Después de un reinicio de la campaña, rumbo al balotaje, con cierto optimismo, en el centro de operaciones del oficialismo ahora manda la tensión y el nerviosismo. Después de ver a Javier Milei haciendo estragos en la televisión en vivo, en las últimas horas se reavivó la preocupación.

Y no solamente por las primeras encuestas que le dieron más chances al líder libertario, por sobre el ministro de Economía. En el búnker de Sergio Massa creen que los próximos 12 días serán los determinantes para definir la segunda vuelta.

La máxima preocupación pasa por la dinámica económica, más que por la campaña propiamente dicha. 

Después de una semana donde desde las filas del propio oficialismo se admite que "no salió nada a favor" -desde la escasez de nafta hasta las últimas encuestas desfavorables-, ahora la lupa vuelve al proceso inflacionario y a la dinámica del mercado cambiario.

Después de un octubre con la inflación "controlada" -que habría terminado por debajo del 10% de acuerdo a las estimaciones de las consultoras privadas y también por el relevamiento del Banco Central- el arranque de noviembre fue peor a lo esperado por los funcionarios.

Dólar y precios bajo máxima tensión

En el inicio de este mes, algunas de las remarcaciones en el rubro alimentario exceden por lejos los acuerdos firmados por el Gobierno.

La inflación no da respiro al equipo económico y acelera en las semanas previas al balotaje.

En el inicio de la semana, algunas de  las principales compañías del sector fueron a la secretaría de Comercio. Ahí les pidieron que los aumentos de precios no pasaran del 5%. Convinieron que eso podría respetarse hasta el día de las elecciones, pero que el martes 21 -primer día hábil tras el balotaje- tendrían que volver a reunirse para examinar la situación.

Hay una cuestión indisimulable: el nuevo "dólar exportador" -70% cotización oficial y 30% contado con liqui- impacta en los precios finales.

El tipo de cambio que el Gobierno les reconoce a los exportadores -en torno a $500- encareció las materias primas. El paso siguiente es que ese mayor costo termine impactando en los precios de los productos terminados. Es lo que empezó a suceder.

En este arranque de noviembre se evidencian fuertes ajustes en rubros como los lácteos -en el cual hay aumentos de hasta 20% y 25% en quesos y yogures, por ejemplo- y también en las yerbas, de hasta 20%, un primer retoque que continuará en las próximas semanas.

En el equipo económico hay preocupación por el rápido traspaso a los precios finales de aquella medida tendiente a encontrar dólares en el mercado.

También hay fuertes ajustes en algunas marcas de fideos. Los incrementos se sienten en los autoservicios y almacenes de barrio, que están por fuera de los precios controlados por el Gobierno.

El nuevo dólar exportador no tardó en impactar en los precios internos.

Mal humor y dólar bajo la lupa

En el equipo económico coinciden en que la falta de nafta en las estaciones de servicio alteró el clima social. No es para menos.

Para las próximas dos semanas, los máximos objetivos en el oficialismo es que no se desmadren los precios pero -sobre todo- que el mercado cambiario no vuelva a las primeras planas. Que las cotizaciones de los dólares alternativos sigan por debajo de los $1.000. A eso se resume toda la estrategia.

El martes 21, el país será otro. Gane quien gane el balotaje. De eso no hay ninguna duda.

Pero hasta ese momento, las tensiones pueden recrudecer y el equipo de Massa se moverá para que el escenario de estos días no se modifique demasiado.

Para aplacar al dólar blue, el Gobierno presionó para reducir al mínimo el volumen de operaciones. Los operativos de inspectores en la City son diarios.

La estabilidad, precaria por cierto, en el canal del MEP y del CCL, se vincula con el mayor abastecimiento de divisas gracias al "dólar exportador" y al bloqueo de las importaciones. De ahí que el Banco Central pueda comprar divisas a diario. 

La crisis de las naftas alteró el clima social en una etapa clave de la campaña electoral.

Por ahora. En el equipo económico reconocen que "no hay nada para festejar": el control cambiario pega en la actividad económica y en la dinámica inflacionaria. La inflación sigue muy alta, pero claramente más baja que durante las peores semanas de agosto", apuntó Gabriel Rubinstein, viceministro de Economía, en su cuenta de X. 

Argentinos huyen del peso y hay cobertura récord

En este contexto de incertidumbre política y económica, la ola de cobertura, que tuvo su pico después de la devaluación de agosto, se sostuvo en las semanas siguientes. Incluso ahora, a pesar de que el dólar se tranquilizó después de las elecciones de octubre.

Está claro: el Gobierno no tocará nada hasta el domingo de la segunda vuelta. No habrá subas de las tasas de interés ni cambios en las reglas de juego en el mercado cambiario.

No está dicha la última palabra: pocas veces, la Argentina atravesó semejante contexto de incertidumbre. Tanto, que a esta altura, nadie puede imaginarse qué puede pasar el próximo 21 de noviembre.