Inflación: tres decisiones clave que el Gobierno está obligado a definir en el arranque de enero
Pasa en cada fin de año: medidas económicas que expiran; otras que se prorrogan y un set de iniciativas que nacen junto con el nuevo año. También hay acuerdos no escritos con las empresas que deben renovarse. O, por el contrario, que sí o sí llegan a su fin, lo que obliga a los funcionarios a tomar decisiones.
Sobre este último punto, en las próximas horas habrá definiciones sobre tres rubros clave. Son casos en los cuales el Gobierno viene demorando una solución de fondo. Y en los cuales las empresas tienen el poder suficiente para "ganarle de mano" -dar por hecho esas definiciones-, lo que obliga a negociaciones de apuro.
Acaba de verse en el sector de la medicina prepaga. Las empresas, frente a las regulaciones, encontraron un atajo totalmente legal para ajustar sus ingresos.
Sin necesidad de un aval especial, las compañías anunciaron el cobro de copagos a los clientes de clínicas, sanatorios y otros prestadores.
La medicina prepaga tuvo la aprobación oficial para aumentar su servicio en torno al 41% en el último año. Por debajo del 45% que lograron los trabajadores de la sanidad. Y también menos que la inflación de la medicina, que suele estar algunos puntos por encima del promedio.
El Gobierno, en la misma mañana del lunes, se vio obligado a citar a las compañías para evaluar el mejor escenario, de cara al inminente 2022.
No será la única medida que deberá definir la Casa Rosada.
El precio de los alimentos está en el podio de las definiciones, con negociaciones ya abiertas pero no resueltas.
Roberto Feletti también está negociando con grandes proveedores de alimentos para reemplazar el actual congelamiento de precios, que vence el 7 de enero próximo, por una "canasta regulada" con un piso de 1.300 productos a "valores accesibles''.
"Esa canasta va a estar en el orden de 1.350 a 1.400 productos; se va a mantener la calidad, algunos productos van a cambiar por pedido de las empresas, porque los discontinúan", dijo el secretario en las últimas horas.
Según trascendió, el secretario de Comercio habilitaría aumentos bien por debajo de la inflación para ese set de productos.
La pregunta, además de la lógica de si las empresas cerrarán trato y -si lo hacen- podrán abastecer al mercado, refiere a qué sucederá con el resto de los productos. Son más de 70.000 que se venden en los supermercados: una cosa es que se intente un manejo de los aumentos de ese lote mayoritario. O si van a tener los precios "liberados", por tratarse de marcas "premium" o artículos que no necesariamente forman parte de la canasta básica.
En el mismo sentido habrá que monitorear el próximo acuerdo con los laboratorios medicinales, que hace un par de meses aceptaron congelar un lote de medicamentos, pero que ahora pugnan por actualizar.
Ahí también, como en el caso de la medicina prepaga, tanto en alimentos como medicamentos, el Gobierno está obligado a apurar decisiones.
Feletti ya sabe que no tiene demasiado margen para especular: su antecesora en el cargo, Paula Español, salió del Gobierno cuando los precios de los alimentos quedaron desbordados por la realidad.
Combustibles, en la mira del Gobierno
La tercera decisión que está al caer tiene que ver con los precios de los combustibles, que se encuentran sin cambios desde el mes de mayo.
El Gobierno utilizó a las naftas y también al dólar como anclas inflacionarias. Algo que, con los resultados a la vista, no alcanzó para enfriar la dinámica de los precios.
Las petroleras y los dueños de estaciones de servicio ya hicieron saber que el atraso en los surtidores no puede extenderse mucho más allá.
Fue el propio presidente de YPF, Pablo González, quien dio a entender las complicaciones para sostener ese esquema.
"Si tuviéramos paridad de importación, el litro de nafta costaría 1,7 dólares" ($170 al tipo de cambio oficial), aseguró el directivo hace algunas semanas.
No lo dijo directamente, pero el funcionario dio a entender que la brecha con los $91 que cuesta la nafta súper en la ciudad de Buenos Aires luce difícil de sostener en el corto plazo.
Distintos referentes de la industria, consultados por iProfesional, advirtieron que el precio de la nafta súper se encuentra, "por lo menos", entre 25% y 30% retrasado.
Implicaría un precio de la nafta súper de entre $114 y $118 por litro, siempre teniendo en cuenta los valores que se manejan en la CABA.
Los precios de los combustibles se encuentran congelados desde mayo último. En los primeros cinco meses del año registraron una suba del 34%, contra una inflación acumulada en torno al 51% desde enero hasta este momento.
A esa diferencia, entonces habría que aplicarle una parte de la suba del barril de crudo, que dejó relegado el precio de referencia local. Esa brecha (entre u$s60 y u$s79) alcanza hoy al 32%.
Tal como ya publicó iProfesional, empresarios nucleados en la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA) advirtieron que el segmento de las estaciones de servicios "blancas" –esto es, sin bandera de alguna compañía– empezó a evidenciar faltantes y varios propietarios elevaron un reclamo ante la secretaría de Energía.
Está claro que el precio de los combustibles excede a una secretaría. Incluso excede a un ministro. Se trata de uno de los precios referentes para toda la economía y la decisión se toma en el máximo nivel político.
La cuestión de las tarifas, en cambio, quedará para definir más adelante. Una vez que el Gobierno llegue a un acuerdo con el Fondo Monetario. No antes.
Será otra de las decisiones clave del año. Qué duda cabe.
Mientras tanto, el Gobierno intentará administrar la salida de los precios congelados con nuevos acuerdos, que sirvan para mejorar las expectativas sobre la economía. Le espera un trabajo arduo y difícil.
Qué duda cabe.