iProfesionaliProfesional

¿Salario universal o alivio en Ganancias?: un debate de prioridades que ahonda la interna del Gobierno

La iniciativa de Massa para beneficiar a asalariados de ingresos medio-altos se contrapone con el plan de ayuda a desocupados que puede costar 1% del PBI
17/05/2022 - 11:00hs
¿Salario universal o alivio en Ganancias?: un debate de prioridades que ahonda la interna del Gobierno

El reclamo de Sergio Massa al ministro Martín Guzmán para que se adelante la actualización del "piso" a partir del cual se empieza a tributar el Impuesto a las Ganancias deja en claro una de las grandes disyuntivas a las que se enfrenta el Gobierno: a qué sector de la sociedad priorizar en un momento de crisis y en plena "puja distributiva".

Con el achatamiento que sufrió la pirámide salarial, el pedido de Massa ya dejó de ser una medida dirigida a la clase media típica y pasó a ser una medida para la clase media alta -esa que en la jerga del marketing es conocida como C2-.

Los exentos son actualmente quienes perciben hasta $225.937 de salario bruto, que equivale a un ingreso neto de unos $188.000. Con la actualización propuesta, la exención beneficiará a quienes hoy ganan $265.000 brutos -unos $220.000 de bolsillo-.

En la Argentina de hoy, se trata de la "crema" de los asalariados. De acuerdo con la pirámide de ingresos que elabora la consultora W, dirigida por Guillermo Oliveto, un hogar donde ingresaran $200.000 ya pasaba a pertenecer al segundo estrato más rico de la sociedad, compuesto por un 17% de la población. Claro que esas cifras corresponden a diciembre pasado, con lo cual, si se aplica la inflación acumulada, hoy se necesitaría $246.000 para mantener esa condición.

De manera que la iniciativa de Massa atiende a un segmento de empleados en relación de dependencia, que se ubican en el nivel de entrada extremo medio-superior de la pirámide salarial y que pugnan por mantener su nivel de consumo.

Se trata de una propuesta que, en una situación normal no habría generado objeciones internas, pero que en un momento de crisis puede agravar la discusión interna en la coalición gubernamental. Después de todo, el pedido para aliviar Ganancias ocurre en simultáneo con la presentación de un proyecto de ley para instituir un salario básico universal cuyos beneficiarios son los desempleados y los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

La iniciativa de Massa para beneficiar a asalariados de ingresos medio-altos se contrapone con el plan de ayuda a desocupados que puede costar 1% del PBI
La iniciativa de Massa para beneficiar a asalariados de ingresos medio-altos se contrapone con el plan de ayuda a desocupados que puede costar 1% del PBI

¿Alivio en Ganancias o salario universal?

Los sectores que impulsan el salario universal -cercanos, en su mayoría a Cristina Kirchner, pero también con participación de legisladores afines a Alberto Fernández- parten del diagnóstico de que las ayudas de única vez, como el bono de $18.000 recientemente anunciado para los desocupados y jubilados, no implican una política de defensa del ingreso y que, por lo tanto, hay que atender una solución de tipo permanente.

Dado el elevado número de personas que se anotó para ser beneficiaria de este bono -7,5 millones, sin contar los jubilados-, se puede presumir que el salario básico universal está pensado para una población masiva.

Lo cual ya está dando lugar a cálculos sobre el costo fiscal. Por lo pronto, el bono de $18.000 implica un esfuerzo de 0,3% del PBI, algo que dificulta la meta comprometida en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, de reducir el rojo fiscal a 2,5 puntos del PBI.

Si el proyecto del salario universal pasara el test del Congreso y fuera aprobado tal como fue planteado, supondría un costo fiscal equivalente a un punto del PBI, de acuerdo con la estimación realizada por el economista Emmanuel Álvarez Agis, uno de los que sigue sonando como "ministeriables". Que, además, agrega a su cálculo otro medio punto del PBI si se aprueba la nueva moratoria jubilatoria impulsada por el kirchnerismo.

En un momento de alta tensión social, y cuando se plantea un salario básico universal, la iniciativa de alivio en Ganancias generaun debate sobre prioridades
En un momento de alta tensión social, y cuando se plantea un salario básico universal, la iniciativa de alivio en Ganancias genera un debate sobre prioridades

Massa cuida a su público

La proliferación de iniciativas para mejorar nominalmente el ingreso de diferentes sectores de la población es una consecuencia política inevitable de la escalada inflacionaria. El 23% acumulado en el año, y la proyección de un 75% de inflación hacia diciembre próximo hace que todas las mejoras salariales -incluso las de grandes gremios que firmaron paritarias por 60% o más- queden rápidamente desactualizadas.

Indicadores contundentes, como el del consumo de carne, muestra en toda su crudeza la gravedad de la coyuntura. En un año, según la estadística de la Cámara de la Industria y Comercio de la Carne, el consumo cayó 2,6%, llegando a la marca de 47,7 kilos por habitante, un mínimo histórico, que incluso supera la crisis del 2002.

Y es en ese marco que dentro del Gobierno se está replanteando el debate sobre los sectores a priorizar. En realidad, una reedición de la discusión que ya se había dado el año pasado. Cuando a mediados del 2021 Massa hizo su propuesta, desde el kirchnerismo le reprocharon que se centrara en un sector de ingresos medio-altos que no solamente no debía ser la prioridad en un momento de crisis, sino que, además, no era un electorado que votara por el Frente de Todos, incluso recibiendo un alivio impositivo.

Quienes planteaban esa queja recordaban la experiencia de la legislativa de 2013: en aquel momento, Massa hizo su irrupción como líder del peronismo opositor a Cristina Kirchner, con el alivio de Ganancias como una de sus banderas. Tras su victoria en las PASO, los asesores de Cristina la convencieron de aceptar una suba en el mínimo no imponible, pero eso no le jugó a favor cuando se realizó la votación "de verdad": más bien al contrario, la ventaja para Massa se agrandó.

Sergio Massa tomó el alivio en Ganancias como una de sus banderas políticas para conectar con el electorado de clase media
Sergio Massa tomó el alivio en Ganancias como una de sus banderas políticas para conectar con el electorado de clase media

Y, casi una década después, quienes se mostraron en contra de la propuesta de Massa -finalmente aprobada en el Congreso- podría afirmar que estaban en lo cierto, a juzgar por el resultado de la elección legislativa del año pasado.

Como el encuestador y analista Artemio López, que advertía que más del 80% de la base electoral oficialista era completamente indiferente a la mejora en Ganancias. Y criticaba que el Gobierno perdiera recursos fiscales que debería concentrar en el sector más bajo, dado que "el voto del Frente de Todos es eminentemente clasista".

Massa se defendía con el argumento de que el alivio resultaría neutro desde el punto de vista fiscal, porque lo que dejara de entrar por el aporte de asalariados sería compensado con una mayor alícuota al sector empresarial. Sin embargo, esa argumentación fue muy criticada desde la oposición, que señaló un ensañamiento fiscal contra el universo pyme.

En todo caso, hoy se replantea esa visión en el sentido de que Massa no está dispuesto a sacrificar su perfil personal "moderado" y cercano a los intereses de la clase media. "La tercera pata de la coalición también cultiva su target", analiza Mario Wainfeld, uno de los intelectuales referentes del espacio kirchnerista, para quien uno de los efectos de la pelea interna es que cada sector del FdT le hable a un público propio. "Parece que el objetivo es robustecer la identidad antes que sumar o interesar a terceros".

La oposición, también ante un dilema

Resultará interesante ver la reacción de la oposición, que también puede tener fisuras internas por este tema. Será una pelea en la que entrarán en colisión los "libertarios" que festejen cualquier alivio impositivo con los "fiscalistas" que vean un retroceso.

El año pasado, ante la propuesta de Massa, hubo quienes plantearon que debería ser el último impuesto en bajarse, dado que resultaría socialmente más beneficioso bajar el IVA, que castiga a los pobres en el consumo de alimentos.

También se planteaba que, si bien hay países como Estados Unidos en el que Ganancias afecta a la mitad de la población, eso se compensa con un IVA promedio de 8% -contra el 21% de Argentina- y que, además, no hay una inflación comparable con la argentina.

La respuesta de Massa era que un impuesto que originalmente había sido pensado para afectar al 10% más rico, terminó extendiéndose al 25% de la población, con lo cual ya era un impuesto a la clase media.

En todo caso, la oposición oscila entre la crítica al esquema impositivo y la justificación de la actualización por inflación.

Uno de los que advirtió por el riesgo de la carrera de subas nominales que pueden espiralizar la inflación fue Luciano Laspina, uno de los "ministeriables" del PRO, quien afirmó: "El plan del Gobierno no es bajar la inflación sino acelerar el ritmo de indexación", e hizo alusión a la propuesta de Massa sobre Ganancias, a la suba nominal de salarios impulsada por Cristina Kirchner y a la presión por mayores subsidios sociales que reclama el líder piquetero Juan Grabois.

"En su versión final, el kirchnerismo hace ‘populismo nominal’. Ya no reparte mejoras reales, apenas ‘concede’ compensaciones nominales", argumentó Laspina, uno de los que avizora una posible inflación de tres dígitos.

¿Un alivio o más problemas?

A primera vista, el sector que se beneficiará por el alivio en Ganancias no entraría en las prioridades del Gobierno, sobre todo si se tiene en cuenta que cualquier alivio en la recaudación de ese tributo implicará un costo fiscal.

Este impuesto representa nada menos que el 20% del total de ingresos tributarios y es, además, el que crece a mayor velocidad: su porcentaje de variación interanual es de 82% mientras que otro impuesto significativo, como el IVA, crece a un ritmo de 69%.

La situación es fácil de explicar: el IVA depende del consumo, que está dando señales de estancamiento. En cambio, Ganancias es uno de esos impuestos que no dependen del nivel de actividad sino de la inflación: cuanto mayor es la "carrera nominal" entre precios y salarios, mayor es la recaudación, aun cuando los salarios reales estén en caída.

Para un Gobierno, siempre sería una mejor noticia que los impuestos de mayor crecimiento fueran el IVA, las contribuciones a la seguridad social, el impuesto a los combustibles y a los créditos y débitos bancarios.

Sin embargo, un estudio de la Fundación Mediterránea concluye que esos impuestos son, precisamente, los que están mostrando una caída en términos reales en lo que va del año, y que ese dato permite adelantar una merma en el nivel de actividad económica.

"Extrapolando estos datos del arranque de 2022 para el resto del año, se tiene que se está licuando casi la mitad del ‘arrastre estadístico’ positivo con el que había terminado el 2021", observa Mariano Devita, economista de la Mediterránea.

La caja de AFIP, en el centro del debate político: hoy Ganancias representa el 20% de la recaudación tributaria total
La caja de AFIP, en el centro del debate político: hoy Ganancias representa el 20% de la recaudación tributaria total

Y pone la lupa sobre uno de los mayores problemas del "modelo": este índice formado por los impuestos ligados a la actividad interna no puede avanzar más de dos meses sin sufrir una recaída.

"Ocurre que, ante la falta de instrumentos genuinos de política económica, cada intento de expansión fiscal y monetaria contiene las semillas de su propio ajuste, sea por la aceleración inflacionaria que licúa la demanda agregada, sea por la falta de capacidad de financiamiento de las importaciones necesarias para lubricar la oferta de bienes y servicios", agrega el informe.

Desde ese punto de vista, Massa podría argumentar que un alivio en Ganancias propende, justamente, a incrementar el consumo, con lo cual parte del sacrificio fiscal retornaría en forma de IVA y otros tributos ligados a la mayor actividad. A fin de cuentas, lo que está reclamando Cristina Kirchner.

Pero el problema es que está la restricción fiscal, como tiene bien claro Guzmán. Y, por cierto, como tenía claro la propia Cristina en su segundo período de gestión, en el que solía polemizar con Hugo Moyano, quien convocaba a paros no en reclamo de mayor salario sino en contra del impuesto a las Ganancias. Cristina recordaba que gracias a la recaudación de ese impuesto se podía financiar iniciativas como la Asignación Universal por Hijo, y acusaba al líder camionero de falta de solidaridad.