La paradoja del plan para captar los dólares del colchón: ¿Caputo cumplirá el sueño de Cristina Kirchner?
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La política argentina tiene esas cosas: a veces, los personajes que parecen más antagónicos pueden terminar coincidiendo de manera insospechada. Es el caso de Luis Caputo y Cristina Kirchner, que públicamente suelen trenzarse en descalificaciones y acusaciones cruzadas, pero a veces terminan pareciéndose en sus posturas.
Quién iba a decir, por ejemplo, que Caputo iba a jactarse de haber "persuadido" a supermercados y grandes empresas alimenticias de dar marcha atrás en sus aumentos de precios, con resultados mucho más efectivos que los que tantas veces intentó Cristina con iniciativas como "Precios Cuidados".
Ya en sus extensos análisis en los que advertía sobre los peligros que corría el plan económico de Javier Milei, la expresidenta había deslizado algún elogio entrelíneas al reconocer el pragmatismo del nuevo gobierno que, pese a proclamarse liberal, no había caído en la tentación de levantar el cepo cambiario.
Pero acaso la mayor coincidencia haya sido la preocupación por transformar la enorme masa de "dólares del colchón" en dinero que lubrique la actividad económica y que, eventualmente, ayude a engrosar las reservas del BCRA.
Lo cierto es que si hay un tema en el que Cristina Kirchner ha machacado durante su carrera política es "el problema de la economía bimonetaria". Reconoció que fue uno de sus mayores obstáculos durante su presidencia y que también había afectado a gobiernos de todos los signos políticos, por lo que durante la campaña electoral de 2023 había hecho un llamamiento a todas las fuerzas políticas a encontrar una solución.
Igual preocupación, distintas recetas
Su diagnóstico era conocido: el país necesita dólares para industrializarse, dado que las empresas locales dependen en gran medida de insumos y bienes de capital importados. Pero los dólares que entran por la exportación no resultan suficientes, porque en gran medida se van por el turismo y, especialmente, por el ahorro informal. La consecuencia es que, tarde o temprano, los dólares escaseaban y eso llevaba a una crisis.
El año pasado Cristina Kirchner advertía los perjuicios de esa situación -que, según afirmó, solo existe en Argentina: "La utilización de dos monedas, de las cuales la que no emitimos es precisamente la más requerida para atesorar legal o ilegalmente, sustrayéndola del circuito de funcionamiento de la economía y formando activos en el exterior o, en menor medida, guardándolos en el colchón".
Nunca llegó a plantear una propuesta concreta al respecto, pero insinuó la necesidad de crear un nuevo sistema de ahorro que les inspirara confianza a los argentinos, en el sentido de que quedarían a salvo de devaluaciones o confiscaciones.
Y la desregulación que anunció Caputo va justamente en ese sentido: incentivar a los argentinos a que usen los dólares "encanutados".
Claro que la receta a la que apela el gobierno es diferente de la que pretendía Cristina. Mientras Caputo apuesta a una contracción monetaria -de manera que el peso sea una moneda escasa-, Cristina era firme defensora de la política expansiva para incentivar el consumo.
La obsesión de Cristina Kirchner por los "dólares del colchón"
En su presidencia, Cristina hizo todos los intentos para atenuar la captación de dólares por parte de los pequeños ahorristas. Fue incrementando las regulaciones hasta implementar el cepo cambiario, que tuvo una primera versión "light" y luego otra más dura.
Aun así, se seguían perdiendo reservas, por lo cual se decidió encarecer el turismo con la percepción adelantada de impuestos -en los hechos, una devaluación sectorial-.
Después, Guillermo Moreno aportó la idea del Cedin, un certificado que se debía comprar en dólares y que estaba habilitado para cancelar operaciones inmobiliarias. Al principio, se lo había planteado como para que tuviera una circulación masiva -casi como en el sistema bimonetario del CUC cubano convertible al dólar- y que, de paso, reactivara el sector inmobiliario. Fue un rotundo fracaso.
Luego intentó predicar con el ejemplo y ordenó a todos sus ministros a cancelar sus depósitos bancarios en dólares y pasarse a cuentas en pesos. Ahí Cristina detectó hasta qué punto era difícil cambiar una costumbre tan arraigada entre los argentinos: tuvo conatos de rebeldía de funcionarios a los que amonestó en público, como el recordado caso de Aníbal Fernández.
Pero luego, ya con Mauricio Macri en la presidencia, ella misma admitió que había vuelto a ahorrar en dólares por la incertidumbre que le merecía el manejo económico del gobierno macrista.
La fallida ley contra "fugadores"
Cuando volvió al poder como vice de Alberto Fernández, el tema de la economía bimonetaria se transformó en su obsesión. Se quejó en público de que el gobierno permitiera un "festival de importaciones" en vez de priorizar entre las prioritarias y las suntuarias.
También protestó por el hecho de que el Banco Central admitiera que las empresas endeudadas en dólares pudieran acceder a divisas al cambio oficial, en vez de obligarlas a que las consiguieran con un sobreprecio. Eso generó una de las primeras peleas públicas con Martín Guzmán, quien dijo que él había hecho esa propuesta y Máximo Kirchner lo había boicoteado.
Finalmente, Cristina intentó por la vía punitiva: impulsó el proyecto de ley por el cual aquellos que tuvieran dólares en el exterior se les cobrara un impuesto de hasta 35% y que con ese dinero se creara un fondo destinado a los pagos de la deuda externa. Por entonces se negociaba un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la consigna de Cristina era "que la deuda con el FMI se pague con los dólares de los que se la fugaron, de los que se la llevaron sin pagar impuestos".
Su pretensión era que el propio FMI colaborase en la iniciativa, y en aquel momento se estimó que la cantidad de activos dolarizados de argentinos en el exterior o fuera del sistema bancario superaba los u$s400.000 millones.
El resultado es conocido: la ley no tuvo andamiento y Alberto Fernández negoció un nuevo "stand by", que significó la ruptura definitiva entre el ex presidente y la líder kirchnerista.
Cuánto se puede blanquear
Lo cierto es que, si el plan de Caputo sale bien, tendrá como consecuencia que una parte de los dólares que hoy duermen en cajas de seguridad empiecen a circular y, en algún momento de la cadena, engrosen los depósitos del sistema bancario, que hoy están en torno de u$s32.000 millones.
¿De cuántos dólares "blanqueables" estamos hablando? No se conocen proyecciones oficiales, pero el ministro dejó algunas pistas al respecto: dijo que actualmente la economía tiene un grado muy bajo de monetización -la mitad del promedio histórico- y que necesitará más liquidez para seguir creciendo. Hay muchas definiciones sobre base monetaria, pero si se toma la menos abarcativa, está en $21 billones -equivalente a u$s18.000 millones-.
Es decir, hay desde el punto de vista oficial un margen de crecimiento para la circulación de dólares transaccionales que podría llegar a esa cifra. Los economistas y ejecutivos de bancos creen que el monto que se incorpore en el corto plazo será mucho menor, pero que el alto costo del crédito en pesos garantiza ciertas posibilidades de éxito para el plan oficial.
Por lo pronto, Caputo también ha dado señales de querer aprovechar ese diferencial de tasa. No por casualidad, después de reunirse con ejecutivos de la industria automotriz, aseguró que "todo el que venda en cuotas en dólares va a tener un salto importante en su demanda".
Muchos interpretaron esa frase como el preludio de una política que estimule descuentos para quien pague con dólares cash o menores costos financieros para quien tome un crédito en dólares, algo que ya está en la carpeta de las grandes empresas.
Reaparece Cristina Kirchner
Desde ya, nadie espera que haya elogios desde el kirchnerismo para el nuevo plan desregulador. Más bien al contrario, se han escuchado críticas vinculadas a una amnistía para "fugadores" y a un control más laxo para posibles delitos de lavado de activos. Cristina Kirchner, que reaparecerá en público el próximo 25 de mayo, probablemente retome este tema y no se ahorrará críticas a Caputo, a quien califica como "endeudador serial".
Pero la realidad es que, desde que Cristina está reclamando una solución para que los argentinos voluntariamente se desprendan de sus dólares del colchón, nadie como Caputo se había mostrado tan en sintonía.