Sigue el furor por la verdulería que es más barata que el Mercado Central y se volvió un fenómeno popular
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En un contexto económico marcado por la suba sostenida de precios y la pérdida de poder adquisitivo, una verdulería del sur del conurbano bonaerense logró posicionarse como un punto de referencia para consumidores mayoristas y minoristas de distintos barrios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Se trata de La Nueva Luna, ubicada sobre la avenida Eva Perón 274, frente a la estación de tren de Guernica, en el partido de Presidente Perón, que se volvió conocida por ofrecer frutas y verduras a precios considerablemente más bajos que los del Mercado Central.
El modelo comercial implementado por este comercio se basa en la producción directa, sin intermediarios, lo que permite una reducción significativa en los costos finales. A través de un esquema que va del campo al consumidor sin pasar por distribuidores, los productos llegan directamente desde la producción hasta el punto de venta. Esto posibilita que, por ejemplo, el morrón se ofrezca a $100 el kilo, el tomate a $50 el kilo o una bolsa de papa de cinco kilos a valores que oscilan entre $500 y $6500, dependiendo del día y la promoción vigente.
Los precios son difundidos diariamente a través de redes sociales, principalmente Facebook e Instagram, lo que amplifica el alcance de las ofertas y atrae a consumidores de localidades cercanas como Glew, Longchamps, Burzaco, Alejandro Korn, y también de zonas más alejadas. Las publicaciones en redes funcionan como un canal de comunicación directo y se actualizan con frecuencia, informando la disponibilidad de productos, precios y condiciones de venta.
La apertura del local es a las 8.00, pero la demanda es tal que los clientes comienzan a formar fila en la madrugada. Durante los fines de semana, especialmente los sábados, las veredas que rodean la estación de tren de Guernica se llenan de personas desde las 3.00 o 4.00 de la mañana. Muchos llegan con changuitos, valijas o cochecitos de bebé adaptados para transportar mercadería. El objetivo es claro: aprovechar la oferta de productos frescos a precios bajos y abastecerse por quincena o por mes.
La propuesta de La Nueva Luna también contempla al público mayorista. Comerciantes, feriantes y revendedores forman parte de la clientela habitual. La oferta para este segmento incluye cajones y bolsas de productos a precios competitivos, como el cajón de tomate a $10.000, el morrón verde por jaula a $10.000, la banana salvita en cajón de 20 kilos a $16.000 o una bolsa combinada de zapallo y batata de 22 kilos a $6.000.
Por qué la verdulería vende más barato que el Mercado Central: los precios
En el mercado minorista, los precios siguen siendo un factor determinante en la elección del punto de compra. Durante los últimos días, se ofrecieron dos kilos de zanahoria a $999, palta a dos unidades por $1500, anco a $499 el kilo, manzana a $2500 los dos kilos y banana premium a $750 el kilo. La rotación constante de mercadería y la actualización diaria de precios permiten que los consumidores puedan acceder a productos frescos a valores por debajo de la media del mercado.
Según testimonios recogidos por medios televisivos y digitales, uno de los empleados del comercio señaló que la estrategia de venta busca evitar márgenes de ganancia elevados para ofrecer precios accesibles. "Somos productores. Por eso podemos vender barato", expresó. Este esquema también responde a una lógica de comercialización que apunta a sostener un volumen alto de ventas en lugar de una rentabilidad basada en el margen por unidad.
En términos logísticos, la cadena de suministro que sostiene a La Nueva Luna se basa en la producción hortícola propia, el transporte directo y la venta sin intermediarios. La mercadería es cargada en camiones que salen del campo y llegan directamente al punto de venta, lo que elimina costos asociados al almacenamiento en depósitos, al empaquetado industrial y al transporte a través de distribuidores.
Este tipo de iniciativa permite evidenciar la diferencia entre el valor de origen de los productos agrícolas y el precio final al consumidor, al tiempo que pone en discusión el peso que tienen los intermediarios en la formación de precios. La posibilidad de que los productores accedan directamente al mercado minorista y mayorista genera beneficios económicos tanto para los consumidores como para los trabajadores rurales involucrados.
Un fenómeno creciente
El caso de La Nueva Luna no es aislado, pero sí es representativo de un fenómeno creciente: la búsqueda de alternativas comerciales que rompan con la cadena tradicional de distribución de alimentos. En un escenario en el que el precio de la canasta básica continúa en alza, las propuestas que permiten comprar frutas y verduras a valores accesibles cobran cada vez mayor relevancia en la planificación de consumo de miles de familias.
Además, el impacto de esta verdulería trasciende lo estrictamente económico. Las largas filas en la madrugada, la llegada de personas desde distintas localidades del conurbano, el uso de redes sociales como canal de promoción y la articulación entre producción, distribución y consumo configuran una experiencia que combina elementos tradicionales con herramientas contemporáneas.
El fenómeno también fue recogido por medios de comunicación nacionales, lo que amplificó su visibilidad y generó una mayor afluencia de público. En varias entrevistas, los encargados destacaron que el objetivo es sostener los precios bajos a través del volumen de ventas, priorizando la rotación rápida de mercadería y la fidelización de la clientela.