respuestas apuntaban a reducir el negocio para dedicar más superficie a la agricultura, o bien bajar el nivel de inversión y terminar animales más livianos, que es lo opuesto a lo que están promoviendo los expertos en el tema.

Los expertos señalaban que el error del Gobierno era creer que el stock vacuno caía por la tentación que producía entre los ganaderos el aumento de la demanda china, pero que en realidad lo que llevaba a liquidar vacas en edad reproductiva era la abrupta caída en la rentabilidad de la actividad.

Por eso reclamaban una política que fomentara, mediante un sistema de incentivos impositivos, el engorde de animales, para vender al peso ideal de 430 kilos y no a los 320 kilos,  que es el promedio al que se vende ahora. Con una política de engorde, se lograría que los animales enviados a faena fueran 10 millones, en vez de los 14 millones actuales.

El consultor Salvador Di Stefano advertía que el nacimiento de terneros estaba en franco descenso, a un ritmo de 5% anual. Para revertir la situación se necesitaría que el 80% de las vacas quedaran preñadas pero actualmente ese índice está en apenas 62%, como consecuencia de las medidas cortoplacistas del Gobierno.

La caída del stock vacuno, una preocupación para la economía argentina.
La caída del stock vacuno, una preocupación para la economía argentina.

Con el sello de EEUU

Lo curioso de la situación es que los funcionarios que dominan el tema agropecuario desde el punto de vista técnico, como Julián Domínguez y Matías Kulfas, se habían mostrado de acuerdo con el reclamo de una política de incentivo al engorde de animales, e incluso plantearon un plan con beneficios impositivos. Pero claro, las consecuencias de esas medidas se ven a largo plazo, porque dependen de los ciclos biológicos del campo.

En cambio, la política tiene otros tiempos más perentorios, lo que lleva a la necesidad de medidas urgentes. Así lo demostró Cristina Kirchner, que después de haber guardado silencio sobre el tema cárnico, volvió a referirse al tema con un comentado mensaje en las redes sociales.

"Escuchala atentamente. No es argentina y mucho menos peronista. Es la vocera del Gobierno de los EE.UU. explicando la razón del aumento de los precios, en especial de la carne, que también sufren los consumidores estadounidenses. "La codicia de los conglomerados cárnicos". ¡Plop!", escribió Cristina, junto a un video de Jen Psaki, la portavoz del presidente Joe Biden, refiriéndose a la inflación en el mercado estadounidense.

Además de haber transformado la expresión "¡Plop!" en un trending topic, el mensaje de Cristina tuvo un componente político: al mismo tiempo que el "ala blanda" del Gobierno intenta llegar a acuerdos por la vía del diálogo, menciona la "codicia corporativa" como causante de los aumentos de precios.

Y el hecho de que la expresión haya sido utilizada por el gobierno estadounidense implica, desde el punto de vista de Cristina, algo así como una validación conceptual. De hecho, no es la primera vez que la vicepresidente toma ejemplos de medidas que se aplican en Estados Unidos como forma de apoyar una argumentación sobre política argentina.

Ya lo había hecho con anterioridad, mientras Mauricio Macri era presidente, cuando había puesto como ejemplo de pragmatismo a Donald Trump por sus medidas proteccionistas de la industria nacional, así como por sus disputas con la Fed a quienes les reclamaba una baja en las tasas de interés.

Ahora, cuando la inflación vuelve a ser un problema mundial -empezando por Estados Unidos, que insufló más de tres trillones de dólares para incentivar el consumo durante la pandemia-, Cristina vuelve a encontrar una de sus argumentaciones preferidas.

Diálogo en clima de pesimismo

Mientras tanto, el secretario de Comercio, Roberto Feletti, irritado por las críticas de la prensa, salió a defender su política de Precios Cuidados y argumenta que el 2,5% registrado en noviembre se debió, precisamente, a la efectividad de esos acuerdos.

Reconoció que el de la carne había sido un caso excepcional y que se buscaría atenuar el impacto de las subas mediante la provisión de cinco cortes populares -asado, matambre, vacío, tapa de asado y falda- a precios fijos, para su provisión en todas las carnicerías. Además, publicitó la iniciativa del Mercado Central para ofrecer carne a precios inferiores a los del mercado para las fiestas.

Sin embargo, en el sector cárnico sólo se nota escepticismo. Fue bien explícito al respecto Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de Industria de la Carne (CICCRA), quien calificó a Feletti como "un hombre que no entiende al sector de la carne".

"Cree que con esto está haciendo algo por la gente que necesita consumir carne a precios más accesibles, pero con este tipo de acuerdos no lo logra ni lo va a lograr, ya que es un acuerdo por 20.000 kilos y en el país por mes se consumen 180.000 en total", agregó el empresario..

Peor aun, Schiaritti afirmó que este tipo de medidas sólo benefician a la clase media y no a los sectores de bajos ingresos: "Esto no está ni en el segundo ni tercer cordón de la provincia, se vende solo en grandes superficies, le sirve al supermercadismo".

¿Qué es lo que se viene? Cristina dio una pista: hay falta de resultados en las góndolas, pero más confirmación conceptual para confrontar contra la "codicia corporativa".