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Acuerdos de precios y sueldos, una historia de fracasos: por qué nunca tuvieron éxito en Argentina

No es la primera vez que se intenta llevar adelante un acuerdo de este tipo en el país pero no fueron buenos los resultados obtenidos a través de los años
26/04/2023 - 20:44hs
Acuerdos de precios y sueldos, una historia de fracasos: por qué nunca tuvieron éxito en Argentina

El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunió con la cúpula de la CGT y referentes de los movimientos sociales en la sede de Hacienda, donde anunció que convocará a un acuerdo de precios y sueldos por 90 días para estabilizar la situación económica.

"Hay que dar certidumbre en precios y salarios", resaltó Massa, y dijo que espera un "sendero de 90 días de estabilidad".

El líder del Frente Renovador sostuvo que hasta el viernes se concentrará en "estabilizar" la economía y, a partir del sábado, realizará la convocatoria a todos los sectores a una mesa de diálogo, donde también se incluirá a empresarios.

No es la primera vez que se intenta llevar adelante un acuerdo de este tipo. El año pasado, el presidente Alberto Fernández citó a los empresarios y sindicatos para realizar un acuerdo de precios y salarios. Desde economistas ultra ortodoxos hasta políticos de filiación trotskista, todos pronosticaron un fracaso rotundo de la iniciativa.

El motivo del escepticismo tiene sus raíces en la historia: Argentina intentó muchas veces, en las últimas décadas, acuerdos de este tipo, a veces en su modalidad de "congelamiento", otras con un cronograma de aumentos pactados. Pero el resultado siempre fue el mismo: en el mejor de los casos, apenas una estabilización pasajera, que luego desembocó en un proceso inflacionario igual o peor que el que existía al momento de firmarse el acuerdo.

Décadas de intentos frustrados

En todo caso, si algo une a todas las posturas divergentes -liberales y keynesianos, sindicatos y empresarios-, es que el acuerdo de precios y salarios no es la solución.

Estudios históricos, como el realizado por la consultora Invecq, muestran cómo los intentos más ambiciosos han fracasado tras algunos meses de aplicación, en general por no haber sido acompañados por planes consistentes de equilibrio fiscal.

El best seller de Juan Carlos Torre relata el lanzamiento del Plan Austral, con un congelamiento de precios y salarios, y su deterioro hasta desembocar en la hiperinflación
Juan Carlos Torre relata el lanzamiento del Plan Austral, con un congelamiento de precios y salarios, y su deterioro

Los acuerdos de precios y salarios han sido intentados por gobiernos de todos los signos, desde el primer peronismo en 1952, pasando por la gestión del general Onganía en 1967, el plan de José Ber Gelbard -del que Cristina Kirchner se confesó admiradora- en 1974-, luego el congelamiento de Martínez de Hoz durante la dictadura militar en 1976 y el lanzamiento del Plan Austral en 1985.

Algunos fracasaron muy rápidamente, como el plan "inflación cero" de Ber Gelbard, que a un año de lanzado ya mostraba un fuerte impulso ascendente de la inflación y terminaría en el recordado "Rodrigazo".

Otros, como el plan Austral, mostraron un comienzo prometedor, al bajar una inflación que estaba en 26% mensual al momento del inicio, hasta un mínimo de 1,9% a los seis meses. Pero la falta de consistencia entre el plan y el resto de la política económica los llevó al estallido inflacionario con fuerte devaluación, que tuvo su dramático momento cúlmine en la hiper de 1989.

Los intentos de Cristina

Ya en el siglo 21, también hubo intentos por acordar precios y salarios, aunque no tuvieron el componente de "congelamiento" que caracterizó a los planes estabilizadores del pasado. En general, ocurrió una mezcla de compromisos de mantener precios en una nómina de productos de primera necesidad, junto con una apelación a la "responsabilidad" en las paritarias. Y todo en el marco de llamamientos al "pacto social".

Durante la gestión de Cristina Kirchner, hubo intentos por controlar precios y salarios, a veces en forma unilateral y otras en acuerdo con las partes. Siempre terminaron mal.

Cristina Kirchner recurrió a la alianza con el sindicalista Antonio Caló cuando necesitó un nuevo
Cristina Kirchner recurrió a la alianza con el sindicalista Antonio Caló cuando necesitó un nuevo "techo salarial" de referencia tras pelearse con Hugo Moyano

El primer control de precios fue en 2009, cuando la entonces presidente focalizaba su enojo en los "formadores de precios". Sin embargo, al mismo tiempo logró que la CGT contuviera sus pedidos de aumentos, al argumentar que en un contexto recesivo había que priorizar el empleo.

Ni bien la economía dio señales de recuperación, tanto los precios como los salarios retomaron la carrera. Y los industriales acusaban a Cristina de pretender un tope a los precios pero sin establecer criterios de productividad para subir salarios.

Por aquella época había una señal oficial sobre los salarios, dada por un gremio al que se elegía como referente del mercado. Fue así que durante años se habló del "techo Moyano", hasta que se produjo el distanciamiento entre ambos, y entonces se implementó el "techo Caló", en alusión al dirigente del gremio metalúrgico.

Pero no siempre le resultó fácil a la ex presidente mantener bajo control las negociaciones salariales. Hubo ocasiones en las que expresó públicamente su enojo, ante lo que juzgó desbordes.

Así lo demuestra un enojado discurso de 2012 en el que dijo: "Pido a los dirigentes sindicales que tengan responsabilidad, porque cuando se arman los barullos en los cuales todos gritan para ver quién puede lograr más, y después de pudre todo, los dirigentes se van a sus casas, que nunca son pobres, y los trabajadores son los que se quedan sin empleo".

Cristina había hecho un frustrado intento de pacto social en 2010, al convocar a una "mesa tripartita" durante una convención de la Unión Industrial. Pero tanto los empresarios como los sindicatos desertaron de la convocatoria.

Argumentaron que el propio Gobierno demostraba falta de compromiso para discutir temas que las otras dos partes querían en la agenda. Los gremios querían un alivio en Ganancias, los empresarios querían hablar de criterios de productividad ligados a los aumentos salariales, y ambos querían que el Gobierno se comprometiera a contener la inflación -en épocas en que el Indec "dibujaba" la estadística-.

La primera versión del Programa Precios Cuidados apareció en 2013, tras el frustrado intento de un pacto con empresas y sindicatos
La primera versión del Programa Precios Cuidados apareció en 2013, tras el frustrado intento de un pacto con empresas y sindicatos

Finalmente la convocatoria quedó en nada, pero Cristina no se resignó a perder poder de control sobre las principales variables: fue en esa época en que debutó la primera versión de los "Precios Cuidados" -su nombre original era "Mirar para Cuidar" y levantó polvareda por reclutar como controladores de precios a militantes de La Cámpora-.

Una nueva convocatoria a un diálogo social se realizó en 2013, con el controvertido Guillermo Moreno como voz cantante del oficialismo. Sin embargo, otra vez el gobierno se mostró poco dispuesto a escuchar los reclamos, en especial el de la suba del mínimo no imponible de Ganancias, que afectaba a los gremios con mejores sueldos.

El acuerdo sólo se aplicó parcialmente, con un sindicalismo que ya estaba atravesado por la "grieta" entre los que apoyaban y los que combatían al kirchnerismo. Así, Moyano convocó a paros contra el Gobierno y tuvo duros debates públicos con Cristina, que sólo cedió a algunos de los reclamos cuando sufrió la derrota electoral en las legislativas.

En definitiva, los resultados de la inflación durante la gestión de Cristina hablan por sí solos: el primer período terminó con un estimado de 114%, mientras que el segundo registró un índice de aumentos de precios estimado en 150%.

Por qué fracasan los acuerdos

Lo cierto es que, bajo los diversos formatos intentados, los acuerdos de precios y salarios han fracasado. Y los economistas han dado abundantes explicaciones respecto de por qué ocurre esto.

Primero, por la dificultad de contror sobre los precios en un mercado atomizado. También suelen mencionarse los efectos colaterales indeseados. El primero es que, al anunciarse que se quiere hacer el acuerdo, ya las empresas realicen aumentos de precios preventivos, para contar con un "colchón". De hecho, la CGT denunció que eso mismo había ocurrido la primera vez que Alberto Fernández habló del tema, a fines de 2019.

El otro gran efecto es el de los aumentos "del día después". Es un clásico de toda medida con una fecha de terminación: cuando vence el plazo, se producen de golpe los ajustes que habían sido reprimidos. De manera que ya el hecho de mencionar los días que durará, prende alarmas.

Pero, sobre todo, lo que se argumenta es que para que estos acuerdos sean creíbles se requiere de un plan creíble comprometido con la eliminación del déficit fiscal.